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Psicosis Delirante Aguda

ErMoes30 de Septiembre de 2013

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PSICOSIS DELIRANTE AGUDA:

DELIRIO:

Definición:

Según la definición, el delirio es una confusión severa y repentina, así como cambios rápidos en la función cerebral, que ocurren por una enfermedad física o mental. Este delirio, generalmente, es temporal y reversible, aunque puede ocurrir que no.

También podemos hablar de delirio como una perturbación y excitación mental causada por una enfermedad o una fuerte pasión, que en algunos casos, no obedece a la razón ni a la propia voluntad.

Causas:

Son demasiados para ordenar por patología específica, pero las categorías principales de la causa del delirio son:

Enfermedad crítica:

La manifestación más común de comportamiento de disfunción cerebral aguda es delirio, que se produce en hasta un 60% a 80% de pacientes con asistencia respiratoria mecánica.

En relación con esta enfermedad, el delirio agudo se asocia con complicaciones de la ventilación mecánica, incluyendo neumonía nosocomial, reintubación…

Los ancianos pueden ser un riesgo particular de este espectro de delirio y demencia. Un firme entendimiento de los mecanismos patofisiológicas de delirio sigue siendo esquivo a pesar de la mejora del diagnóstico y tratamientos potenciales.

Retirada de la sustancia:

La retirada de drogas es una causa frecuente de delirio. Una de las más notables es el síndrome de abstinencia alcohólica, pero otros retiros de drogas tanto lícitas como ilícitas pueden causar delirio.

Trastornos cerebrales estructurales brutos:

Traumatismos craneales.

Daños estructurales graves de enfermedad cerebral (accidente cerebrovascular, sangrado espontáneo, tumor, etc.).

Trastornos neurológicos:

Diversos trastornos neurológicos.

Falta de sueño.

Circulatorio:

Hipertensión intracraneal.

Falta de combustibles metabólicos esenciales, nutrientes, etc:

Hipoxia.

Hipoglucemia.

Desequilibrio de electrolitos (deshidratación, intoxicación por agua).

Intoxicación:

Intoxicación por diversas drogas, alcohol, anestésicos…

Venenos (incluyendo monóxido de carbono y bloqueo metabólico).

Medicamentos incluyendo medicamentos psicotrópicos.

Enfermedad mental:

Algunas enfermedades mentales, como la manía, o algunos tipos de psicosis aguda, pueden causar un deterioro rápidamente notorio de la función cognitiva y la capacidad de atención. Sin embargo, no son técnicamente causas de delirio.

LA EXPERIENCIA DELIRANTE

Después de explicar lo que es un delirio y a que se debe, vamos a centrarnos más en el delirio relacionado con las enfermedades mentales, por lo tanto:

Los delirios aparecen con frecuencia debido a una cargada herencia psicopática, más o menos desequilibrada, o a un carácter psicopático. A veces aparecen consecutivamente a una emoción, pero también, por lo general, aparecen sin causa aparente, con una brusquedad sorprendente. Según nos dice Magnan: “brota violentamente con la instantaneidad de una inspiración”. También pueden deberse a las causas expuestas anteriormente a lo referente a delirios, ya que la propia base de la experiencia delirante, son los delirios.

El delirio es polimorfo, es decir, que sus temas son múltiples y variables: de persecución, de grandeza, de transformación sexual… Generalmente se imbrican, se mezclan y sufren metamorfosis. Los enfermos se sienten súbitamente embrujados, espiados, envenenados…

Este carácter polimorfo se manifiesta también en la yuxtaposición de los fenómenos que lo componen. Clásicamente, se distingue entre convicciones e intuiciones que irrumpen en el psiquismo. Pero las alucinaciones son numerosas y exuberantes, con frecuencia auditivas, pero más generalmente psíquicas (voces, eco del pensamiento, inspiraciones…). Están asociadas a interpretaciones delirantes, a elementos imaginativos, ilusiones, sentimientos e impresiones que manifiestan la incoercibilidad de la experiencia delirante vivenciada, en una atmósfera de misterio y apocalipsis.

Las variaciones del cuadro clínico son características de esta rica diversidad de episodios que se imbrican y se suceden. El enfermo presenta cambios de humor y violentas oscilaciones, como “oleadas” de delirio. Los temas por, lo general, están mal hilvanados y sin sistematización. Incluso cuando el delirio se concentra sobre un tema, acaba por desbordarlo o metamorfosearlo en temas derivados o sustitutivos, siendo sensibles a nuevos cambios.

El delirio es vivenciado dentro del campo de la conciencia como una experiencia irrefutable, de donde deriva la intensidad de las reacciones afectivas, y a veces medicolegales. Estas experiencias se imponen al sujeto como si se trataran de acontecimientos del mundo exterior, como revelaciones inauditas que reclaman una inmediata convicción. Dicha característica depende de la constitución misma de la experiencia, que se impone como los sueños al soñador. Así las creencias delirantes, por intensas que sean, son también variables y oscilantes.

Alteración de la conciencia:

Durante una experiencia delirante, el enfermo mantiene la lucidez (al menos aparentemente) intacta y además continua comunicándose con los otros de manera coherente. Sin embargo, existe una desestructuración de la conciencia, que equivale a una especie de hipnosis o de fascinación por lo imaginario, de desdoblamiento de la experiencia actual, la cual parece como dividida entre el polo predominante del delirio y el de la realidad, de donde deriva el doble carácter artificial y alucinatorio de las vivencias.

En este momento de hipnosis delirante el paciente se encuentra distraído, ausente, ensimismado y con actitudes meditativas o de escucha, a través de las cuales se manifiesta la vivencia del delirio como el desarrollo de una experiencia de la cual es juguete, espectador y autor y de la cual saldrá como de una pesadilla como de una pesadilla o de una incomprensible fascinación.

Alteración tímica:

Efectivamente, el humor esta alterado de manera constante. Junto a la súbita aparición del delirio, aparecen violentos estados afectivos. En ocasiones el sujeto presenta un cuadro clínico parecido al de un maniaco, y otras, se halla preso gran angustia, más cercano a una experiencia melancólica. Desde este punto, el paciente puede desarrollar mutismo, ideas de muerte o rechazo de los alimentos.

De aquí se desprende que el delirante se presenta a veces como un excitado, otras como un melancólico y otras ambas a la vez, viviendo un verdadero estado mixto. Esta combinación de estados es tan característica de los brotes delirantes polimorfos que muchos autores lo han situado dentro de los estados maniaco-depresivos, por lo que a veces en la clínica es difícil establecer un diagnostico diferencial entre una “bouffée” delirante y una crisis maniacodepresiva.

Los clásicos hablaban de la falta de existencia de síntomas somáticos en las experiencias delirantes poliformas, aunque actualmente se habla de síntomas característicos de las crisis de manía o de melancolía, como son el insomnio o la agravación del síndrome mental o autolesiones. Los trastornos digestivos son casi constantes, llegando al rechazo de alimentos, lengua saburral (aparición de manchas blanquecinas en la lengua) o constipación. La eliminación urinaria esta disminuida o la tensión descendida.

Como dato curioso, hay que destacar que en las mujeres se puede llegar a suspender con frecuencia la menstruación.

Evolución de la experiencia delirante:

El fin de la experiencia delirante es comúnmente muy brusco, y se produce después de periodos cortos: después de algunos días o semanas, aunque en casos muy raros, se produce pasados meses. Es como si se produjese un despertar. Aunque la experiencia delirante cese, no quiere decir que el paciente vuelva a sufrir una recaída, ya que mantiene una predisposición o base constitucional a delirar.

Por otro lado, si la experiencia delirante se repite en numerosas ocasiones o se mantiene durante largo tiempo, estos delirios pueden llegar a evolucionar y desencadenar una esquizofrenia.

Por lo tanto, como para cualquier enfermedad, para saber si los delirios evolucionan favorablemente o negativamente, tenemos que fijarnos en los síntomas, diferenciando entre:

Síntomas de mal pronóstico:

La importancia del  automatismo mental. Este síntoma nos habla de la aparición automática de una actividad involuntaria, perfectamente neutra y atemática.

La sistematización de las ideas delirantes.

La duración de la crisis: persistencia de los delirios y alucinaciones.

Afectación de la personalidad: disociación psicótica.

Replegamiento autístico, con incapacidad de recuperar empatía y afectividad previa.

Falta de conciencia de la enfermedad.

Síntomas de buen pronóstico:

La brusquedad del delirio.

La riqueza imaginativa del delirio.

Los trastornos de conciencia añadidos.

Los antecedentes neuróticos.

La dramatización teatral de la experiencia delirante.

La brevedad de la crisis.

Formas clínicas de la experiencia delirante:

Podemos destacar tres formas:

Psicosis imaginativas agudas:

Sobre una constitución mitómana e histérica.

Fabulación sobre temática rica en peripecias, aventuras románticas, lujo de detalles pintorescos, etc.

Psicosis interpretativas

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