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Aquel día de agosto


Enviado por   •  17 de Abril de 2023  •  Informes  •  1.672 Palabras (7 Páginas)  •  19 Visitas

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA[pic 1][pic 2]

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR

INSTITUTO DE MEJORAMIENTO PROFESIONAL DEL MAGISTERIO

EXTENSIÓN ACADÉMICA LA ASUNCIÓN

UNIDAD CURRICULAR: FUNDAMENTOS DE LA EDC. PARA EL TRABAJO

                        

Aquel día de agosto

                                                  Autora:

     Ochoa, Susana       C.I.: V – 10.473.264  

   

Mcs. Jonny Gutiérrez Perales

Marzo /2023

Aquel día de agosto

Todo comenzó a raíz de aquella repentina noticia, después de trabajar durante 12 horas bajo el incandescente Sol, de camino a casa, se escuchaba la algarabía de la muchedumbre en la cuadra donde vivía, se podía sentir una brisa cálida que arrastraba las hojas secas del árbol que estaba sembrado dentro de la casa. Al llegar a la entrada, había una reja de hierro que cuando se abría rechinaba por el óxido de los días lluviosos. Ahora que lo pienso nunca me había dado cuenta de ese sonido hasta ese día. En el jardín de la entrada había a su alrededor unas rosas blancas que con su aroma refrescaban la tarde.

Al llegar a la puerta de madera de la casa, se abrió suavemente y detrás de ella dos adolescentes esperaban con ansiedad, emocionados cada uno con sus maletas dijeron: “solo faltas tú por empacar las maletas, que el avión sale a las ocho”. Mi cara, más que de asombro fue de incertidumbre, miedo y sentimientos que no puedo describir. Sin embargo, los abracé cómo si ya no volvería a abrazarlos otra vez. Camine con pasos rápidos y fui a la habitación donde dormía, tome la maleta que estaba en el closet y comencé a empacar algo de ropa, como si era un viaje de una semana, con solo unas pocas piezas de ropa y algo para la playa. Observe con tristeza alrededor de la habitación y todos los electrodomésticos que compre con tanto esfuerzo. Luego mire la pared y estaban los retratos de los chicos en diferentes etapas escolares, en ese instante vinieron a mi mente infinitos recuerdos vividos en esa habitación. Una sensación de tristeza invadió mi corazón. Los chicos entraron a la habitación desbordados de emoción al ver que mi maleta estaba llena, con una sonrisa lo mire y salimos de ahí dejando atrás recuerdos e ilusiones.

Al salir de la habitación pensé que allí quedaba toda mi vida, mis sueños sin cumplir y mis mejores momentos desde mi niñez, pero nunca miré hacia atrás seguí caminando sin voltear. En la vía al aeropuerto, tuve infinitos pensamientos y a la vez la mente en blanco, como si hubiera terminado un libro con una página en blanco y comenzar a escribir sin tener idea como empezar. Llegamos a la Isla bonita, con la incertidumbre de no saber lo que nos traería el destino. No tenía empleo, los chicos no tenían donde estudiar y solo pasaba por mi mente una pregunta, ¿por dónde comenzamos? Esa tarde llegamos a una casa vacía, que debía cuidar mientras los dueños estaban de viaje. El olor peculiar de la humedad, cuando lleva mucho tiempo deshabitada, los aires apagados, las habitaciones vacías, la cocina sin usar, parecía que el tiempo se detuvo en una historia pasada. Los ventanales eran inmensos, cubiertos de arena, por la brisa que soplaba del mar, se escuchaba el silbido del viento como si alguien se quejara de dolor, fue un sonido escalofriante.

Esa noche no pude dormir pensando en lo que haría a la mañana siguiente, se escuchaban por la ventana el cantar de los grillos y el sonido de las olas golpeando contra las piedras. Eran muchos los sonidos indescriptibles por los sentimientos de esa noche, se hizo infinita hasta que mis ojos se cerraron por el cansancio y las lágrimas de nostalgia y de pensar en todo lo que quedo en la ciudad y el pasado que quedo atrás.

Por fin amaneció, el olor del café recién colado inicio nuestro día. Salimos rápidamente a recorrer las localidades aledañas, para así tratar de ubicar algunos colegios que me habían recomendado. Al rato de estar deambulando por las calles y recorrer siete institutos educativos sin tener receptividad alguna, fue cuando perdí toda esperanza, sentí ganas de llorar y gritar, comenzaba a oscurecer, con el estómago vacío de estar todo el día en la calle, mi cabeza daba vueltas como un globo de aire a la deriva. Nos detuvimos cerca de un supermercado que estaba cerca, al entrar en una de sus puertas de vidrio, se hallaba una hoja de papel sostenida con una cinta adhesiva, en la que contenía un letrero con una información en letras impresas, solo miré las palabras resaltadas que solicitaban personal, sin detallar la lectura desprendí la hoja, rápidamente la doble en pedazos pequeños, sin mirar a las personas que entraban y salían del lugar, lo metí en mi bolsillo y continué mi camino.  

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