Acciones para conseguir objetivos

acciones para conseguir objetivos”. Escribir es descubrir nuevos horizontes de manera repentina, muchas veces pasa que aún no hemos acabado de escribir unas cuantas líneas, cuando empiezan a aparecer nuevos caminos y senderos inesperados. Imposible resistir a la tentación de extraviarse por alguno de ellos. Muchas veces la ruta que buscábamos en vano se encuentra en uno de esos desvíos. Otras veces, mientras escribimos se revela una idea brillante en nuestro pensamiento, tanto que no parece nuestra, como si alguna voz nos la hubiera dictado o como si alguien nos estuviera llevando de la mano hacia la congregación de las letras.

La escuela secundaria es un espacio en el cual el alumno se apropia de conocimientos que ayudarán a su formación académica a lo largo de tres años de su vida. Al terminar la educación secundaria se pretende que el alumno desarrolle las suficientes habilidades, valores y actitudes para lograr un buen desenvolvimiento en la sociedad. Si el docente plantea diferentes actividades que favorezcan el interés hacia la escritura, es probable que el alumno responda asertivamente hacia la elaboración de diferentes tipos de textos y con el tiempo exista una inclinación por desarrollar el hábito de escribir. De lo contrario si se abordan actividades tradicionalistas es viable que el alumno no muestre interés hacia esta actividad y termine aborreciéndola o evadiéndola.

Dentro del salón de clases es indispensable que el docente refuerce constantemente la necesidad de expresarse adecuadamente, para que el alumno opte por una nueva forma de comunicación y sus ideas sean manifestadas adecuadamente y tengan otra opción de expresarse.

El adolescente está en constante cambio tanto biológico, psicológico, y social. Esto constituye hacia la formación necesaria de una identidad. Los autores Mead y Blumer plantean que la identidad en la adolescencia es una producción social, un proceso en desarrollo constante, como resultado del proceso de interacción entre los individuos. Desde la perspectiva sociológica, la adolescencia es el período en el que los jóvenes tienen que consumar los procesos de socialización a través de la incorporación de valores y creencias de la sociedad en la que viven y la adopción de determinados papeles o roles sociales. La adolescencia es vista como el resultado individual de las tensiones que se generan en el ámbito social, cuando las generaciones de jóvenes reclaman un estatus de independencia en la sociedad. Es por ello que el adolescente siente una excesiva necesidad por transmitir los sentimientos e inquietudes que descontrolan su vida. Aunque muchas veces no todo se puede expresar verbalmente, sino que en esta etapa optan más por guardarse todos sus sentimientos ya que no existe un nivel de seguridad entre el adolescente y la familia. Es por esto que la escritura es la mejor opción para que el adolescente se exprese de manera libre, clara y sobre todo desbordar todo ese mundo de inquietudes y vivencias que habitan dentro del amplio pensamiento de los adolescentes.

Dos de los grandes objetivos que debe cumplir la Educación Básica es que los niños logren, junto con el aprendizaje de la lectura, la adquisición de la escritura. En las últimas dos décadas se le ha dado gran énfasis al aprendizaje de la lectura y otras áreas del lenguaje excepto de la escritura, apreciándose en este aspecto numerosos problemas que muchas veces se conservan a niveles superiores; en caso de los alumnos que continúen con una preparación académica. Si se realiza un análisis de las pruebas que evalúan el proceso escritor y se busca bibliografía especializada, el balance se inclina en contra de este aprendizaje por la escasez de ambas.

Su definición no es única ni precisa, pues existen diferentes autores que la definen y conceptualizan de diferente forma. Algunos de una manera simple, otras más complejas, en concreto todas destacan su gran función comunicativa. “Escribir es una de las variadas formas de actividad humana dirigidas hacia la consecución de objetivos” (Austin 1962, Schmidt, 1973). Piaget (1980) define al lenguaje escrito como “la representación de una representación”. El lenguaje escrito es una representación gráfica arbitraria del lenguaje hablado, el cual, a su vez, no es otra que una representación igualmente arbitraria, socialmente determinada.

Muchas veces los docentes nos quejamos del poco interés que el alumno tiene para comunicarse de manera escrita, pero no todos los docentes se ponen a reflexionar las causas por las cuales nuestros alumnos no ocupan la expresión escrita. Pocos son los docentes que en verdad tienen esa preocupación y buscan una solución a este problema. Principalmente en esta área se presentan problemas o dificultades en el dominio de la expresión escrita, a la cual se le denomina disgrafía. (dys. <<dificultad con>>, y graphia, que se refiere al proceso escrito).

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