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El secreto del verso Manual para la enseñanza-aprendizaje en los talleres de apreciación poética, México, Linajes


Enviado por   •  22 de Febrero de 2020  •  Resúmenes  •  10.439 Palabras (42 Páginas)  •  393 Visitas

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Wong, Óscar. El secreto del verso Manual para

la enseñanza-aprendizaje en los talleres

de apreciación poética, México, Linajes,

2001, p. 43-65.

Del verso medido

La decadencia de “la gran poesía” puede haber contribuido a ofuscarnos respecto de su génesis musical, y por ende de sus formalidades sonoras. La poesía tiene su propio tono y acento. Es melódica, y resulta incongruente reducirla a la naturalidad prosaica, olvidando la naturalidad artística del verbo poético. Mucha obra poética contemporánea nace mermada, pues nunca podría ser recitada; y si lo fuera, su musicalidad sería sobrepuesta y de artificio, más que de arte. El abandono de las formas (del ritmo, la métrica y la rima) da origen a una composición literaria que sólo es poética por la idea, o por la tipografía, pero, no por el sonido.

                                        Eduardo Nicol

E

s importante que una sesión de taller se dedique al verso medido, para explicar el asunto de los acentos rítmicos, de las pausas y cesuras, de la rima, aclarando que un verso que finalice con una palabra aguda, de inmediato agrega una sílaba por razones fonéticas; la sonoridad de la acentuación es tal, que parece que la sílaba se alarga. En un verso que finaliza con un vocablo grave no ocurre nada, mientras que la línea que culmina con un término esdrújulo elimina una sílaba; v.gr. epíteto, cuya acentuación es tan fuerte que las dos últimas se contraen para formar una sola. El asunto no es matemático, como puede advertirse; en algunos manuales se indica sobre la mecánica de sumar una sílaba si el verso finaliza con palabra aguda, o restar si es esdrújula. El estrato fónico es parte integrante del efecto estético, evidentemente, por lo que también se debe considerar la famosa sinalefa, el efecto sonoro que conjunta las vocales en un diptongo, o la diéresis para conseguir el efecto contrario y dividir la sílaba. Hiatos y hemistiquios cuentan, obviamente.

        Un soneto de Santos Chocano es un magnífico ejemplo para trabajar con la métrica y la rima, agregando el aspecto de la fanopea:

                Enorme tronco que arrastró la ola,

                yace el caimán varado en la ribera:

                espinazo de abrupta cordillera,

                fauces de abismo y formidable cola.

        En principio localizamos las sílabas tónicas, o largas (las acentuadas, marcadas con una flecha), puntualizamos sobre las cesuras (con líneas paralelas diagonales) y las pausas (con paralelas horizontales). También contamos las sílabas, considerando la sinalefa, la diéresis y los versos agudos o esdrújulos, si los hubiera; se puede incluso advertir sobre las sílabas naturales y cómo cambia el metro, la medida, si no se toma en cuenta el efecto ya señalado de la diptongación. Es decir, estamos hablando del estrato sonoro, o sea la eufonía, el ritmo y el metro:

                      ↓                   ↓                                                  ↓          ↓

E nor me tron co // quea rras tró la o la, =                (11 sílabas)

  ↓                           ↓                     ↓                               ↓

                ya cel cai mán // va ra doen la ri be ra: =                (11)

                           ↓                            ↓                                    ↓

                es pi na zo dea brup ta // cor di lle ra, =                (11)

                   ↓                            ↓                                          ↓              ↓

                fau ces dea bis moy // for mi da ble co la. =                (11)

        Este primer cuarteto, en versos endecasílabos (once sílabas) tiene la acentuación normal, natural, independientemente de la sinalefa. En el primer verso no ocurre la diptongación en la ola porque ambas vocales son fuertes. En toda la estrofa tenemos la regularidad y periodicidad con los artificios fonéticos y sintácticos: figuras sonoras, cláusulas paralelas, equilibrio en toda la estructura del sentido, apoyándose con fuerza y energía en el esquema rítmico. Los silencios (pausas y cesuras) también hablan en la línea sonora. “El ritmo está íntimamente relacionado con la «melodía», la línea de entonación determinada por la secuencia de los tonos; y el término se utiliza con tanta amplitud, que en él se incluyen el ritmo y la melodía”, sostienen René Wellek y Austin Warren[1]

        La siguiente estrofa es similar en la medida (11 sílabas cada línea, rimando la primera con la última: aureola con tornasola) y la segunda con la tercera (cimera y reverbera); lo mismo sucedió con el primer cuarteto; hubo consonancia en la primera y en la última (ola y cola), así como la segunda con la tercera (ribera y cordillera). Con respecto a la acentuación, pausas y cesuras, vayamos directamente al texto:

                      ↓                       ↓                           ↓                               ↓

                El sol loen vuel veen // ful gi da au reo la: =                (11)

                          ↓                    ↓           ↓                       ↓

                Y pa re ce lu cir // co tay ci me ra, =                        (11)

                            ↓                                        ↓                                       ↓

                Cual mons truo de me tal // que re ver be ra =        (11)

                                              ↓                                    ↓

...

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