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Citas textuales. Libro Mario mendonza


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2022  •  Ensayos  •  1.315 Palabras (6 Páginas)  •  40 Visitas

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Valeria Puentes Pardo- 1027801641

Citas textuales

La primera afirmación fue escogida porque le permite al lector realizar mentalmente un análisis o reflexión sobre la situación socio-económica que lastimosamente se vive en Colombia, dicha por el personaje “Pablo” en el primer capítulo que habla sobre María:

El dinero lo tienen los ricos, lo acumulan, lo esconden, y no dejan que ninguno de nosotros nos acerquemos a él. Podemos trabajar toda la vida honradamente y jamás tendremos un peso. El sistema está diseñado para que ellos sean cada vez más ricos mientras nosotros somos cada vez más pobres. (Mendoza, 2002, p.23)

En segundo lugar, la situación que Andrés estaba viviendo con Angelica es importante recalcarla, ya qué, expresa un momento de meditación y culpa que se suele hacer en el momento que se acaba una relación significativa, Mendoza (2002):

[...] No obstante, cuando terminaba de trabajar el recuerdo de Angelica le hacía daño, lo maltrataba, lo laceraba, lo hacía sentirse culpable por no haber sido capaz de sostener un amor impecable, un amor que, en el fondo, había terminado volviéndose contra ella para destruirla sin ningún tipo de conmiseración (p.55)

La tercera escena elegida, es una que describe un momento violento y que se vive diario en los pueblos de Colombia, generado por el conflicto armado. Debe ser de reflexión el leer explícitamente lo que han de pasar muchas familias:

De repente, sin entender nada de lo que está pasando, Alix y ella ven a su madre desvanecerse hasta hincar las rodillas en el suelo, como un cristo femenino con los brazos engarzados en los hombros de dos niñas confundidas. Unos segundos después libera los brazos y cae desplomada en el suelo hundiendo la cara en los charcos de la arena de la plaza. María alcanza a ver un agujero grande y sangrante en la parte trasera de la cabeza de su madre. Las dos hermanitas se miran azoradas, temblorosas, indefensas en medio del fuego cruzado, perturbadas. (Mendoza, 2002, p.87)

En cuarto lugar, se escogió este fragmento, porque es triste e injusto las imposiciones que la iglesia católica les exige cumplir a todos sus creyentes y no se suele pensar que en algunas ocasiones son los propios sacerdotes quienes deben vivir día a día esta dominación:

La primera noche que había pasado con ella se acercó a la ventana y se puso a llorar. ¿Por qué esta felicidad le había sido negada? ¿Cómo era posible que la vida fuera tan extraordinaria y que él hubiera sido excluido de tanta magnificencia y tanto esplendor? ¿No era cruel que él predicara sobre un sentimiento del cual tenía que alejarse por mandato de los jerarcas eclesiásticos: el amor mismo? (Mendoza, 2002, p.102)

La siguiente frase es con la que se cerró el capítulo personalmente más triste, impotente e impactante. Fue escogido porque permite crear empatía por las mujeres que viven este tipo de sucesos debido a la manera tan explicita en la que fue expuesto, que normalmente no se explican en las noticias y de ahí, se comprende el odio y la necesidad de mejorar drásticamente la ley colombiana para los violadores, Mendoza (2002):

Un viento frío y helado obliga a María a volver en sí. Se viste con las manos agarrotadas por la baja temperatura y se pone los zapatos. Un dolor agudo, tenaz, le atraviesa el cuerpo entero. Caminando con dificultad se acerca a la avenida para pedir ayuda. Arriba, en el cielo, una luna llena ilumina la noche como si fuera un gigantesco reflector cortando las tinieblas. (p.117)

Posteriormente, este fragmento del diario de un asesino fue seleccionado porque es un tema muy difícil de tratar, ya qué, la moralidad juega un papel importante. La manera tan despectiva, sincera y sin censura en la que lo expresa Campo Elías puede ocasionar en las personas sentimientos encontrados:

OCTUBRE 13: Hay una estirpe de individuos que no soporto: los pordioseros. Esos sinvergüenzas que andan por ahí mostrando sus muñones, sus cicatrices, sus hijos famélicos y desnutridos, no me producen sino asco y ganas de estrangularlos. Y cuando digo asco no me refiero a su pobreza extrema, a que me disguste su olor o sus harapos, sino su actitud de bajeza y de auto conmiseración. Me repugna que alguien convierta su propia debilidad en un espectáculo, y que encima de eso obligue a otros a degradarse dándole una limosna. Es el colmo. (Mendoza, 2002, p.122)

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