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Ducrot- La enunciación.


Enviado por   •  5 de Julio de 2018  •  Resúmenes  •  2.120 Palabras (9 Páginas)  •  526 Visitas

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Ducrot- La enunciación.

La popularidad de la enunciación data de 1966, fecha en que se Benveniste publica problemas de la lingüística general donde presenta el significativo título de “el hombre de la lengua”.

La lingüística de la enunciación se caracteriza por un funcionamiento inverso. Aun cuando se mantenga la distinción metodológica entre lo observable (constituido por las practicas del lenguaje) y el objeto teórico que se construye para explicarlo (objeto que puede seguir dominándose lengua) se piensa que este objeto comporta de una manera constitutiva indicaciones referidas al acto de hablar.

Un lingüista de la enunciación postula que muchas formas gramaticales, muchas palabras de léxico, giros y construcciones tienen la característica constante de que al hacer uso de ellos se instaura relaciones especificas entre los interlocutores. La lengua puede seguir considerándose como un código en la medida en que este último sea visto como un repertorio de comportamientos sociales (así como se habla de un código de la cortesía) y no como aquel que sirve para señalar contenidos de pensamientos.

Una serie lingüística producida por un locutor constituye un enunciado. Para constituirlo es preciso tomar en consideración la totalidad de la serie; dentro de la serie podemos determinar una sucesión de dos segmentos respecto de cada uno de los cuales el locutor pretende comprometer su responsabilidad. El enunciado es una serie efectivamente realizada, es decir, una ocurrencia de entidades lingüísticas.

Además, se puede distinguir del enunciado y la oración; la enunciación. Es el acontecimiento histórico que constituye la aparición de un enunciado. La enunciación es el surgimiento de un enunciado, la enunciación no debe confundirse con la actividad lingüística. La enunciación es contemporánea respecto de él: es la existencia misma del enunciado.

El sentido (correlato del enunciado) pertenece a lo observable y para el lingüista funciona como algo dado, como un hecho que es preciso explicar. La significación se postula, como la oración, nada más que como instrumento explicativo del sentido del enunciado y su única justificación posible reside en la manera como ayuda a dar cuenta de ese sentido. La diferencia entre sentido y significación se debe a la naturaleza de las indicaciones que se transmiten y no solamente a su cantidad. Lo que la oración aporta son instrucciones para comprender el enunciado. La significación proporciona solamente consignas a partir de las cuales debemos reconstruir el sentido.

Alocutario # auditor. Los auditores de un enunciado son todos aquellos que por una razón o por otra lo oyen, o en un sentido más limitado lo escuchan. Los alocutarios son las personas a las que el locutor declara dirigirse. Se trata de una función que el locutor confiere a tal o cual persona por la fuerza de su mismo discurso. Su determinación forma parte de la comprensión del discurso.

Enunciador # locutor. La oposición del enunciador y el locutor y la oposición paralela del destinatario y el alocutario. La necesidad de estas nociones nace de la permanente posibilidad que ofrece el lenguaje, y que el discurso explota constantemente, de dar la palabra a personas que no son la persona que habla, es decir diferentes de la que produce efectivamente el enunciado, y que recibe el nombre de locutor.

La negación: Fenómeno de la lengua inscripto en la oración.
La inclusión del NO en una oración es la aparición de otro enunciador. “Pedro no es amable” Alguien dijo que pedro es amable. 
Cuando aparece un NO en una oración es porque existe antes un sí . Ej.: no hago la cama (para decir que no la voy a hacer es porque existe un ¨ hacer la cama ¨).

La posibilidad de hacer hablar al otro dentro en nuestro propio discurso desborda el campo de lo que se llama habitualmente discurso referido. El discurso referido implica un cambio de enunciador y hace aparecer una pluralidad de voces diferentes sostenidas por un único locutor.

La noción de enunciación resulta útil para describir el sentido de los enunciados y para establecer la significación de las oraciones. Se puede definir el sentido de un enunciado como una descripción de su enunciación; se trataría de una especie de imagen que el locutor construye para el alocutario en la cual caracteriza el hecho histórico en que constituye la aparición del enunciado. El locutor habla de la enunciación, incluso en los enunciados que pueden aparecer a primera vista mas objetivos.

Ducrot critica a Benveniste: la alusión a la enunciación no es constitutiva del sentido del enunciado porque este sentido implicaría indicaciones que serían imposibles de comunicar si no fuera porque se hacen alusiones a la situación en la que se habla.

Austin llama actos ilocutorios. Distingue los actos ilocutorios y los actos perlocutorios. Lo que caracteriza fundamentalmente a los ilocutorios es que un enunciador no puede efectuarlos sin intentar hacer saber al destinatario que el los efectúa. En cambio, podemos consolar a alguien ocultándole que lo consolamos, pero no podemos interrogarlo u ordenarle algo sin intentar al mismo tiempo hacerle saber que es objeto de eso. La índole abierta de estos actos, su relación necesaria con su propia comunicación, hacen que sea difícil no considerarlos como parte integrante del sentido de los enunciados por medio de los cuales se los efectúa. La realización de un acto ilocutorio contiene necesariamente una calificación de la enunciación. Esto implica la hipótesis de que es inherente al sentido de un enunciado ser una orden o una pregunta. Implica que consideremos que ese sentido se constituye en base a una calificación del acontecimiento en que consiste la aparición del enunciado.

Para examinar de qué modo la calificación de la enunciación es constitutiva del sentido, se puede tener en cuenta lo q anscombre y ducrot llaman argumentación. Muchos enunciados no pueden comprenderse si no accedemos a reconocer que el enunciador alimenta la intención abierta de llevar a su destinatario a sacar cierto tipo de conclusiones. Cuando dos enunciados producidos en la misma situación tienen sentidos diferentes parece difícil no pensar que la intención argumentativa es constitutiva del sentido. El sentido es clasificación de la enunciación, la intención argumentativa en cuestión no es forzosamente la que dirige realmente la enunciación, sino que es la que se da o se presenta como si la dirigiera. Lo único que separa, en este sentido, un enunciado del otro es el objetivo argumentativo que se confiere a la enunciación. Un enunciado argumentativo habla de su propia enunciación, diciendo cual es el efecto que intenta provocar.

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