Sindrome De Hunchiston Gilford
PaoNasa13 de Junio de 2013
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SÍNDROME DE HUTCHINSON-GILFORD
Fue descrito por vez primera por Jonathan Hutchinson en 1886, y actualmente existen alrededor de 50 casos en todo el mundo. El nombre de este síndrome deriva de la palabra griega ‘’geras’’, que significa viejo, y fue acuñado por Gilford en 1904, dadas las características del cuadro clínico.
Es causado por una mutación puntual nueva, autosómica dominante en el gen LMNA, que codifica la síntesis de dos proteínas estructurales, lámina A y lámina C, de la lámina del núcleo, una armazón que ayuda a mantener la estructura de la cromatina y organizar procesos como la síntesis de ADN y ARN (3,7). Las láminas A y C son muy similares en su secuencia de aminoácidos, pero la lámina A es un poco más larga (7). La mutación del gene LMNA (7) que se ha encontrado en la mayoría de los pacientes con SPHG es una mutación puntual que reemplaza al nucleótido citosina con timina en la posición 1824 (C1824T), también llamada Gli608Gli para referirse a la posición en la molécula de lámina A afectada. Como resultado de la mutación se produce una versión anormal de lámina A llamada progerina, la cual tiene 50 aminoácidos menos en uno de sus extremos y no puede ser procesada correctamente dentro de las células. Cuando se incorpora en la lámina del núcleo altera la forma y ocasiona inestabilidad de la envoltura nuclear. Su acumulación progresiva parece dañar la estructura y la función del núcleo, lo que lleva a la muerte celular prematura. Otras mutaciones en el mismo gen han sido identificadas en un pequeño número de personas que padecen del SPHG.
Las células presentan un núcleo con alteraciones estructurales (herniaciones y lóbulos) así como defectos en la organización de la heterocromatina. Molecularmente presentan un defecto en el mecanismo de reparación del ADN como consecuencia de la rotura de la hélice doble.
El síndrome de Hutchinson-Gilford, también llamado progeria, es un trastorno genético que se caracteriza por una aceleración en el proceso natural de envejecimiento y que se produce en edades tempranas de la vida. Este proceso de envejecimiento ocurre entre 5 y 10 veces más rápido de lo habitual, por lo que estos pacientes se ven afectados desde la infancia. La presentación clínica no se hace evidente al nacimiento, sino después del primer año de edad. El proceso de crecimiento normal comienza en el nacimiento y el niño crece hasta unas 20 pulgadas de altura. Este rápido crecimiento continuará durante aproximadamente 12 meses con un crecimiento promedio de 10 pulgadas. En el segundo año de vida el crecimiento se reduce a la mitad pasando a ser de unas 5 pulgadas. De los 2 a los 12 años crecen incluso más despacio, muchos niños crecen un promedio de 2 a 2.5 pulgadas por año hasta el comienzo de la pubertad. La pubertad (de 16 a 18 años) empieza con otra aceleración en el crecimiento. El crecimiento total es determinado por la genética, la edad del niño al final de la pubertad y la duración del tiempo y velocidad del crecimiento durante la pubertad. Los niños afectados con el síndrome de Hutchinson-Gilford experimentarán los mismos cambios durante el proceso de envejecimiento a razón de siete veces por encima de lo normal.
Los niños con progeria desarrollan aterosclerosis temprana y el promedio de vida llega hasta los primeros años de la adolescencia, aunque algunos pacientes pueden vivir hasta los 30 años. La causa de muerte generalmente está relacionada con el corazón o un accidente cerebrovascular como resultado de la aterosclerosis progresiva.
La causa principal de la progeria se desconoce, pero es probable que influyan factores hereditarios, la edad de los padres al momento de procrear, o problemas de procreación de parte del padre o la madre. Una gran parte de los defectos celulares de la progeria son el resultado del acúmulo en las células de una proteína mutante, la progerina, dentro de la membrana que rodea el núcleo de la célula. Esta proteína se encuentra en elevada concentración en las células de los pacientes con progeria, lo que tiene como consecuencia una distorsión de la membrana nuclear y el acortamiento de la vida de la célula.
No es bien conocido porqué la acumulación de esta proteína mutada, la progerina, es muy abundante en ciertos tejidos, como el endotelio de los vasos, las células de los músculos lisos y los dientes, mientras que en otros, como el cerebro, se encuentra en escasa cuantía, lo que le salva relativamente del envejecimiento precoz.
La progeria sería en este caso una enfermedad genética, lo que no significa que tenga que ser necesariamente una enfermedad hereditaria. La mayoría de los casos se producen por mutaciones esporádicas, es decir mutaciones que se producen en el gen del individuo afectado, y no transmitidas por sus progenitores.
La progeria ha llegado a ser una enfermedad de conocimiento público, debido a que sus síntomas, que incluyen adelgazamiento y manchas de la piel, reabsorción de la masa ósea, pérdida de cabello y arteriosclerosis, se asemejan bastante al envejecimiento humano normal. La progeria produce un rápido envejecimiento de los niños, comenzando con una deficiencia en el crecimiento durante el primer año de vida que tiene como resultado cuerpos desproporcionadamente pequeños en relación con el tamaño de sus cabezas. Los niños son delgados y presentan calvicie, cara alargada y arrugada y piel de apariencia envejecida. Los niños con progeria desarrollan aterosclerosis temprana. La esperanza de vida para estos niños, si bien es muy variable, nunca supera los 30 años. La piel es delgada y con escaso tejido celular subcutáneo, las uñas son quebradizas, curvadas, amarillentas e incluso pueden faltar en algunos dedos. La muerte prematura se produce por arteriosclerosis o enfermedad cerebro-vascular y falta de medro.
Estos son los principales síntomas característicos de la progeria:
• Deficiencia en el crecimiento durante el primer año de vida
• Cara alargada y arrugada
• Mentón retraído
• Ojos saltones y nariz en forma de pico
• Calvicie
• Pérdida de las pestañas y las cejas
• Estatura baja
• Cabeza grande para el tamaño de la cara (macrocefalia)
• La fontanela (punto blando) permanece abierta
• Mandíbula pequeña (micrognatia)
• Piel seca, descamativa y delgada
• Pecho estrecho
• Abdomen abultado
• Huesos deformes
• Enfermedades degenerativas, como la artritis, propias de la vejez
• Rango de movimiento limitado
• Retardo en la formación o ausencia de los dientes
Debido a que la progeria induce envejecimiento precoz, el organismo de los afectados suele desarrollar las siguientes enfermedades:
• Aterosclerosis. En las paredes de las arterias se acumula colesterol y residuos de células musculares y sanguíneas, así como calcio, dando origen a lo que se llama ateroma, que de alcanzar un tamaño que dificulte el paso de la sangre produce obstrucción o aterosclerosis. Este problema puede afectar a cualquier arteria, pero se presenta más en las denominadas coronarias (las que llevan sangre al músculo del corazón), en la aorta (la más grande del cuerpo), y en las del cerebro y extremidades, sobre todo muslos y piernas. Cuando la placa ateromatosa tapa parcial o completamente dichos conductos sanguíneos genera disminución o ausencia total del flujo de la sangre, lo que ocasiona que los órganos no reciban suficiente oxígeno para poder trabajar o no lo tengan en absoluto (oclusión completa), produciéndose la muerte de las células.
• Arteriosclerosis. Engrosamiento y endurecimiento de la pared de las arterias, lo que desencadena problemas cardiacos.
• Artritis. Padecimiento que genera inflamación de una o varias articulaciones, dolor, sensación de rigidez en muñecas, nudillos, dedos, codos, hombros, cadera, rodillas y tobillos, y dificultad para realizar las actividades diarias. Cuando se hace un movimiento, el cuerpo genera roce suave entre los huesos apoyado por los cartílagos, los que a su vez son protegidos y cubiertos por una membrana, llamada sinovial; si esta última es invadida por células dañinas o secreta líquido de manera excesiva, se presenta el trastorno.
• Artrosis. Enfermedad degenerativa caracterizada por desgaste o destrucción del cartílago y deformación de la superficie del hueso de una o más articulaciones; ocasiona intenso dolor e incluso pérdida de movimiento normal.
• Diabetes mellitus. Acumulación excesiva de glucosa en la sangre que se presenta cuando el organismo desarrolla resistencia a los efectos de la insulina (hormona producida por el páncreas, encargada de mantener los niveles de azúcar normales).
• Embolias. Una embolia es la obstrucción parcial o total del torrente sanguíneo, ocasionada por un cuerpo o coágulo; se presenta con más frecuencia en personas con altos niveles de colesterol, hipertensión y en quienes convalecen en cama. Aunque su ataque puede ser mortal, es posible prevenirlo erradicando factores de riesgo.
• Hipercolesterolemia. Nivel elevado de colesterol, el cual limita el libre tránsito de la sangre, pudiendo ser éste el origen de trastornos cardiacos, como infarto.
• Hipertensión. Mal irreversible en el que las vías sanguíneas más pequeñas se angostan o las arterias pierden su elasticidad general, lo que obliga al corazón a bombear con más fuerza para abastecer de sangre a todos los órganos, lo que puede generar problemas graves, como infarto o angina de pecho (obstrucción parcial de las arterias del corazón), pero también dolor de cabeza, fatiga, náuseas,
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