La sustancia del docente

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“2020. Año de Laura Méndez de Cuenca; emblema de la mujer Mexiquense”

SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLICA

ESCUELA NORMAL DE CHALCO

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN PRIMARIA PLAN 2018

CICLO ESCOLAR: 2020-2021

ASIGNATURA

EL SUJETO Y SU FORMACIÓN PROFESIONAL

TRABAJO

ENSAYO: LA SUSTANCIA DEL DOCENTE

ALUMNA:

MARÍA DE LA LUZ RIVERA SALMERÓN

GRADO Y GRUPO: 1°I LEPRI

Chalco, Estado de México, 18 de diciembre del 2020

La sustancia y la vulnerabilidad del docente

En toda la historia humana, en la actualidad, en programas de radio, la televisión, en redes sociales y hasta en las conversaciones de extraños en los diferentes espacios de interacción social, es imposible escapar al tema que está en boga: los docentes y su desempeño, este ser que provoca tantas críticas y que nos ha despertado ahora más que nunca su necesidad de existencia, de presencia, de desarrollo y  todo esto derivado de la crisis existencial del propio docente,  su imagen y percepción que tiene la sociedad acerca de éste ente tan complejo y movilizador de masas.

Parece ser que a todos se nos olvida que el docente es un ente primordial para el desarrollo de cualquier sociedad, cambiar la concepción que se tiene sobre él en estos tiempos y validar su importancia. ¿Qué percepción tengo de mí misma como docente en formación? ¿Puedo transmitir mis concepciones y respeto hacia la docencia a la sociedad que me rodea? “El ingreso al magisterio rectifica mi vocación de maestra, mi vocación de vida. Hay aliento todos los días, inmenso agradecimiento por esta nueva vida que despunta con el amanecer y descansa al alba.” (Hernández Morgan, 2015, pág. 74) . La profesora Mayra, bajo su propia experiencia de docente, me llega a transmitir el hecho de que este arte, porque debo aclarar que para mí, romantizando el concepto, la docencia es un arte en movimiento porque se vive a flor de piel, porque seguirá viviendo si logro dejar huella en los alumnos que lleguen a mi vida y mi instrucción y debo estar agradecida de concebir la docencia como una manera de vida dignificante, no sólo hacia mi persona sino como ya lo mencioné hacia aquellos que se encuentren bajo mi instrucción y aquel colectivo que se encuentre con ellos. Transmitir ésta concepción, será labor de mi desempeño como tal.

Debido a que la educación empezó en las iglesias, una de las percepciones del docente se fundamenta construyéndolo con esas dotes de santo, de llevar siempre una vida y un oficio sin interés monetario, sino de dedicarse en cuerpo y alma a los alumnos, devenirse como un ser techado de virtudes para ser replicados por los alumnos, “apóstol o mártir de la regeneración social” (Tenti, 1999, pág. 186). ¿Es ésta la sustancia del docente o su vulnerabilidad? Estamos viviendo tiempos de pandemia y quedó sobre expuesta la idea que se tiene del ser docente: un cuidador, agente solitario, un sujeto en constante preparación, educación e instrucción, etc., y en éste sentido creo que ésta es su vulnerabilidad, la concepción que otros tienen hacia la docencia no define nuestra sustancia, nuestra esencia tanto humana como profesional, en éste punto perdimos el rumbo de realmente transmitir nuestra labor como acción dignificante hacia toda la sociedad. Hemos tenido que enfrentarnos al temor de ser sustituidos por la tecnología, pero afortunadamente nosotros mismos y la sociedad nos hemos dado cuenta de que el docente es irreemplazable y la tecnología solo es usada como un recurso para continuar enseñando.

“Este es un oficio que supone interacciones cara a cara con interlocutores diversos […] se trata de una función que no es como las demás funciones sociales. Esta posee una “dignidad”, un carácter sagrado” (Tenti, 1999, pág. 237). Desde la posición de Emilio Tenti, existen muchas dimensiones de la práctica docente y el abarcar todas éstas áreas nos llena de dignidad si las abarcamos ética y profesionalmente. Éstas interacciones como las llama Tenti o dimensiones como lo hacen Fierro, Rosas y Fortoul, son en su mayoría desconocidas o ignoradas por la sociedad, dando un papel insignificante al docente o como un profesionista de clase baja. Si bien no requerimos que se nos ensalce, si necesitamos respeto y reconocimiento por el ejercicio de nuestra profesión.

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