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Los niños del siglo XXI


Enviado por   •  23 de Marzo de 2024  •  Informes  •  1.217 Palabras (5 Páginas)  •  36 Visitas

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Seminario Virtual:

Los niños del siglo XXI

Cohorte 2015

TRABAJO MODULO N° 1

NOMBRE: Liliana Noemí ALCALDE DE MARTINEZ

PROFESOR/A: Lic. Marisel PANAIA

CONSIGNA:

1.- Analice este trabajo premiado en 1893.

2.- Proponga el mismo tema de composición a un niño/a de similar edad. Compare ambos textos. Incluir la composición realizada por el niño de hoy.

3.- Fundamente sus conclusiones con la bibliografía leída.

Composición seleccionada por el Consejo Nacional de Educación para ser presentada en la sección de trabajos escolares de la Exposición Internacional celebrada en Chicago. En relatos de Escuela de Pablo Pinau Ed Paidós, 2005

La obediencia

El primer deber del niño es la obediencia. El niño que se acostumbra a ser obediente con quien debe serlo, tienen adelantado mucho para ser bueno y para cumplir con facilidad sus deberes, lo mismo de niño que de hombre.

Por el contrario, el que es desobediente es desde luego un niño malo, del cual costará mucho trabajo formar un hombre bueno.

La obediencia es uno de los deberes más fáciles de cumplir. Con estar atentos a las órdenes de nuestros padres y maestros para ejecutarlas pronto, espontánea y sumisamente, se adquiere el hábito de obedecer sin trabajo alguno, puesto que lo que se hace todos los días llega a hacerse naturalmente y sin ningún esfuerzo.

Si el niño no adquiere el hábito de obedecer a los padres y maestros a nadie obedecerá cuando sea hombre, ni a sus superiores, ni a las autoridades, ni a los magistrados, ni a las leyes del país, por lo cual será un hombre indigno de vivir en la sociedad, que lo rechazará por tal motivo cuando no tenga que castigarlo con prisiones y multas.

Acontece lo contrario con el niño que es obediente. Lejos de estar en pugna con cuantos lo rodean, con todos vivirá en una feliz armonía. Todos lo querrán y buscarán su trato.

Horacio Ardite. En 1893, a los 10 años era alumno del tercer grado de la escuela Superior de varones del 8º Distrito Escolar de la Ciudad de Buenos Aires.

Composición realizada por una niña de 10 años en la actualidad.

Lo que significa la para mí la obediencia.

PADRES: me dicen hacer algo, a veces lo hago o a  veces no… Si no lo hago me retan, si lo hago me felicitan.

MAESTROS: Lo hago bien, me suben la nota al boletín. Lo hago mal, me la bajan.

AMIGAS: No tienen derecho a mandarme a hacer algo.

Para mí la obediencia es algo que cumplir, y si no, el karma lo va a decidir.

Aldana. Alumna de 4° grado de una escuela Parroquial del Barrio de Caballito de la Ciudad de Buenos Aires.

Conclusiones:

Cabe aclarar que cuando le solicité a Aldana que escribiera una composición sobre la obediencia “puso cara de no te entiendo” le expliqué que tenía que ver con lo que normalmente decimos “hacer caso”

En principio comparando ambos textos noto la solemnidad del primero y ya no en el de la niña de hoy.

Horacio muestra al niño preparado por la escuela “tradicional”, que mantenía algunos de los principios defendidos por Juan Amós Comenio (1592-1670), donde los docentes ejercían una autoridad indiscutida. Principios estos que fueron profundizados por Johann Friedrich Herbart (1776-1841) los niños aprendían además a ser conducidos por la firme mano del maestro, proponiendo formas de disciplinamiento y vigilancia de mayor eficacia. En Londres Samuel Wilderspin (1792-1866) si bien “trató de relacionarse con los niños en forma más respetuosa”, el patio de juegos no fue otra cosa que una “posibilidad más de vigilar y dominar las conductas infantiles”

Por el contrario, Aldana muestra a la niña de la escuela de hoy cuyos principios  son según la Ley 26206/06 “Educación obligatoria…”, Brindar a todos los niños los mismos saberes, “oportunidades equitativas…” “Fomentar el desarrollo de la creatividad y la expresión…””Brindar una formación ética que habilite para el ejercicio de una ciudadanía responsable….”

La amplitud de concepto de Horacio se opone a lo escueto de la composición de Aldana, en mi opinión tiene que ver, más allá de las distintas épocas y modificaciones que sufrió la escuela, con los cambios en la infancia de la época de Horacio y la de Aldana. Horacio toma la obediencia como un bien a futuro dice: “Si el niño no adquiere el hábito de obedecer a los padres y maestros a nadie obedecerá cuando sea hombre, ni a sus superiores, ni a las autoridades, ni a los magistrados, ni a las leyes del país…”. “Acontece lo contrario con el niño que es obediente… con todos vivirá en una feliz armonía. Todos lo querrán y buscarán su trato. “.

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