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Trabajo de investigación: -Trastorno bipolar: “La enfermedad de la emociones”

steffanierivera1Ensayo17 de Abril de 2017

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Alumna: Steffanie Rivera Espinosa.

Escuela Preparatoria “Atotonilco de Tula” A.C.

Trabajo de investigación: -Trastorno bipolar: “La enfermedad de la emociones”


Escuela Preparatoria “Atotonilco de Tula” A.C.

Incorporada a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo

Trabajo de investigación:

-Trastorno bipolar: “La enfermedad de la emociones”

Alumna: Steffanie Rivera Espinosa.

Maestra: Lorena Consuelo De Castro López.

Fecha de entrega: 18/04/2017        

Índice

Introducción        3

Objetivos        3

¿Bipolaridad? ¿O simple indecisión?        4

Y… ¿Qué conforma la bipolaridad?        5

Fase maníaca        5

Fase de depresión        7

¿Trastorno bipolar I? ¿II? o ¿Ciclotimia?        9

Trastorno bipolar tipo I        9

Trastorno bipolar tipo II        9

La ciclotimia        10

Ya estoy informado… ¿Y ahora qué?        12

Bibliografía        13


Introducción

Objetivos:

El motivo principal que me llevo a realizar este trabajo sobre el trastorno bipolar es porque a través del paso del tiempo está adquiriendo cada vez más relevancia, y así como adquiere más relevancia, de la misma forma la sociedad confunde con más frecuencia este trastorno, ahora cualquier persona indecisa o que cambie un poco de humor ya piensan que se trata de bipolaridad, sin saber realmente que hay muchos más factores que un simple cambio de humor para determinar un grado de bipolaridad. En este trabajo pretendo dar a conocer los estados que determinan a una persona bipolar, los cuales son: la manía, la hipomanía, y la depresión. Así también informar desde el punto de vista médico que es el trastorno bipolar, la clasificación de los distintos estados de bipolaridad y que podemos hacer una vez ya informados. En pocas palabras, lo necesario para saber que la bipolaridad no son simples y pequeños cambios de ánimo.

 


¿Bipolaridad? ¿O simple indecisión?

Hay un gran desconocimiento de esta enfermedad por parte de la población general, agravado por los prejuicios y temores ancestrales que aún suscitan los trastornos psíquicos, ya que en temas de religiosidad desde una enfermedad cualquiera hasta un trastorno psíquico lo denominan como atacas de “demonios” o del “enemigo”, cosa que gracias a la medicina y avances científicos sabemos que la causa nada tiene que ver con demonios, sin embargo en la sociedad actual aún persiste esta errónea idea. Por otro lado también es confundido con un sinfín de enfermedades como son la depresión o esquizofrenia, Pero, en realidad, ¿Qué es la bipolaridad?

“El trastorno bipolar, o también llamado “depresión maníaca”, se caracteriza por estados de ánimo cambiantes entre dos polos opuestos, alternándose períodos maníacos (excesiva euforia) y depresivos”.

En esta enfermedad, los mecanismos que controlan el estado de ánimo de una persona no funcionan correctamente, se producen “subidas” o “bajones” exagerados del estado de ánimo, que pueden durar semanas o meses, cuya intensidad a veces requiere la hospitalización, es muy importante aclarar que cuando realmente se trata de un trastorno bipolar estos cambios de humor son excesivamente exagerados y como ya lo mencione su duración por lo regular nunca es de unos cuantos minutos.

Las fases de euforia, denominadas también fases maníacas, cursan con hiperactividad, irritabilidad y, en algunos casos, incluso con ideas delirantes; a pesar de que para los demás es muy evidente que la persona no se halla en su estado normal, para él(a) parece que se encuentra en un estado perfecto.

En las fases depresivas, es todo lo contrario, parece que nadie entiende que la apatía, la falta de energía y desinterés por las cosas y el cansancio no pueden resolverse con ninguna actividad agradable.

Este trastorno también se clasifica en dos tipos: tipo I y tipo II. Las personas con trastorno bipolar I experimentan episodios depresivos y, maníacos o tan sólo maníacos, aunque no es muy común. En esta etapa los episodios de depresión  duran de seis a doce meses si no se tratan, mucho más tiempo comparados a los de manía que oscilan entre tres y seis si no se tratan.

Los pacientes con trastorno bipolar II sufren principalmente episodios de depresión con brotes ocasionales de hipomanía (síntomas maníacos leves), pero no llegan a sufrir episodios maníacos marcados. En el trastorno ciclotímico se alternan períodos hipomaníacos y depresivos.

Cuando hablamos de un trastorno bipolar habitual o normal nos referimos a que la intensidad y la duración de los síntomas aumentan de manera lenta pero perduran por muchos años. Sin embargo, los síntomas en cada persona se manifiestan de forma diferente. El trastorno bipolar puede ser severo en algunas y de larga duración en otras, o suave con episodios poco frecuentes. La frecuencia de episodios maníacos o depresivos se presenta de ocho a diez a lo largo de su vida. Un quince por ciento de los pacientes tienen una fase temporal complicada denominada “ciclado rápido”, en la cual los episodios de manía y depresión se alternan al menos cuatro veces en un año y, en casos graves, pueden incluso progresar a varios ciclos al día.

Y… ¿Qué conforma la bipolaridad?

El trastorno bipolar, o depresión maníaca, se caracteriza por estados de ánimo cambiantes entre dos polos opuestos, alternándose períodos maníacos (excesiva euforia) y depresivos.

Fase maníaca

“La manía es un cambio del comportamiento derivado de una exaltación de las funciones mentales: el pensamiento se acelera, las emociones se hacen más intensas (tanto la alegría como la tristeza o la ira), disminuye la necesidad de dormir y descansar, aumenta el interés por el sexo y las relaciones sociales, etc”

La fase maníaca del trastorno bipolar se caracteriza por una elevación del estado de ánimo que puede expresarse como euforia o irritabilidad, aunque algunas veces no viene acompañada de la euforia, lo más evidente es la irritabilidad, junto con los síntomas específicos de la manía, que son: la falta de sueño, la verborrea (hablar mucho en poco tiempo), el flujo rápido de pensamientos, y la intensa actividad dirigida hacia un fin (hiperactividad). Uno de los principales problemas de la manía es la falta de conciencia de enfermedad. Puede tomar la forma de una manía normal o una hipomanía; las diferencias entre una y otra son la gravedad y la duración de los síntomas.

“En la manía, existen efectos negativos significativos (como imprudencias sexuales, impulso excesivo de comprar, viajes repentinos) sobre la vida social, el trabajo o ambos. La manía pura no tratada puede durar entre tres y seis meses”.

Los rasgos de la personalidad del individuo se acentúan de manera exagerada. La alteración de las emociones puede llevar a enamoramientos apasionados u odios intensos. La confianza excesiva de las propias capacidades puede llevar a tomar decisiones excesivamente arriesgadas, emprender negocios ruinosos o efectuar compras innecesarias y regalos sin motivo. Además puede llevar a la promiscuidad sexual y a las infidelidades. El individuo se cree capaz de todo sin pensar en las consecuencias que conllevan.

Otra de los estragos de la manía es la aceleración psicomotora, la cual hace que el paciente mantenga una actividad constante, por ejemplo se interese por ejercicios físicos que quizás antes no le habían llamado la atención y planifique

tareas y reuniones que le llenen su agenda. Si la hiperactividad es excesiva, el paciente puede mostrarse demasiado inquieto o incluso agitado.

“Con la hipomanía, los mismos síntomas aparecen en formas más leves, y son de duración más corta, por lo que no afectan a la vida social o laboral de forma tan dramática, y no se suele requerir la hospitalización”.

La hipomanía puede ser un estado extremadamente agradable. Si es moderada, puede hacer que el individuo aumente su actividad sin perder su sentido y puede implicar mayor creatividad y capacidad de liderazgo. El problema es que constituye un estado extremo inestable.

Muchos pacientes querrían estar permanentemente un poco hipomaníacos, ya que presentan un estado de alegría, pero ésta se acompaña de muchos otros síntomas: insomnio o disminución del sueño, discurso acelerado, irritabilidad, etc.

Lamentablemente, la hipomanía tiende a empeorar y a convertirse más tarde en manía (en los bipolares de tipo I), o a transformarse de improviso en una fase depresiva (sobre todo en los bipolares de tipo II).

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