TRABAJO INFANTIL EN LAS ACTIVIDADES DOMÉSTICAS EN EL HOGAR- TRABAJO INTRAFAMILIAR (Santiago Paolillo)
lolasa1233331333Monografía2 de Noviembre de 2017
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TRABAJO INFANTIL EN LAS ACTIVIDADES DOMÉSTICAS EN EL HOGAR- TRABAJO INTRAFAMILIAR (Santiago Paolillo)
Parte I
Introducción
Este trabajo se propuso investigar sobre el tema del trabajo infantil doméstico no remunerado, practicado por niños y adolescentes dentro de sus propios hogares. Busca ahondar en la situación sociológica —y su consecuente correlato para el presente y el futuro de estos integrantes de la sociedad— de niños en edad escolar que quedan a cargo de los principales quehaceres del hogar, como lo es el cuidado de hermanos menores durante casi todo el día en sus domicilios, lavado de la ropa familiar, barrer y lavar los pisos de sus casas y/o cocinar para los demás miembros del grupo familiar o de pertenencia.
En general, los antecedentes muestran que se suele identificar al trabajo infantil tanto con tareas remuneradas como no remuneradas fuera del hogar y en menor medida dentro de sus propios hogares. Esto lo muestra la gran mayoría de los trabajos revisados, que serán analizados en profundidad más adelante.
El trabajo infantil es una problemática que existe y preocupa de la misma manera a nivel nacional y regional. Se han establecido innumerables códigos y decretos para intentar frenar o reducir este fenómeno con los cuales se lograron algunos resultados positivos, pero todavía queda mucho por hacer. Hablamos de niños y adolescentes que trabajan a edades que no deberían, hecho que repercute negativamente en el aspecto físico, psicológico y social de su desarrollo.
Esta investigación se enfoca en el trabajo infantil doméstico no remunerado, entendido como las actividades domésticas que realizan los niños y/o adolescentes al interior de sus hogares en horarios prolongados. Este tipo de fenómenos suele denominarse como "Servicios domésticos no remunerados peligrosos".
La forma de trabajo infantil de interés para esta investigación tiene implicancias sobre los menores que frecuentemente pasan inadvertidas pero son de una importancia capital en su desarrollo normal.
Una situación en que los patrones son: la ausencia de padres o adultos “guías”, el sentimiento de desprotección y la no transmisión de positivos valores socio-culturales y normas de conducta imprescindibles para su maduración social (y, no pocas veces, la recepción —directa o indirecta, incluso por simple imitación— de valores y pautas de comportamiento negativas para su inserción en la sociedad).
El problema sociológico investigado en este trabajo fue abordado en base una combinación de las metodologías cuantitativa y cualitativa, teniendo mayor peso la primera. Las técnicas utilizadas para este trabajo fueron, por lo tanto, la aplicación de cuestionarios a niños y niñas pertenecientes a tres quintos de la escuela Nº 143 del barrio Casabó, en este sentido se trata de un Estudio de caso. A su vez, se realizaron entrevistas en profundidad a adolescentes que realizaban trabajo infantil doméstico no remunerado en sus hogares, quienes relatan la experiencia durante su niñez abocándose a este tipo de tareas y se obtuvieron descripciones detalladas sobre el trabajo que realizan, el tiempo dedicado a él y su relación con la asistencia a centros educativos, las condiciones de sus viviendas y contextos sociales, y el relacionamiento con sus padres, tutores y pares. Asimismo, se entrevistaron a informantes calificados, que son referentes de organizaciones sociales de la zona con conocimiento de la problemática en cuestión.
Marco Conceptual
El Concepto de trabajo infantil
El trabajo infantil se remonta al fondo de los tiempos. Durante la Revolución Industrial, por ejemplo, la cantidad de niños dedicados a trabajar aumentó notoriamente. Esto no ocurrió solamente en Inglaterra, cuna de la Revolución Industrial; otros países de Europa también experimentaron el mismo fenómeno. En América, esta situación se vio reflejada especialmente en Estados Unidos, donde “entre 1853 y 1890 los niños que vagaban en las calles del noreste fueron trasladados forzosamente a trabajar como agrícolas en las plantaciones del sur”[1].
El concepto de “trabajo infantil” ha dado lugar a numerosos debates. A la hora de analizar las múltiples definiciones con que ha sido caracterizado a lo largo de la historia, es posible encontrar grandes diferencias entre ellas. Esto, naturalmente, genera confusión y dificulta la identificación de las situaciones relacionadas con esa realidad.
Algunos autores distinguen entre funciones centrales y funciones secundarias en el trabajo infantil. El sociólogo y profesor de sociología Alison Mac Ewen Scott (1987) sostiene que las funciones secundarias se oponen a las centrales porque aluden a actividades como ayudar a los padres o a algún familiar en cualquier tipo de tarea, por ejemplo. Por lo tanto, las funciones centrales serían aquellas tareas realizadas por menores de edad en las cuales el menor trabaja para terceros y, como consecuencia, recibe una remuneración[2].
Además, como se apreciará en las siguientes páginas, encontramos la mirada que se enfoca en la “reproducción social” del fenómeno, que ocurre cuando “la actividad económica o de reproducción social cotidiana es relevante, en tanto estrategia de supervivencia para él y/o para su familia, grupo, como para el futuro de este niño”[3]. Aquí se incluyen aquellas tareas que no son remuneradas, como lo es el trabajo doméstico al interior de los hogares de los propios niños.
Como fue esbozado anteriormente, se puede establecer una discusión sobre la existencia de definiciones múltiples y diversas con respecto al trabajo infantil.
Aun así, con el paso del tiempo y merced a los intentos de realizar un mayor control en las regulaciones, los organismos internacionales han arribado a un consenso según el cual incluyen a niños y, también, a adolescentes, en las definiciones correspondientes, considerando tanto a la infancia como a la adolescencia como partes vitales en el crecimiento de las personas.
El trabajo infantil desde Organismos Internacionales
El Sistema de Cuentas Nacionales de las Naciones Unidas establece una conceptualización del trabajo infantil que permite realizar una clasificación entre las distintas tareas realizadas por los niños y/o adolescentes. El Sistema distingue lo que denomina como una “frontera general de producción”, separando las actividades productivas de las que no lo son. “Se considera como actividad productiva a cualquier acción humana controlada de la cual resulta una producción susceptible de intercambio”[4]. A su vez, las actividades productivas se subdividen en actividades económicas y no económicas. Las primeras refieren a la producción comercial donde hay intercambio de bienes y servicios. Cuando se habla de actividades no económicas, el Sistema incluye, entre otras cosas, a las tareas domésticas no remuneradas. Para definir a las tareas domésticas realizadas por niños y adolescentes en el marco del concepto de “trabajo infantil”, el Sistema de Cuentas Nacionales establece que deben realizarse en forma duradera y arrojar consecuencias negativas en cuanto a la salud de los niños y/o adolescentes involucrados. Por lo tanto, se denomina a este tipo de tareas como “servicios domésticos no remunerados peligrosos”. El Sistema las define así: “supone aquellas tareas domésticas que efectúan los niños y adolescentes en su propio hogar y que se llevan a cabo en horarios prolongados (…)”[5].
La Organización Internacional del Trabajo. Definiciones y regulaciones
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) (2002) presenta una mirada más abarcativa en tanto define al “trabajo infantil” como “todo trabajo que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico”[6]. La OIT describe algunas características del trabajo infantil de la siguiente manera: es peligroso y perjudicial para el bienestar físico, mental o moral del niño; interfiere con su escolarización puesto que le priva de la posibilidad de asistir a clases, le obliga a abandonar la escuela prematuramente o le exige combinar el estudio con un trabajo pesado que insume mucho tiempo.
El Convenio 138 de la OIT regula el trabajo infantil. La disposición determina la edad mínima de admisión al empleo y dice que la legislación nacional podrá permitir el empleo o el trabajo de personas de 13 a 15 años de edad en tareas ligeras, a condición de que no sean susceptibles de perjudicar su salud o desarrollo y de que tampoco asuman tal magnitud que puedan perjudicar la asistencia a la escuela, la participación en programas de orientación o formación profesional aprobados por la autoridad competente o el aprovechamiento de la enseñanza que reciben[7].
El apartado “d” del artículo 3 del Convenio 182 de la OIT hace referencia a lo que denomina “trabajo peligroso” y clasifica a las “peores formas de trabajo infantil”. De ese modo, “trabajo peligroso” es “todo trabajo que suponga una amenaza para el bienestar físico, mental y moral de un niño y sea por su naturaleza o por condiciones en que se lleva este tipo de trabajo y la edad del niño en que define los límites para su abolición”[8].
Según la OIT, el trabajo infantil doméstico es el que incluye distintas tareas realizadas por niños/as fuera de su hogar y en condiciones que pongan en riesgo su integridad. Aquí se menciona al trabajo doméstico pero solamente en aquellos casos donde el trabajo se cumple en un hogar que no pertenece al niño y/o adolescente. En las siguientes definiciones se incluirá el concepto de trabajo doméstico no remunerado al interior de los hogares de los niños.
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