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El Nacionalismo Vasco

oxx8911 de Noviembre de 2013

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El nacionalismo vasco

En lo siguiente trataré de exponer que el nacionalismo vasco cambió notablemente durante el paso del tiempo debido a las diferentes ideas de sus representantes e influencias exteriores. Para conseguir mi objetivo, intentaré sintetizar/exponer lacónicamente las ideas más importantes que distinguen las diferentes etapas del nacionalismo vasco añadiendo las influencias políticas y económicas que predominaron simultáneamente en cada etapa.

La historia del nacionalismo vasco se ha caracterizado siempre por sus numerosos cambios y para explicarla he considerado oportuno, seguir las etapas que Granja Sainz usa en su libro El nacionalismo vasco – Claves de su historia1, empezando con los orígenes en el siglo XIX hasta la monarquía de Alfonso XIII y la dictadura de Primo de Rivera siguiendo con la Segunda República Española y la Guerra Civil Española y finalizando con la dictadura franquista y el terrorismo de la banda separatista E.T.A2 hasta nuestros días.

El estudio de esta temática requiere el conocimiento de sus conceptos. El diccionario de la lengua española nos presenta tres definiciones del término “nacionalismo”:

“Apego de los naturales de una nación a ella y a cuanto le pertenece

Ideología que atribuye entidad propia y diferenciada a un territorio y a sus ciudadanos, y en la que se fundan aspiraciones políticas muy diversas

Aspiración o tendencia de un pueblo o raza a tener una cierta independencia en sus órganos rectores“3

La aparición del nacionalismo vasco puede explicarse por un lado a causa de la literatura fuerista romántica y las guerras carlistas, que tuvieron como resultado la abolición de los fueros, los derechos del pueblo vasco, y por otro lado, la revolución industrial de Vizcaya a finales del siglo XIX. Con la restauración de la Monarquía por Alfonso XII en el año 1876 acabó la autonomía institucional de las provincias vascas y Navarra. Por otra parte, la abertura económica vasca gracias a la Ley de 1876 hizo posible la revolución industrial de Vizcaya. Un antiespañolismo a causa de la ley de 1876 y un profundo pensamiento católico y antiliberal, caracterizan el primer nacionalismo vasco representado por su padre fundador Sabino Arana (1865-1903), el cuál fundó el Euzko Alderdi Jeltzalea-Partido Nacionalista Vasco (EAJ-PNV). Arana fue influenciado por el romanticismo alemán que constata que las naciones tienen una esencia y que existen desde siempre.

Para Arana una nación vasca consistía en la unidad de la religión católica y la raza vasca. Por eso creó la denominación Euzkadi,4 que para él no era sinónimo de País Vasco o de Euskalerria5. Este aspecto del nacionalismo vasco lo diferencia de los de Cataluña y Galícia, los cuáles se refieren más a la lengua que a la raza. La mencionada revolución industrial de Vizcaya, que enriqueció a pocos capitalistas vizcaínos, añadió otros dos aspectos al nacionalismo vasco, el antiindustrialismo y el ruralismo. La inmigración de castellanos y leoneses a Vizcaya por búsqueda de trabajo, como en las minas de hierro de Bilbao, destruyó para Arana la sociedad tradicional vasca, simbolizado por el mundo rural del caserío. Esta antipatía contra el industrialismo en las provincias vascas, sobre todo en Vizcaya, cambió a principios del siglo XX, a causa de un acontecimiento en 1898. La guerra hispano-norteamericana por las colonias Cuba y Filipinas causó una grave crisis del estado Español y ayudó así a los nacionalismos, no sólo en las provincias vascas, sino también en Cataluña. Con la industrialización de estas regiones de la península apareció un sentido de superioridad sobre las otras provincias que hasta entonces no habían sido industrializadas. En sus últimos años el líder de los nacionalistas vascos cambió otra vez significativamente sus opiniones sobre el futuro de Euzkadi. Su “elocución españolista” fue la demanda de una autonomía de las provincias vascas dentro del estado Español, a causa de no poder lograr una independencia total. Estos dos aspectos del nacionalismo vasco, siguen existiendo hasta hoy, el moderado (autonomista) y el radical (independista). Los dos partidos mencionados se separaron después de la muerte de Sabino Arana en 1903 y durante la monarquía de Alfonso XIII (1902-1931) existían dos corrientes del nacionalismo vasco, la Comunión Nacionalista Vasca y Aberri6.

La siguiente etapa del nacionalismo vasco está caracterizada por la anteriormente explicada división de las corrientes y su expansión desde Bilbao por todas las provincias vascas. La lucha interna de los moderados autonomistas y los radicales independistas en el PNV llegó a su fin en 1906 con el Manifiesto tradicional del PNV aprobado en la asamblea de Bilbao. Esta manifestación sintetiza la doctrina de Sabino Arana sobre la religión católica, la raza vasca y su lengua, el Euskera, acordando que su objetivo fuera la

[…]restauración completa de Araba, Gipuzkoa, Nabarra, Bizkaya, Laburdi y Zuberoa, de sus antiguas leyes fundamentales y el restablecimiento de sus Juntas Generales o Cortes Legisladoras y de todos los organismos de Gobierno y Administración de aquellos derivados.[…].7

La nueva dirección del PNV ayudó a apaciguar la coexistencia entre los autonomistas e independistas, porque podía ser interpretado como un llamamiento de autonomía o de independencia para las seis provincias vascas en el territorio de Francia y de España. Una decisiva entalladura del nacionalismo vasco tuvo lugar durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Aunque España fue neutral en esta inmensa Primera Guerra Mundial, sufrió tanto como otros países por su causa. En 1917 el estado Español se encontraba en una crisis militar, parlamentaria y social. El nacionalismo vasco tuvo un gran éxito en este tiempo por el fuerte crecimiento económico gracias, sobre todo, al comercio con Gran Bretaña. El País Vasco simpatizó con los países aliados de la Entente (Francia, Gran Bretaña, Russia, 1915 Italia, 1917 Estados Unidos...) que lucharon contra los imperios de Alemania, Austria-Hungría y Turquía, porque ellos represaban sus pueblos y nacionalidades minoritarios. Después de grandes éxitos de la Comunión Nacionalista Vasca8 con su líder Ramón de la Sota Llano en las elecciones provinciales de 1917 y en las elecciones legislativas de España en 1918 con siete diputados nacionalistas en las Cortes, la cuestión vasca fue disertada por primera vez en el Parlamento Español igual que la de Cataluña9, representada por la Lliga Regionalista de Francesc Cambó que consiguió veintiún diputados. El intento de los diputados vascos, la mayoría nacionalistas, de conseguir la autonomía de Euskadi “dentro de la unidad de la nación española“no tuvo éxito como tampoco la esperanza en la conferencia de paz de París en 1919 a causa de que España no participó por su neutralidad en la guerra. El fracaso de la Comunión Nacionalista Vasca apoyó su corriente radical independista que simpatizaba con el nacionalismo irlandés de Sinn Féin que había empezado una rebelión armada contra Gran Bretaña en la Pascua sangrienta de Dublín en 1916, para lograr la independencia de Irlanda. Otra ilusión en aquel entonces vino del catalanismo radical que propuso crear una alianza con los otros nacionalistas de Euskadi y Galicia contra el estado Español. Debido del golpe de Estado del general Primo de Rivera el 13 de septiembre de 1923 fracasó también este experimento antes de que pudiera ponerse en marcha. En los siguientes años bajo la dictadura, todos los nacionalismos radicales de España fueron perseguidos, mientras las corrientes moderadas fueron toleradas por el régimen de Rivera. El nacionalismo vasco no se opuso a la dictadura y su resistencia fue simbólica y no comparable con el catalanismo de Francesc Macià10, el cuál intento en vano una acción armada contra la represión estatal en 1926. En los siguientes años la mayoría de los nacionalistas vascos se alejaron del separatismo y se dedicaron más al deporte, como el fútbol y el montañismo, y a la cultura vasca, sobre todo la danza, el teatro y la música.

La dictadura de Primo de Rivera convirtió al nacionalismo vasco radical en uno al que se refiere como nacionalismo vasco cultural. El fin de la dictadura de Primo de Rivera en enero de 1930 y la huida de Alfonso XIII, el cuál había tolerado la dictadura del país, se produjo debido a la Segunda República Española en abril de 1931. El cambió político ocasionó diferentes cambios en el nacionalismo vasco. Como los nacionalistas vascos eran en su mayoría católicos conservadores, desconfiaron del régimen republicano por su anticlericalismo y sus intenciones de soportar la revolución social en España. Un resultado de este rechazo fue la reunificación de los dos partidos Comunión y Aberri, que habían estado separados desde 1921. Después de entender que no habían cumplido las exigencias políticas que Euskadi exigía durante la dictadura, los dos partidos se retiraron de la política española para quedarse en las provincias vascas, unidos con el antiguo nombre PNV. La orientación del partido fue la de “Dios y Ley Vieja”11 con Euskadi como nación vasca que une la raza vasca, su lengua, el euskera, y los fueros históricos perdidos. En 1930 el PNV tuvo un enemigo ideológico, el ANV12, que se diferenció por sus ideas de izquierdas moderadas y liberales y su apoyo a la República y al Socialismo. Las elecciones municipales de 1931 en Euskadi mostraron una división de simpatizantes del ANV izquierda en las capitales y ciudades grandes y por otro lado simpatizantes del PNV católico conservador en el campo rural de los municipios.

Los años de la Segunda República

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