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Cuaderno De Catedra


Enviado por   •  30 de Octubre de 2012  •  3.693 Palabras (15 Páginas)  •  434 Visitas

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Jorge E.Douglas Price.

La referencia inicial en esta materia, la dedicaremos a la filosofía del lenguaje entre los griegos, la razón, como dice Mauricio Beuchot , estriba en que fueron los pioneros y sirven como natural preparación para tratar el trabajo de los pensadores medievales, época en que quizás como ninguna otra hasta el presente siglo el problema del lenguaje fuera tratado.

Las preguntas y las respuestas de los griegos oscilan en los mismos términos que las nuestras: entre el naturalismo y el convencionalismo, esto es entre la idea que las palabras guardan con las cosas un vínculo natural, de necesidad, o artificial, arbitrario.

En nuestro siglo desde la reconstrucción de los estudios de Ferdinand de Saussure la tesis predominante ha sido la convencionalista, no obstante que Noam Chomsky sostenga con profundas investigaciones la tesis de la existencia de una cierta estructura gramatical, innata, universal. Tesis que si bien no responde a las, tal vez, ingenuas ideas del naturalismo platónico, insiste sobre algún grado de causalidad en la formación del lenguaje.

Desde un principio la pregunta fue: ¿ cómo es que nuestras expresiones se corresponden con la realidad ?. Para algunos las palabras corresponden a las cosas por naturaleza, que es algo debido a la physis y esta se representa en logos, que es la palabra . Ello explica la cierta relación que veremos en la última parte de este cuaderno entre esta forma de pensar y lo que denominamos el pensamiento mágico, sumariamente expuesta en la idea de que quien posee el nombre de la cosa, en el sentido de conocer el nombre, posee a la cosa misma y puede dominarla.

Así entre las escuelas presocráticas, los pitagóricos sostuvieron que la relación entre las palabras y las cosas es una relación o vínculo natural, pero de un modo distinto: para ellos la naturaleza de las cosas son los números, medidas o formas superiores y los nombres son los que resultan semejantes a aquellos o aquellas, son nombres conformes a la razón. Si bien la propia existencia de Pitágoras (532 AC) es puesta en dudas por algunos, lo cierto es que le es atribuida la idea de haber descubierto las relaciones proporcionales entre la altura de los sonidos y las longitudes de las cuerdas de la lira, de ello, de la relación entre la música y estas proporciones matemáticas, dedujo la idea de una "armonía universal"; según Aristóteles estos pensadores sostenían que "los elementos de los números eran la esencia de todas las cosas y que los cielos eran armonía y número", idea que ha de persistir, bajo variadas formas hasta nuestros días.

Sin embargo, en la distancia que hay entre el pensamiento mágico animista inicial y éste, pese a que guardan cierta analogía en cuanto a la relación de las palabras con las cosas o el mundo, se puede encontrar el comienzo del pasaje del mitos al logos, que no es otra cosa que el pasaje de una explicación mágica y animista del mundo a una explicación lógico-racional.

Aún antes de los sofistas aparecería Pármenides (540 AC), quien probablemente tuvo relación con algunos pitagóricos y pese a que su doctrina está también incardinada, en varios aspectos, en un esencialismo similar al que luego mantendrá Platón (como el de que la verdad la pueden poseer, entre los mortales, sólo algunos: los filósofos), lo cierto es que ya apuntará el carácter nomotético de la palabra: es el filósofo el que plasma el conocimiento en los nombres.

Más tarde, ya con los sofistas aparecería en toda su dimensión la posición antagónica: el convencionalismo verbal: es el nomos (ley, arbitrio, convención, institución) lo que da al logos (palabra) su capacidad de representar a la physis (cosa, naturaleza), pero esa relación no está sujeta sino al designio humano y no al de un ser humano en particular, ni siquiera una especie, sino a todos y cada uno. Para Protágoras (480 AC), para quien "el hombre es la medida de todas las cosas", el hombre no domina las cosas mediante la palabra, simplemente las designa; lo que si domina mediante la

palabra es el ánimo de los oyentes, han advertido la fuerza persuasiva del lenguaje; el lenguaje es un arte o techne que tiene como fin la persuasión y es necesario para gobernar las ciudades. Es principalmente Gorgias quien desarrollará un "Tratado de la oratoria" quien más remarcará este poder del lenguaje, pero no es esto lo que origina el embate de los que serán sus rivales socráticos, es la de la conexión que hacen entre esta concepción del lenguaje y su teoría de la verdad: de cada tema hay dos tesis contrarias y nada permite decidir de modo definitivo cuál es la verdadera, como el hombre es la medida de todas las cosas, es él quien decide. Esta posición llevada a un extremo fue presentada como pragmática e inmoral por los socráticos, como ya veremos en el análisis que hacemos del quizás principal texto sobre filosofía del lenguaje de la antigüedad: el Cratilo de Platón.

1.1. Las palabras y el mundo. Convencionalismo vs. realismo verbal.

En primer lugar debo señalar algo muy genérico que recuerdan en su estudio las doctoras Bruera y Gomez , cada vez que en este cuaderno me refiera a la expresión "cosa" o "cosas" lo estaré haciendo en el sentido heideggeriano del término: "lo que en general de algún modo es", y en este sentido es, o son, tanto los objetos del mundo real cuanto que los de la imaginación o los de la percepción, si como Husserl advertimos la diferencia entre mundo real y mundo percibido, es decir todo lo que se nos aparece, en tanto y como se nos aparece, con independencia de su "realidad" (Problema éste, el de la "realidad", que no puede ser objeto de este estudio y que refiere a problemas de teoría del conocimiento que hemos de estudiar en otro curso), lo que nos lleva a despojar al término cosa del carácter de materialidad tangible del que goza en el lenguaje corriente.

Cosa, así, será tanto el manzano en flor, el verde nuevo y fresco del césped del ejemplo de Husserl , como el complejo de vivencias perceptivas que nos permite "colegir" su existencia, tanto como un monstruo mítico o fabuloso ó como la "idea" que separa las nociones de idea y experiencia.

Dicho esto podremos observar más de cerca, a través de un texto paradigmático: el Cratilo de Platón, que refleja la discusión que se dio en los orígenes de la filosofía griega, entre socráticos

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