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Rol Del Ingeniero En La Empresa

Gabocela21 de Diciembre de 2012

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LA FUNCION DEL INGENIERO EN EL MODELO ACTUAL DE DESARROLLO

Ensayo sobre un rol estratégico no asumido

Por el Ing. Horacio G. Corbière

Presidente de COINTEC

En la concepción tradicional, podríamos decir que el ingeniero está para definir, diseñar, construir y

operar proyectos de inversión técnica. Motivado por el Congreso Mundial de Ingeniería 2010, en este

ensayo voy a tratar de fundamentar que hoy, su función ha cambiado sustancialmente y tiene un nuevo

rol estratégico en el desarrollo económico que debe asumir.

El proceso global de los años 90, se caracterizó por la amplia apertura económica de las

fronteras de la Argentina a través de la cual ingresaron en forma indiscriminada empresas con

gran capacidad de financiamiento y una tecnología desarrollada, para participar como actores

privilegiados del desarrollo de nuestro país en un Mundo global.

Se realizaron numerosas privatizaciones de empresas públicas, se despidió personal

superabundante, se suspendieron notoriamente las obras públicas, se generó un vacío

generacional en los perfiles técnicos y volvimos los argentinos a comprar electrodomésticos

importados, teléfonos celulares, computadoras.

Al mismo tiempo, ayudados por el capital que ingresaba y la tecnología de empresas

petroleras internacionales, nos dedicamos eficientemente a desarrollar el mercado del gas y

del petróleo, al desarrollo de productos agropecuarios y a la industria automotriz.

En nuestro país, este modelo estalló en el año 2002, en una debacle social tristemente

recordada.

La economía global, combinada con el nuevo paradigma de la economía del conocimiento,

genera un ambiente de desarrollo económico que requiere de una adaptación de las funciones

de los agentes que interactúan. No resulta posible abordar nuevas formas de desarrollo

económico con funciones obsoletas de sus agentes.

Caído el muro de Berlín y con él las ideologías, la democracia y el liberalismo se presenta

como la forma de gobierno más difundida.

En este esquema económico, los productos y servicios deben ser producidos con una

eficiencia tal que se maximice el rendimiento económico del proceso productivo.

Mayor rapidez, mejor calidad y al más bajo costo, serían las leyendas que cualquier empresa

industrial ostentaría con orgullo en los mármoles de entrada de los ingresos a sus plantas

industriales.

Y la tecnología cumple un rol protagónico en el cumplimiento de estos tres objetivos.

La tecnología y su conocimiento asociado son los motores del modelo de desarrollo

económico actual.

Los países desarrollados, por razones históricas relacionadas con situaciones antropológicas

de ubicación primitiva del hombre sobre la tierra o en algunos casos por la falta de recursos

naturales, comenzaron antes con el desarrollo tecnológico.

Desde aquel momento, esa tecnología genera bienes y servicios útiles que generan ganancias

formando capitales que en la estructura global fluyen trasnacionalmente.

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Estos capitales, reinvierten parte de sus ganancias en investigación y desarrollo, generando

nuevas tecnologías de mayor complejidad.

La tecnología, es el resultado de una larga concatenación de pequeños logros que

relacionados determinan un todo tecnológico.

Cada uno de estos pasos son, generalmente, fácilmente comprensibles. Sin embargo la larga

cadena de estos eventos se vuelve misteriosa e incomprensible cuando solamente vemos los

eslabones extremos.

Durante muchos años Argentina se dedicó a comprar productos industriales, tecnológicos y

del conocimiento, pagando – fundamentalmente - con recursos provenientes del petróleo, los

granos, la carne y el endeudamiento.

Al mismo tiempo, las empresas vendedoras, con los recursos recibidos de nuestro país, fueron

a sus laboratorios a desarrollar productos con mayor valor agregado debiendo destinar más

recursos para comprarlos, en una rueda interminable y agotadora. Todos conocemos los IPad,

los IPhone, los televisores LED 3D, etc., etc., etc…

Es decir, en estos mecanismos de transacción, hay una relación dominante del proceso

económico que se produce cuando el capital está biunívocamente asociado con la tecnología.

Es lo que en alguna ponencia para México llamé Captec, comparándolo a Cortés, el

conquistador de México.

Queda de manifiesto aquí la importancia de la tecnología.

Ahora bien, en este contexto, qué sucede con la función actual del ingeniero.

En las líneas que siguen, trataré de sustentar la idea de que la función estratégica del

ingeniero hoy es absorber la tecnología involucrada en cada inversión técnica, custodiarla y

ponerla a disposición del capital inversor para dinamizar el proceso económico.

Para apoyar esta idea, vayamos a nuestro mercado; el de las inversiones técnicas.

En nuestro país, las empresas puramente de ingeniería y consultoría tienen estructuras

laborales que emplean entre 10 y 100 veces menos profesionales que sus homónimas en

Brasil, México, Chile o Colombia.

Esta situación se da, porque no existe una conciencia clara del valor que tiene la preservación

de la tecnología puesta en juego en las inversiones técnicas y por tanto muchos de los

procesos que se emplean en Argentina para realizar inversiones públicas y privadas dilapidan

la tecnología pagada con la inversión.

En todo contrato de inversión, se transan materiales correspondientes a las obras a cambio de

dinero. Pero hay una tercera cosa, un nuevo material estratégico e invisible que el inversor

compró junto con la obra, que de no tratarse adecuadamente se pierde. Este nuevo material

es la tecnología, que correctamente almacenada puede transarse para dinamizar la economía.

Naturalmente, para emplear el beneficio de la tecnología involucrada, es menester establecer

los mecanismos que permitan absorberla y disponerla libremente.

Analicemos el ejemplo de una forma contractual usual que origina la pérdida del componente

tecnológico de una inversión.

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Las empresas gubernamentales administradoras, basadas en un punto de vista

exclusivamente económico de la inversión, tienden a pensar que la mejor forma para llevar a

cabo un nuevo proyecto sin inconvenientes es la modalidad EPC - Engineering, Procurement

and Construction.

Aparecen dos figuras. La del Inversor, generalmente el Estado que paga y el Contratista EPC

que desarrolla la ingeniería, compra, construye y se responsabiliza por los resultados.

Esta modalidad, no deja margen para la inclusión de una tercera figura, la del Consultor,

Ingeniero o Interventor – en la terminología de la legislación colombiana - que se hubiera

hecho responsable de la ingeniería, la calidad de la obra y la administración del contrato.

De hecho, esta modalidad unifica la responsabilidad del proyecto facilitando su administración,

resultando sumamente atrayente desde el punto de vista económico, financiero y legal.

Sin embargo, desde el punto de vista de la ingeniería, la técnica, el conocimiento, la ciencia y

la estrategia nacional, esta modalidad dilapida el conocimiento involucrado como un futuro

bien transable dinamizador del proceso económico.

Esta pérdida se origina en un conflicto de intereses.

En efecto, una empresa nacional que se presenta a un contrato EPC en este sector,

generalmente se encuentra asociada a una empresa extranjera que cumple las funciones de

socio tecnológico.

Las empresas nacionales que se consorcian con socios tecnológicos para este tipo de

contratos, tienen un neto perfil constructor y su objetivo fundamental es el de obtener

beneficios económicos por su trabajo.

En estos casos, la tecnología en cuestión es absorbida parcialmente por los profesionales de

las mismas que a la larga o a la corta cambian de puesto de trabajo, con lo cual el

conocimiento tecnológico que encierra haber participado en un proyecto de este tipo se

atomiza desapareciendo del mercado nacional como un todo aplicable a otro proyecto.

En resumen, una empresa nacional que se presenta a un contrato EPC que encierra

tecnología, no tiene como meta empresaria custodiar la tecnología puesta en juego sino

obtener rédito económico, por lo que la tecnología transada se pierde o bien en el mejor de los

casos, queda almacenada junto al capital de esa empresa y para el uso exclusivo en

proyectos de la misma.

Hablamos hasta ahora del contrato EPC. Sin embargo hay muchas otras modalidades de

gerenciamientos de inversiones en Argentina que dilapidan la experiencia y la tecnología como

un bien transable futuro.

En muchos casos, el Estado considera que es mejor realizar las administraciones,

gerenciamientos e inspecciones de sus inversiones públicas a través de sus propias

reparticiones y capacitan personal en nuevas tecnologías, compran sistemas informáticos y los

desarrollan, capacitan profesionales en las más variadas disciplinas.

Aún siendo económicos y eficientes, en este caso el Estado está perdiendo

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