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Hacia una evaluación auténtica del aprendizaje


Enviado por   •  5 de Marzo de 2024  •  Reseñas  •  4.427 Palabras (18 Páginas)  •  39 Visitas

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ALGUNAS REFLEXIONES Y PROPUESTAS EN RELACIÓN A LA EVALUACIÓN DEL DESEMPEÑO DEL

DOCENTE UNIVERSITARIO

Pedro Ahumada Acevedo1

Abstract

Performance assessment of a university professor is the central subject of these reflections. The discussion of the context or scenery where this complex process must be carried out constitute one of the first features which are taken into account and after which the possible barriers to be overcome are indicated, when trying to introduce an evaluation proposition of this extent. The ‘performance assessment’ constructo is clarified, pointing out precisely the favorable effects for the institution which is carrying it out as well as for the community in which it is inserted and, above all, for the main actors: teachers and students. The reflections end with a proposition in which the principles that should be taken into account for resulting in a successful intervention are enumerated.

Resumen

La evaluación del desempeño de un docente universitario constituye el tema central de estas reflexiones. El análisis del contexto o escenario donde debe realizarse este complejo proceso constituye uno de los primeros aspectos que se abordan y tras los cuales se señalan las posibles barreras que habría que superar al intentar introducir una propuesta evaluativa de esta magnitud. Se clarifica el constructo “evaluación del desempeño” señalándose con precisión los efectos[pic 4]

1 Magister en Educación, Universidad Católica de Valparaíso, Chile. E-mail: pahumada@ucv.cl.

Homenaje póstumo a quien formara parte del Equipo Fundador del Programa de Magister en Educación de la Universidad de la Frontera y falleciera repentinamente el 3 de Septiembre de 2005.

favorables tanto para la institución que la realiza, como para la comunidad en que está inserta y, sobre todo, para los actores principales: profesores y estudiantes. Las reflexiones finalizan con una propuesta en que se enumeran los principios que habría que considerar para que esta intervención pueda resultar exitosa.

A modo de introducción

Una de las preocupaciones que se suscitan cuando se trata de analizar determinadas situaciones de índole educativa, es el hecho de iniciar de inmediato su abordaje desde una perspectiva evaluativa. La interrogante natural que ésto genera es ¿por qué se llega a la evaluación de un sujeto o de un proceso sin antes dilucidar las razones que nos conducen a comprobar sus deficiencias o potencialidades? Si bien es cierto, que este primer cuestionamiento produce un natural retardo en abordar inmediatamente estas reflexiones parece necesario hacerlo, sobre todo que se trata nada menos que del desempeño de un docente universitario. Es decir, estamos refiriéndonos a un “sujeto” profesor y a la realización de uno de los “procesos” más importantes que efectúa la enseñanza o docencia.

Debemos reconocer que ha sido tradición en nuestros países que los requisitos exigidos para seleccionar un académico universitario es el dominio del ámbito de su especialidad o porque se le reconoce su excelencia profesional. En otros términos, la mayoría de ellos son distinguidos profesionales a los que se destina a cumplir una nueva función para la cual se supone debieran contar con una formación o preparación previa. Continúa existiendo el supuesto que en la medida que se conoce y domina una disciplina resultará fácil el poder trasmitirla o enseñarla.

Sin embargo, esta visión tradicional y aparentemente errónea estaría variando sustancialmente, ya que las exigencias de los usuarios por recibir una formación de

calidad y el creciente interés de los organismos que la financian porque la institución formadora demuestre una mejor utilización de los recursos económicos que recibe, ha llevado a éstas a preocuparse por la calidad del servicio de enseñanza que brindan a sus estudiantes.

Existen muchos escritos y documentos que hacen mención a las funciones y responsabilidades de un académico universitario; sin embargo, éstos suelen soslayar aquellas tareas o acciones que se refieren específicamente a la función docente. Predominan en esos discursos una preocupación por la función investigativa que éstos deban realizar bajo el lema de que “la investigación nutre a la docencia” trasformándose ésta en una función imprescindible y prioritaria de las instituciones formadoras. No es necesario hacer mayor hincapié en este punto, ya que resulta por todos conocidos, que esta función es hoy la que recibe el mayor número de “grants” y que llena de prestigio a aquellos que ganan proyectos y a la vez de alabanzas de sus superiores por proveer fondos adicionales a las siempre alicaídas arcas presupuestarias de nuestras instituciones universitarias. Si bien es cierto que con lo dicho no pretendemos negar la importancia de la investigación, sólo se intenta llamar la atención sobre el desequilibrio existente entre ambas funciones que un académico universitario debe obligadamente asumir. Toda vez que ya se escucha la frase contraria que expresa “la investigación está distorsionando la docencia”. Esta crítica proviene principalmente de los estudiantes que sienten la ausencia de sus profesores ya que éstos por otorgar una mayor prioridad a sus investigaciones se alejan cada vez más de las aulas para poder cumplir con los naturales compromisos externos que exigen las labores de desarrollo de un proyecto de investigación, como asistencia a congresos, “stages” o permanencias en el extranjero, y con los compromisos internos de orden administrativo como elaboración de informes, rendición de cuentas, búsqueda de pro formas para la adquisición de equipos, etc.

Sin embargo, resulta estimulante comprobar que lentamente se está imponiendo en nuestras instituciones de Educación Superior un enfoque de formación integral de los académicos que incluye como parte fundamental la formación en la docencia. Se ha ido creando conciencia de que no sólo basta en un profesor un conocimiento acabado de la disciplina, sino que importa el modo en que éste intenta hacerla aprender por sus alumnos. Hoy se asume que ser docente es estar preparado para ejercer una profesión diferente a la que el profesional ya posee y que éste debe asumir una serie de tareas complejas, difíciles y desafiantes que lo obligan a un entrenamiento o capacitación antes de ejercer esta función académica. Resulta imprescindible que, por lo menos, conozca formas metodológicas que faciliten al estudiante su aproximación al conocimiento y procedimientos evaluativos que permitan comprobar su logro. Por ende, “aprender a enseñar” resulta ser una tarea compleja que exige al profesor novato conocer una serie de estrategias y procedimientos didácticos que permitan desarrollar un proceso exitoso de aproximación al conocimiento en sus aprendices.

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