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Proliferaciones Algares Nocivas


Enviado por   •  26 de Noviembre de 2013  •  7.476 Palabras (30 Páginas)  •  276 Visitas

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CONTEXTO HISTÓRICO

Las mareas rojas son un curioso fenómeno que le da un tinte sanguinolento a las aguas (por eso también se las conoce como hemotalasias, del griego hematos, sangre; y thalasos, mar). Estas rojizas manifestaciones han recibido multitud de nombres dependiendo del lugar geográfico dónde nos encontremos. En México se las conoce como “agua amarga” o “agují”. Ese mismo nombre se utiliza en Cuba, además del de “tingui”. En Perú es el “aguaje”; “huirihue” o “virigüe” en Chile; “el turbio”, en Venezuela; “purga do mar”, en España (Galicia); “eau rouges”, en Francia; “l’acqua rossa”, en Italia; “red tides” o “red waters”, en Inglaterra; “akashisho”, en Japón…

Hoy sabemos que a lo largo de la historia de la humanidad ha corrido la voz entre los habitantes de la costa que el mar puede tornarse de un color rojizo y matar bancos completos de peces y otros tipos de vida marina. De forma similar, las aguas se convirtieron en un lugar adverso para los egipcios cuyo faraón no permitió la salida de los judíos, según narra el viejo testamento. Las así llamadas “mareas rojas” aparecen, de tiempo en tiempo, para asolar a las comunidades costeras desde que tenemos registro histórico.

El origen del nombre “marea roja” se debe a una antigua leyenda croata que data del siglo VI a.C. La historia está ambientada en el pueblo de Sebenico (lugar donde se cree que por primera vez en la historia se percibió de una forma notable una marea roja). Este pueblo se encontraba situado en la zona central de Dalmacia en la moderna Croacia, junto a la desembocadura del río Krka en la costa del mar Adriático. El día de la Gran Marea (nombre original para Marea roja), comenzó como uno más para sus habitantes. La doncella del pueblo, doña Johanaburgensen, se encontraba en su lecho junto a su prometido Zlatan Fachovich. Ella se dio cuenta que, al ser 27 de junio, era el día habitual de su período y le pidió a Zlatan que la dejara descansar. Haciendo caso omiso a los ruegos de su prometida, Zlatan la forzó a tener relaciones. Al terminar, el joven, quien luego sería el futuro rey Wenceslao III de Bohemia, dándose cuenta del error cometido (la pena era la cárcel), esperó a que su prometida se durmiera, la ahogó con una almohada ensangrentada y la arrojó en las aguas de la isla de Cres, donde algunos pobladores recuerdan que aún en nuestros tiempos, todas las noches de 27 de junio, el mar se vuelve a tornar de rojo, no por la acción del plancton, sino por la menstruación de la doncella.

Pero como hemos indicado anteriormente, tal vez la primera descripción detallada de una marea roja se encuentre en el Antiguo Testamento de la Biblia. En el libro del Éxodo, versículos 7:20 a 7:21 podemos leer lo siguiente: “Y todo el agua que estaba en el Nilo se convirtió en sangre. Y los peces que estaban el Nilo murieron, y el Nilo se tornó contaminado, tal que los egipcios no podían beber el agua del Nilo”.

Además, según algunos autores, el Mar Rojo recibió ese nombre porque las hemotalasias son muy frecuentes en sus aguas.

Durante cientos de años nadie ha podido explicar de forma satisfactoria las mareas rojas. Los antiguos griegos las relacionaban con la furia del dios Poseidón. En la Edad Media se hablaba de una “purgación” de los lechos marinos. Algunos naturalistas estimaban que era el resultado de influencias lunares. Otros hablaban de silenciosas erupciones volcánicas, y no faltaron las hipótesis de algunos químicos que trataron de resolver el enigma mediante enrevesadas explicaciones sobre sustancias químicas venenosas producidas bajo el efecto del fuego central en las entrañas del planeta.

El primer registro oficial que tenemos del avistamiento de una marea roja data del año 1827, en el que el naturalista Poepping informó sobre una discoloración del agua en las costas de Valdivia. Ocho años después, el naturalista inglés Charles Darwin describió una situación similar de este fenómeno, que tuvo la oportunidad de presenciar en dos ocasiones. La primera en 1835 en Concepción (zona centro-sur de Chile) y meses más tarde al sur de Valparaíso. En su diario de viaje (1839) escribió que el agua “rebullía de pequeños organismos, que se movían en todas direcciones y a menudo estallaban...”. Estos microorganismos, posteriormente fueron identificados como Mesodinium rubrum.

Por fin, en la primera mitad del siglo XX se comienza a estudiar con rigor científico el por qué de las mareas rojas. Myrtle Elizabeth Johnson y Harry Snook escribieron el primer libro sobre los animales de las costas en 1927, y en él hacen una breve referencia a las mareas rojas, que en esos días se las llamaba “aguas rojas”:

“Cuando aparece una gran cantidad de ciertos dinoflagelados a menudo vemos parches de ‘agua roja’ en el día y exhibiciones luminosas que las acompañan durante la noche. Muchos animales marinos son capaces de producir luz, pero estos protozoarios son la causa de la fosforescencia difusa vista frecuentemente en los rompeolas durante el verano y a comienzos de otoño. Esta luminiscencia es con frecuencia espectacular y hermosa cuando se ve en una noche oscura.

Los peces en el agua brillan con una luz azul verde cuando nadan en los alrededores, y la estela de un barco se convierte en un largo rastro de luz tenue. La resaca se ilumina brillantemente y si uno camina sobre la arena mojada, repentinamente aparecen y desaparecen puntos chispeantes de luz a varios pies a la redonda. Sacudiendo un poco de agua en una botella, se pueden producir repentinos destellos brillantes, porque los animales brillan de manera intensa momentáneamente cuando son agitados en vez de emitir una luz continua.

Muchas especies de dinoflagelados son luminosas cuando son estimuladas, pero las más importantes son Gonyaulax polyedra Stein y Prorocentrum micans Ehrenberg. Los dinoflagelados se llaman así porque generalmente están provistos de dos flagelos, o diminutos “látigos”, que usan en su locomoción. Algunas clases de dinoflagelados producen una coloración verde amarillenta que, al igual que en el caso de las aguas rojas, por la noche emite luz.

Las consecuencias de brotes extensos de agua roja son el decaimiento de un inconcebible número de cuerpos microscópicos arrojados sobre la playa, causando olores muy ofensivos y envenenando el agua lo suficiente como para matar a animales como pepinos de mar, cangrejos e incluso peces, con el resultado que sus cuerpos cubren las playas e incrementa la peste”.

En la actualidad sabemos que las floraciones de dinoflagelados se deben a diversos factores, como la temperatura, salinidad, pH, luminosidad, corrientes

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