Educacion Y Educacion Escolar
melissagarzat16 de Diciembre de 2013
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Educación y educación escolar: hacia una visión amplia de la educación
En efecto, la educación es un concepto amplio que, en su sentido original, designa un conjunto de actividades y prácticas sociales mediante las cuales, y gracias a las cuales, los grupos humanos promueven el desarrollo personal y la socialización de sus miembros y garantizan el funcionamiento de uno de los mecanismos esenciales de la evolución de la especie: la herencia cultural. Desde siempre, los grupos humanos han utilizado simultáneamente diversos tipos de prácticas y actividades sociales con el fin de facilitar a las nuevas generaciones el acceso a las formas y saberes culturales – conocimientos y creencias sobre el mundo, lenguaje e instrumentos para conocer la realidad y actuar sobre ella, tecnologías y técnicas, tradiciones, sistemas de valores, etc. – considerados fundamentales para la supervivencia colectiva y cuya apropiación individual se juzga necesaria, en consecuencia, para llegar a formar parte de ellos como miembros de pleno derecho. Desde siempre, además, y en todo tipo de sociedades, la responsabilidad en la organización y conducción de estas prácticas y actividades sociales ha estado a cargo de diferentes actores, y a menudo también de diferentes instancias, que, desde su rol específico y su ubicación en la organización social, cultural y económica establecida, contribuyen conjuntamente al desarrollo personal y a la socialización de las nuevas
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generaciones y – en el caso de las sociedades abiertas – de las personas recién llegadas que se incorporan a ellas.
Desde siempre, pues, la educación en sentido amplio ha sido una responsabilidad compartida, en el seno de los grupos humanos, por diferentes actores que, en el marco de sus actividades habituales y de los escenarios en los que estas actividades de todos sus miembros, y en especial de los miembros más jóvenes y de los recién llegados, ofreciéndoles la oportunidad de participar – u obligándoles a hacerlo, según los casos – en dichas actividades y en dichos escenarios. Sólo en muy contadas ocasiones, y nunca o casi nunca de forma generalizada y permanente, las actividades, los escenarios y los actores han sido única y exclusivamente actividades, escenarios y agentes educativos especializados. Por lo general, la influencia y la función educativa son unos valores añadidos a los motivos principales de las actividades que se llevan a cabo – cuidado familiar, producción económica, esparcimiento o diversión, ofrecimiento religioso, etc. – y a los escenarios institucionales en los que éstas se desarrollan – familia, empresa o tallar, iglesia, etc. –. Asimismo, los actores que asumen la responsabilidad de educar no son, en primera instancia, educadores especializados, sino padres y madres que, además de ejercer como tales y al mismo tiempo que ejercen como tales, educan a sus hijos; maestros artesanos que, al mismo tiempo que ejercen como tales, enseñan un oficio a los aprendices que se mueven a su alrededor; pastores religiosos que, al mismo tiempo que cumplen sus ritos, transmiten a sus feligreses una visión del mundo y un sistema de valores; etc.
Esta situación sufre un vuelco con el surgimiento de la educación escolar, que supone por primera vez la puesta en marcha de unos escenarios institucionales – los centros educativos – y de unas actividades – las actividades de enseñanza y aprendizaje – con una función y unas finalidades única y exclusivamente educativas orientadas al conjunto de la población; y lo que no es menos importante, supone la aparición de unos actores sociales especializados en la actividad de educar: el profesorado. Contrariamente a la que sucede con otros agentes educativos, el ejercicio de la influencia educativa sobre sus alumnos no es un valor añadido a la actividad habitual del profesor, sino su motivo principal. Con la educación escolar surge
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