EL MODELO EXTRACTIVISTA EN ECUADOR: Consecuencias Y Soluciones

"Hay suficiente en el mundo para cubrir las necesidades de todos los hombres, pero no para satisfacer su codicia" Mahatma Gandhi.

El modelo extractivista en Ecuador: consecuencias y soluciones

La economía en Ecuador se basa esencialmente en un modelo extractivista, el cual, además de ser insostenible, genera graves consecuencias ambientales, problemas sociales, desigualdad en el intercambio comercial, alta dependencia de las rentas petroleras y escaso desarrollo industrial. Lo anterior plantea la urgente necesidad de buscar alternativas al modelo económico extractivista y generar una economía sustentable, que tome en cuenta el impacto ambiental generado por las actividades humanas, fomente sectores productivos de mayor valor agregado y elimine la dependencia económica y energética de la extracción petrolera.

El presente ensayo inicia con una exposición de conceptos y teorías relacionadas con el extractivismo, la sustentabilidad, el agotamiento de recursos naturales, y la maldición de la abundancia. Posteriormente, plantea las principales consecuencias del modelo extractivista en Ecuador .Finalmente, se proponen soluciones para dejar de ser un país dependiente de las actividades primarias, en especial de la extracción de petróleo, tomando como referencia experiencias pasadas a nivel nacional, estudios realizados por expertos y políticas exitosas a nivel internacional.

Como lo afirma Boland (1997: 2), las raíces griegas de la palabra “economía” son las palabras “oikos” y “nomos”. La primera significa “hogar” y la segunda se refiere a la “administración”. Por lo tanto, la economía es la ciencia que se encarga de la administración del hogar, entendiéndose al planeta, a los países y ciudades, como distintos niveles de “hogares” del ser humano. Pero ¿estamos administrando de una manera correcta nuestro hogar? ¿Las actividades de las que vive el ser humano son las adecuadas para aprovechar los recursos sin generar daños a nuestro entorno? En el caso particular de Ecuador, el modelo productivo predominante no ha sido precisamente el mejor para administrar nuestro país de una manera responsable.

Ciertamente, si tomamos a Ecuador como nuestro “hogar”, podemos darnos cuenta de que las fallas en su administración se evidencian en que a pesar de la abundancia de recursos naturales, existe un gran número de personas que no puede satisfacer sus necesidades básicas. Las tasas de pobreza y de pobreza extrema en el país ascienden a 25,55% y 8,61%, respectivamente (INEC, 2013).

Según Acosta (2009:10), este patrón se repite en varios países ricos en recursos naturales y que sustentan su economía prioritariamente en su extracción y exportación, los cuales encuentran mayores dificultades para desarrollarse. Este fenómeno es conocido como “la maldición de la abundancia de recursos naturales”. La gran disponibilidad de recursos naturales, como el petróleo, “tiende a distorsionar la estructura económica y la asignación de los factores productivos del país, redistribuye regresivamente el ingreso nacional y concentra la riqueza en pocas manos.” (Acosta, 2009: 10).

El modelo productivo de Ecuador se basa principalmente en la dependencia en la extracción de grandes volúmenes de recursos naturales, con una mínima incorporación de valor agregado, destinados en su mayoría a la exportación. Según la organización Colectivo Casa (s.f.) éstas son las características de una economía “extractivista” y, por tanto, un ejemplo característico de “la maldición de la abundancia de recursos naturales”. El extractivismo ha provocado una serie de consecuencias negativas para el país, entre éstas se destacan la desigualdad en el comercio exterior, bajo nivel de desarrollo industrial, deterioro medioambiental, problemas sociales, y alta dependencia de las rentas petroleras.

En el comercio exterior, se genera una gran desigualdad en el intercambio comercial ya que los países en vías de desarrollo, entre ellos Ecuador, exportan su materia prima a precios relativamente bajos y los países desarrollados importan estos insumos, los transforman en productos con mayor valor agregado, y los venden a los países en vías de desarrollo a precios altos. Un ejemplo claro de este fenómeno es el hecho de que Ecuador exporta petróleo e importa derivados de petróleo a alto costo, este costo es en gran parte cubierto por el estado mediante subsidios a los derivados de petróleo. Según el Ministerio de Finanzas (2011), el subsidio total al combustible importado sería de 2.843 millones de dólares en el año 2012. Éste es un monto significativo si se toma en cuenta que los montos designados para educación y salud en la proforma presupuestaria del mismo año fueron menores, alcanzando los 2.778 y 2.015 millones de dólares, respectivamente.

El desarrollo productivo se ve afectado debido a que las inversiones y la mano de obra se concentran en actividades primarias y la explotación de recursos naturales; por lo tanto, no existe suficiente apoyo a la generación de actividades de desarrollo productivo con mayor valor agregado. Esto se ve reflejado en la composición de las exportaciones nacionales, en los años 2009 – 2013 el monto exportado de productos primarios han representado, en promedio, el 78% de las exportaciones; mientras que los productos industrializados han representado un promedio del 22% del total (Banco Central del Ecuador, 2013).

Según Kofi Annan, "salvaguardar el medio ambiente es un principio rector de todo nuestro trabajo en el apoyo del desarrollo sostenible; es un componente esencial en la erradicación de la pobreza y uno de los cimientos de la paz" (Literato, s.f.: párr.1). Brundtland (1987: 54) define el desarrollo sostenible como aquel que “satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades”. Ciertamente, el modelo extractivista no cumple esta premisa debido a que, si bien las rentas generadas por la actividad petrolera buscan satisfacer las necesidades de las generaciones presentes, la actividad de extracción petrolera produce severas consecuencias ambientales que afectan de manera definitiva el entorno en el que vivirán las generaciones futuras.

Un ejemplo emblemático en la historia ecuatoriana de los graves e irreversibles daños al medio ambiente y a la salud de las personas que genera la actividad petrolera es el caso de Chevron, una empresa petrolera cuya concesión en la Amazonia ecuatoriana duró 26 años. Tiempo en el cual el entorno, las personas, las especies y sobre todo la naturaleza fueron afectados por las malas prácticas extractivistas. Según la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (INREDH) (s.f.: párrafo 3), los pobladores de la Amazonia aún recuerdan cuando Texaco abrió fosas que llenaron con petróleo, eran excavaciones sin ningún tipo de revestimiento que evite que el crudo se filtre. Lo anterior era una práctica no aprobada a nivel mundial, aun así se la realizó en la Amazonía, no por desconocimiento, sino con el fin de no gastar dinero. A pesar de que los técnicos de Chevron dijeron a los habitantes de la zona que no habría consecuencias, el combustible llegó a los ríos y esteros ya que las fosas fueron abiertas cerca de éstos para que, justamente, evacuaran por ahí. La consecuente contaminación del agua generó graves enfermedades en las poblaciones aledañas. La INREDH (s.f.: párrafo 4) presenta estadísticas que demuestran que quienes viven en la provincia de Orellana y Sucumbíos tienen tres veces más cáncer que el resto del país y, si se hace una comparación con la misma zona que no ha sido contaminada, esta cifra se duplica. Los tipos de cáncer en los que se registra mayor incidencia es cáncer al estómago, sistema hematopoyético y retículo endotelial, cuello uterino, piel y ganglios linfáticos.

La práctica extractivista en Ecuador también ha generado consecuencias en el campo social. Tomando nuevamente el ejemplo del caso Chevron, las poblaciones indígenas, entre ellas los Sionas, Secoyas, Cofanes, Quichuas y Waoranis, se vieron obligadas a abandonar sus territorios ancestrales. Además, los habitantes de zonas aledañas a los pozos de extracción cambiaron totalmente su estilo de vida puesto que la contaminación y la presencia de las actividades extractivistas imposibilitaron actividades de subsistencia como la cacería, la agricultura y la pesca.

La alta dependencia de las rentas petroleras es otra de las consecuencias del modelo económico extractivista. Según la Programación Presupuestaria Cuatrianual 2012 – 2015 (Ministerio de Finanzas, 2011: 14), los ingresos petroleros representan un promedio de 24% de los ingresos totales en el período analizado (véase gráfico 1). Éste es un monto significativo ya que al realizar comparaciones entre ingresos y gastos se puede observar que los ingresos petroleros en el año 2012 (USD 4.011 millones) podían cubrir el 84% del gasto total de salud y educación de la proforma presupuestaria en el mismo año (USD 2.015 millones y USD 2.778, respectivamente) (véase gráfico 2). Lo anterior es visto como una consecuencia negativa del modelo extractivista debido a que los ingresos petroleros no son permanentes, sino que varían a lo largo del tiempo de acuerdo a las fluctuaciones en la producción y en el precio internacional del petróleo. Finalmente, el petróleo no es un recurso ilimitado; de hecho, un estudio publicado por la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) señala que sus países miembros podrían volverse incapaces de cubrir su parte de la demanda mundial en los años 2024, 2037, ó 2048, dependiendo de la rapidez con que sus miembros aumenten su producción

...