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Actividad de Aplicación de Literatura Etapa 1

24Lucas16Trabajo7 de Febrero de 2016

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UANL

Universidad autónoma de Nuevo León

Preparatoria No.8

Actividad Aplicación

Etapa 1. Cuento.

Maestra: Teresa

Materia: Literatura 1

Grupo: 64

Integrantes del equipo:

  • Karla Yarelly Sanchez Balderas
  • Javier Asael Zarzosa Hernández
  • Fernando Rodríguez Roque
  • Carlos Antonio Garza Vélez
  • Edwin Jahir García Romero

A veces la vida pone personas en tu camino para conocerlas toda la vida y otras para solo darnos una lección, yo era el típico chavo universitario que se la pasaba con su grupo de amigos, todos con sus novias, a mi no me interesaba pensar en eso ahorita, me quería enfocar mas en mis estudios para lograr ser un buen doctor. Desde pequeño cada que iba al doctor, lo observaba, claro el no miraba que yo lo vei, yo admiraba su trabajo y fue ahí en donde dije, algún día seré doctor. Bueno eso decía antes, ¡No, nada de enamorarse! Hasta que una mañana por el pasillo de la universidad, la vi a ella y me enamoro, con su sonrisa y sus mejillas sonrojadas, fue inevitable verla, nunca debí  voltearla a ver aunque no me arrepiento, cada que la veía alegraba mi día, no era una chava popular ni una porrista, era simple y sencilla no era necesario un montón de maquillaje en su cara ni un peinado exagerado, solo su sonrisa que era suave como la estival brisa franca como la mirada infantil. Pero en fin, yo creo que si no hubiera cometido tantas tonterías mi vida hubiera estado mejor aunque..., bueno esta es mi historia:

Mi nombre es Alfredo Torres, o como mis amigos me llaman “Fredo” nací y vivo en la ciudad de Monterrey, mis padres no nacieron aquí, ellos son originarios de la ciudad de Puebla, pero cuando se casaron se vinieron a vivir aquí y es donde me procrearon, soy hijo único, cosa que la verdad no me gustaba, yo hubiera preferido haber tenido muchos hermanos y jugar con ellos, pero no se pudo así que por eso decía de pequeño, -cuando sea grande quisiera tener muchos hijos y una gran familia, ser un exitoso doctor y graduarme pronto-.  ¿Se preguntan si eso se pudo?, pues no.

Estaba a mitad de mi carrera tenía 20 años, en las mañanas cada día siempre me apuraba para llegar temprano y poder verla, ¿es muy tonto no? Parecía adolescente enamorado, y pues si estaba enamorado aunque no le hablara, con solo verla me bastaba, ella era como el color neón de ¡Miraba a fuerzas, aquí estoy!, no le hablaba no por pena si no que yo sabía que jamás se fijaría en mi. Así pasaban los días y yo la miraba a lo lejos. Un viernes todos mi amigos estaban planeando ir a una fiesta y emborracharse como lo hacían cada fin;

-Fredo! Tienes que ir- dijo Luis

-No Luis ya te dije que las fiestas no son lo mío.

-Pero ira Elena Lopez sirve que se gustan y andan.

- No me interesa- Había sonado muy amargado, Elena no tenía la culpa era una buena chica y bonita, aunque no tan bonita como la chava que veía todas las mañanas, era solo que mis amigos se emborrachaban y no había quien podía con ellos.

-Está bien, está bien pero amigo te tienes que distraer, todos los días te la pasas estudiando es más te voy a proponer algo si vas a la fiesta prometo no pedirte la tarea de Patología.

-Mejor un mes- dije yo

- De acuerdo ya veré como le hare con tal de que te diviertas.

- De seguro se la copiaras a alguien más- me reí y así es como Mexico no progresa.

Ya faltaban diez para las 9:00pm, y estaba arreglado, aun no me quería ir ya que se supone que a las fiestas no se acostumbra a llegar tan temprano, ¿o sí?, preguntándome para mis adentros, si la llegaría a ver en la fiesta.

Ya cuando estaba en la fiesta, odiaba esa música, ya era tarde y Elena no apartaba la vista de mí, el humo del cigarro inundaba mis fosas nasales y en eso llega Joaquín el anfitrión de la fiesta preguntándome que tal me la estaba pasando, no le respondí porque a los dos segundo se fue y regreso con Elena, presentándomela aunque ya la conocía, no éramos muy amigos pero intercambiábamos apuntes unas cuantas veces.

-Hola Alfredo, que tal te veo muy aburrido- dijo Elena.

- A no, yo estoy bien solo que tengo un poco de sed.

-¡Vamos por unas bebidas!

-Mejor yo se las traigo- dijo Joaquín.

 Mientras hablábamos tomamos nuestras bebidas y la música se me hacía cada vez más lenta al igual que su voz, me invito a bailar y accedí, entre mas bailábamos la cabeza más me daba vueltas, de pronto tuve mucha adrenalina ya no era consciente de lo que hacia mi cuerpo y al parecer ella tampoco porque me empezó a besar y mientras más fuerte estaba la música ella mas bailaba a su ritmo. Amanecí en una habitación con mucha luz, supuse que era ya de día pero no recuerdo haber llegado hasta esa cama en la noche, sentí un poco de frio y me di cuenta que estaba desnudo y lo peor había una chica a lado mío igual que yo desnuda, en ese momento despertó la chica y era Elena la misma con la que estuve platicando y es lo último que recuerdo, no dijo ninguna palabra solo me miro, por mi cabeza pasaba que había cometido un grave error y espero que tan siquiera haya usado protección, mire hacia toda la habitación y vi un condón tirado fue un gran alivio para mi, ella en 5 minutos se paro se vistió y se fue sin decir nada, yo hice lo mismo me di cuenta que estábamos en la casa de Joaquín por lo menos no salimos de esa casa.

Paso el fin de semana nada fuera de lo normal, llego el lunes todos hablando de la fiesta y alegrándose porque fue el mejor viernes, en cambio para mí no estuvo nada padre, estoy seguro que esa bebida tenía algo, aunque no haya pasado algo peor, fue de muy mal gusto esa broma. Buscaba a la chava que alegraba mis mañanas y no la vi, así el día siguiente y tampoco la vi. Pasaban los días y llegue a creer que algo le había ocurrido, pero no me iba a poner como un loco a buscarla era una simple chica ni siquiera me conocía. Pasó un mes y Elena me pidió que habláramos, no podía creer lo que estaba a punto de decirme, -Estoy embarazada- , en ese instante sentí que todo se venía abajo y que mi futuro planeado ya no sería tan genial.

Mis padres y sus padres planearon en poco tiempo una pequeña boda, mis padres no se veían contentos de hecho estaban decepcionadicimos que su único hijo no llegara a ser un profesionista, me salí de estudiar y empezó a trabajar en una pequeña farmacia ya que es a lo más cercano que puedo llegar a un doctor, pasaron los 9 meses y por fin nació mi pequeño hijo, llamado Alejandro. Tiempo después tuvimos otra pequeña hija a la que llamaríamos Amelia, todo eso que había soñado de ser doctor no pude lograrlo. Yo no estaba enamorado de Elena pero sabía que por nuestro hijo tenía que mostrarle cariño.

No ganaba un buen sueldo pero cada día trabajaba muy duro por mi familia, vivía muy cerca de la farmacia donde trabaja así que a veces me iba caminando. Tiempo después llego una chica con cabello corto y en el momento en que entro a la farmacia supe que era ella, la chava que no volví a ver desde aquella vez en la uní, creí que jamás iba a saber nada de ella, muy amable llega preguntando por un medicamento que no recuerdo el nombre de aquel.

-¿Estaba en la misma universidad que tu no es así?- pregunta ella

- Si, me pareció verte unas cuantas veces, respondí un poco avergonzado.

- Con razón, tu rostro se me hacia un poco familiar- yo sentía cosquillas en mi estomago

- Si, nos topamos unas cuantas veces

- Bueno, mi nombre es Bertha espero y nos veamos más seguido- Mi corazón se acelero con tan solo escuchar su nombre.

- El mío es Alfredo, igualmente espero volverte a ver.

-Hasta luego Alfredo- y se fue con esa sonrisa en su rostro.

Su voz tan dulce, estaba completamente convencido que me había enamorado. Pero estaba casado y con un hijo. No podía pensar en un futuro con ella. Amaba a mi hijo pero mi matrimonio estaba mal, casi todo el día discutía con mi esposa, esto no estaba bien.

Bertha iba mas seguido a la farmacia, un día por no pensarlo dos veces la invite a salir ocultándole lo de mi matrimonio e hijo, empezamos a salir.

Cada vez que salíamos a lugares siempre le hablábamos de nuestras cosas y nunca faltaban las risas entre nosotros, ella tenía unos labios que se deseaban besar en cada momento sus labios rosas y su gran olor de perfume que era algo que no se puede olvidar, al igual que su sonrisa, una sonrisa que te alegraba con solo mirarla.

Un día le dije todo lo que sentía olvidándome por completo que tenía un hijo y esposa

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