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Salud Humana


Enviado por   •  4 de Agosto de 2013  •  3.696 Palabras (15 Páginas)  •  325 Visitas

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SALUD PARA EL DESARROLLO HUMANO

El paradigma de desarrollo humano hace especial énfasis en la oportunidad de llevar una vida larga y saludable. Tanto así que esta variable es una de las tres que construyen el Índice de Desarrollo Humano (IDH), a partir del análisis de la situación y posición de mujeres y hombres en cuestiones como la nutrición y la esperanza de vida.

La condición de salud de hombres y mujeres no sólo depende de sus particularidades anatómicas y fisiológicas. La condición de género, la situación socioeconómica, el origen étnico-racial, el acceso a la salud y a una alimentación adecuada, el comportamiento reproductivo y el acceso a métodos de planificación, el equilibrio psico-social, etc. son algunos de los factores que determinan el goce de un nivel adecuado de salud.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en cuestiones de salud, la igualdad de género significa que las mujeres y los hombres disfruten de las mismas oportunidades para mantener su salud, contribuyan al desarrollo de la salud colectiva, y puedan beneficiarse de este desarrollo (OPS, 2005). Alcanzar la igualdad de género en salud implicaría, por tanto, eliminar las diferencias en las oportunidades de disfrutar de buena salud, y de no morir ni sufrir discapacidades por causas prevenibles. Implicaría que los recursos y servicios se asignen diferencialmente de acuerdo con las necesidades de cada sexo y en función de cada contexto socioeconómico, es decir, que los servicios se paguen también en función de las capacidades socioeconómicas de cada persona (Gómez, 2000).

Las mujeres tienen una esperanza de vida más larga que los hombres y mayor probabilidad de supervivencia - las niñas tienen mayor probabilidad de sobrevivir en el útero, durante la niñez, la adolescencia y la edad adulta-. Sin embargo, entre los grupos de población más desfavorecidos, la brecha entre la expectativa de vida masculina y femenina disminuye o desaparece porque entran en juego otros factores como el acceso a la salud, la violencia, la mortalidad materna y satisfacción de las necesidades básicas, que afectan en mayor medida a las mujeres (OPS, s/a).

Existen factores como la división sexual del trabajo y la distribución desigual de recursos en el seno de la familia que inciden en la capacidad de las mujeres a acceder a servicios de salud. El trabajo reproductivo asignado históricamente a las mujeres, su alto grado de participación en la economía informal y en empleos precarios, y el menor poder adquisitivo, son algunos de los factores que crean inequidades de género en el acceso a la salud, puesto que los sistemas públicos de protección social están directamente asociados con la participación de las personas en la economía productiva. Con frecuencia las mujeres no pueden acceder a servicios básicos de salud o a una buena nutrición, ya que son sus parejas las que controlan los ingresos del hogar y el acceso los medios de transporte. Además, el cuidado de las personas dependientes dificulta que las mujeres puedan ausentarse para recibir tratamiento o acudir a los centros de salud.

La construcción social de género influye en la percepción de la salud y las actitudes y conductas de hombres y mujeres en cuanto a la búsqueda de la atención de salud. La socialización masculina genera efectos sobre la salud de los hombres como la reprobación de la expresión de sentimientos, la tendencia a comportamientos de riesgo, la violencia, el contacto sexual inseguro, el tabaquismo, el consumo de alcohol y drogas, los hábitos alimentarios deficientes, la falta de ejercicio, la falta de prevención y una tasa mayor de suicidio, etc. que influyen directamente en el aumento de la brecha de expectativa de vida entre hombres y mujeres (Rohlfs, 2003).

Las mujeres son, por distintos motivos, quienes más utilizan los servicios de salud. Por un lado, su función reproductora implica una serie de controles ginecológicos y obstétricos. Por otro, la distribución sexual del trabajo y los roles de género las involucran en las tareas de cuidado de los hijos e hijas, personas ancianas y enfermas. Y su mayor longevidad requiere mayor dependencia de los servicios de salud dado que tienen más posibilidades de sufrir enfermedades relacionadas con la vejez.

En base a estas características se identifican también las desigualdades. Así, las instituciones de salud presentan una serie de desigualdades estructurales relacionadas, por ejemplo, con los subsidios financieros que se dan o no a determinados productos: los anticonceptivos y otros productos asociados a la función reproductiva de la mujer y la planificación familiar, no suelen estar subvencionados con dinero del Estado. Además, los seguros sanitarios para mujeres son más caros por el “riesgo de embarazo” y a menudo, no brindan cobertura médica hasta pasados varios meses de estar aseguradas (Gómez, 2002).

Las reformas del sector salud

Según la Organización Panamericana de la Salud, OPS, las actuales reformas del sector de la salud están aumentando las inequidades de género, tanto en la utilización como en la provisión de atención. Las repercusiones adversas de medidas como la recuperación de costos en el sector público, la privatización del financiamiento de la atención, la reducción del gasto público en salud y ciertas estrategias de descentralización, tienden a afectar desproporcionadamente a las mujeres, particularmente las de menos recursos económicos, por las siguientes razones:

• Las mujeres tienen mayor necesidad de servicios de salud que los hombres a lo largo de la vida, especialmente en relación a su mayor longevidad y a su función reproductora.

• Las mujeres constituyen la mayoría de los pobres y, por razón de su participación desventajosa.

• en el mercado de trabajo, tienen menos acceso que los hombres a los recursos económicos y laborales que permiten la “compra” de servicios y la participación directa en sistemas de aseguramiento de salud.

• Por razón del “riesgo de embarazo”, el acceso de las mujeres en edades reproductivas a planes de aseguramiento de salud frecuentemente implica cuotas económicas más altas que para los hombres.

• Pese a la función protagónica de las mujeres en la gestión de la salud — a nivel institucional, familiar o comunal—, siguen sub-representadas en las estructuras de poder local, nacional y sectorial que definen prioridades y asignan recursos, de forma que a menudo sus necesidades no son consideradas.

• Los recortes en los servicios de salud

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