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Análisis obra La pérgola de las flores

nico salasTrabajo25 de Mayo de 2023

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TRABAJO

Análisis obra La pérgola de las flores

CLASE

Historia del Teatro Chileno

ALUMNA

Eleonore Grace Contreras

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         AUTORA        

Isidora Aguirre Tupper

Isidora fue una destacada dramaturga, guionista y escritora chilena nacida en la ciudad de Santiago el 21 de marzo de 1919.

Cuando era aún una niña fue educada por sus abuelos maternos en el seno de una familia acomodada. Ahí aprendió a leer y a escribir por lo cual fue conocida como niña prodigio. Además, su educación siempre estuvo ligada a las artes gracias a su madre (María Tupper Huneeus) y padre (Fernando Aguirre Errázuriz) quienes eran pintora e ingeniero respectivamente, también, era sobrina de la escritora Ester Hunneus, conocida por el seudónimo de Marcela Paz y la serie de libros Papelucho. Además, su tatarabuela, Isidora Zegers, fue una de las primeras mujeres músicas de las que se tenga registro en Chile.

Estudió en el Colegio Jeanne D'Arc de Santiago, una escuela secundaria privada francesa, y más tarde ingresó en la universidad para seguir una carrera en el servicio social, que abandonó dos años más tarde continuó estudios de dibujo en la Facultad de bellas artes en la Universidad de Chile, más tarde estudió teatro en la Academia de Arte Dramático de la misma universidad; ballet en la Academia de Danza Haas Andrée; de drama en la Academia de Teatro del Ministerio de Educación; y de cinematografía en el Instituto para el Estudio Avanzado de Cinematografía, en París. Además, realizó estudios de literatura, piano, dibujo, trabajo social.

En 1940 se casó con Gerardo Carmona, un refugiado de la guerra civil española con el cual luego de vivir en el sur, se fueron a vivir a Francia. Allí comenzó a ganarse la vida como ilustradora, al tiempo que seguía estudios de teatro y cine.

En 1947 comenzó su carrera literaria con la publicación de su primer libro de poesía, "Las desconocidas", que recibió el Premio Municipal de Poesía de Santiago. Además, escribía guiones para la radio, la televisión y el cine, y en la década de 1950 comenzó a escribir obras de teatro, convirtiéndose en una de las dramaturgas más importantes del país.

En 1952 conoce coincidentemente a Hugo Miller quien la influenció para inscribirse en un curso dramaturgia, dictado por él en la Academia Chilena del Ministerio de Educación, lo cual produjo sus primeras piezas teatrales de comedias ligeras.

En 1955 estrena sus primeras comedias: Carolina y La Dama del Canasto. Sin embargo, con el tiempo, su trabajo evolucionó hacia una obra más profunda y comprometida, que buscaba reflejar y cuestionar la situación social y política del país, especialmente en la vida de la clase trabajadora y los campesinos; todo inspirado en los postulados teatrales de Bertolt Brecht. En esta línea de teatro social se inscriben sus obras Población Esperanza -coescrita con el novelista Manuel Rojas-, Los PapelerosLos que van quedando en el camino y Retablo de Yumbel, todas ellas basadas en hechos reales y escritas a partir de un largo trabajo de investigación. En una línea documental similar, Isidora Aguirre compuso numerosas obras de inspiración histórica y tradicional, como es el caso de La leyenda de las tres pascualasDiálogos de fin de sigloManuel -sobre la legendaria figura de Manuel Rodríguez, estrenada en octubre de 1990- y ¡Lautaro!.

Así es como también trabajó principalmente con los teatros que estaban bajo el alero de universidades, como el Teatro Experimental de la Universidad de Chile y el Teatro de Ensayo de la Universidad Católica.

Para el año 73 y junto con el golpe militar Isidora, quedó despojada de sus antiguos espacios de trabajo, amistades y compromiso político. Sus compañeros y compañeras actores, actrices, dramaturgos/as, directores/as y militantes fueron detenidos, desaparecidos, exiliados o muertos. No se sabe muy bien qué fue lo que la salvó, pero ella contaba un dato que puede explicarlo: La pérgola de las flores gozó de tanta y tan amplia recepción, que mucha gente la consideró una apología a la patria y a la identidad chilena. Dentro de quienes se inclinaron por la interpretación nacionalista y folclórica de la obra, estuvieron algunos militares. Ante los ojos de la Junta Militar y sus cercanos “La pérgola” era una imagen del país, un producto de exportación profundamente chileno. Además, decía que esta obra la protegió y la mantuvo en Chile relativamente segura, trabajando, aunque mucho más sola y sin el proyecto político en el que ella había creído y por el cual luchó desde el teatro.

Durante los años 80 continuó creando. Fue la década que vio nacer su drama “Lautaro. Epopeya del pueblo mapuche”, obra que convocó a gran cantidad público, con Andrés Pérez en el rol protagónico y que volvía a poner en debate el conflicto mapuche. El año 1986 salió a la luz “Retablo de Yumbel”, un montaje sobre la persecución de cristianos en el siglo III, pero que hacía alusión también a la represión política de la dictadura chilena y a la ejecución de 19 personas cuyos cuerpos fueron encontrados en la localidad de Yumbel, región del Biobío.

Además de su trabajo como escritora y dramaturga, trabajó en el Ministerio de Educación y en el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, donde ayudó a promover la educación y la cultura, fue una activa militante política (militó en el Partido Comunista de Chile) y defensora de los derechos humanos, participando en diversas organizaciones y movimientos sociales.

También, se desempeñó como guionista para televisión y cine, y recibió numerosos premios y reconocimientos por su labor. A su vez, escribió novelas para adultos. La primera, Doy por vivido todo lo soñado, publicada en 1987, es la historia novelada de su madre. La segunda, Carta a Roque Dalton (1990), está dedicada al escritor salvadoreño y al amor que tuvo con él en 1969, cuando ella fue miembro del jurado del Premio Casa de las Américas, que Dalton ganó con su poemario Taberna y otros lugares. Por último, Santiago de diciembre a diciembre es una historia de amor que transcurre en época del gobierno de Salvador Allende y del golpe militar ocurrido en Chile.

Así mismo, fue profesora de Teatro Chileno y de Construcción Dramática en la Universidad de Chile. También enseñó en la Universidad Técnica del Estado y en la Corporación Arrau. Le tocó ser profesora en la Universidad Técnica del Estado de Víctor Jara y, posteriormente, hizo clases en dicha universidad junto a él, con quién dividía su tiempo entre creación y clases.

Isidora Aguirre recibió numerosos premios y reconocimientos a lo largo de su carrera, incluyendo el Premio Iberoamericano de Teatro Tirso de Molina en 2009. Y, en 2010 obtiene el Premio Fundación Iberoamericana, el APES y Academia Chilena de Bellas Artes.

Falleció en Santiago, el 25 de febrero del 2011, a los 91 años de edad a causa de una insuficiencia pulmonar. 

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PRIMERA PARTE

Cuadro I: La Pérgola de San Francisco, en la Alameda, a mediodía.

Cuadro de transición (ante una cortina): Un lugar de la Alameda, el mismo día, algo más tarde.

Cuadro II: El taller de pintura de Carlucho, hijo del alcalde, al día siguiente.

Cuadro III: La Pérgola al anochecer, un día después.

Todo comienza en Santiago de Chile, en la primavera de 1929. Una de las floristas, Rosaura, espera de un momento a otro que llegue su sobrina llamada Carmela, quien viene de un pueblito pequeño al sur: San Rosendo. La llegada de esta muchacha sencilla a una gran ciudad es precedida de un pequeño accidente que tiene con un automóvil de la señora Laura Larraín, viuda de Valenzuela, dama de rancia aristocracia que tiene verdadera antipatía hacia las floristas, a quienes tilda de “comunistas”. A ella si bien no le importa la pérgola, está interesada en que su hijo saque provecho económico de su proyecto de ensanche de la Alameda, pero para eso debe ser aprobado por la Municipalidad y el alcalde que es quien la pretende. Es por eso que Laura Larraín molesta por el accidente, le advierte que hablara con el alcalde con respecto a lo sucedido. Por otra parte, el hijo de una de las floristas, Tomasito, se enamora de Carmela, y ella también queda enamorada de la sencillez y honradez de este muchacho. La florista Rosaura, tía de Carmela, ignorando los sentimientos de ambos jóvenes, induce a su sobrina a trabar amistad con el hijo del Alcalde, Carlucho, quien se ha prendado de los encantos físicos de la muchacha y pretende seducirla.

SEGUNDA PARTE

Cuadro I: La peluquería de M. Pierre, al otro día.

Cuadro II: La Kermesse del domingo (día siguiente), en el Club Hípico (salones del Club Hípico).

Cuadro de transición: Tonadas de medianoche (la calle, esa noche).

Cuadro final: La Pérgola a mediodía, al día siguiente, lunes.

La obra continúa con Carmela, siguiendo los consejos de su tía Rosaura, y con gran molestia de su realmente enamorado galán, acepta las invitaciones de Carlucho para interceder ante el alcalde por la pérgola. Carlucho, el hijo del alcalde, le propone que la mejor forma de un pronunciamiento en favor de las floristas, es que ella misma formule la petición, y para ello la invita a una gran fiesta que se realizará en los Salones del Club Hípico, donde concurrirá toda la aristocracia santiaguina. Las floristas se entusiasman con la idea y se proponen hacer de la sencilla Carmela una encantadora señorita de sociedad para ello, es que la llevan a un famoso establecimiento de belleza. La fiesta del Club Hípico resulta un verdadero fracaso para la pobre Carmela, quien hace un papel ridículo frente a la aristocracia, y pese a que habla con el alcalde, este le contesta sin tomarla mucho en cuenta. Por otra parte, Carlucho la deja abandonada para romancear con una niña de su clase. Rosaura se enfurece por el fracaso de su sobrina y le exige que vuelva a su pueblo de origen. Afortunadamente, y luego de que la situación de ella se aclara con Tomasito, arreglan su situación amorosa. El alcalde, como un verdadero político y buscando fórmulas de transacción, avisa a las floristas que la Municipalidad ha acordado suspender la destrucción de la Pérgola por 15 años y, mientras tanto, dar al Urbanista Valenzuela la construcción del ferrocarril metropolitano en Santiago. Con esto último deja contenta a la viuda Larraín, asegurándose así el cumplimiento de sus ofrecimientos amorosos.

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