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En el gabinete presidencial, contendían dos figuras relevantes: Limantour, ministro de hacienda y Baranda, de justicia e instrucción publica


Enviado por   •  7 de Junio de 2013  •  2.977 Palabras (12 Páginas)  •  389 Visitas

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En el gabinete presidencial, contendían dos figuras relevantes: Limantour, ministro de hacienda y Baranda, de justicia e instrucción publica.

Limantour representaba a la juventud financiera, ansiosa de tomar en sus manos las riendas del poder, Baranda, por su parte, se dejaba querer por los viejos liberalitas, sin comprometerse con los nuevos que eran anti porfiristas.

Molina Enríquez califico a baranda de gran liberal y hombre progresista.

El legado de la reforma, estaba siendo reivindicando por la juventud inquieta.

Un renacimiento del liberalismo militante apuntaba hacia los propósitos renovadores entre las nuevas generaciones de la opinión pública independiente. El 7 de octubre 1901 apareció el primer número de generación, periodo político de los hermanos Flores Magon. El lenguaje claridoso y agresivo sembraba la alarma de los círculos oficiales y creaba un clima de ansiedad en todo el país.

Limanturistas y barandistas buscaba apoyo del dictador, pero también de los gobernantes.

En 1901 Baranda cometió un desliz político, ya que estableció contacto con el general Ignacio A. Bravo, jefe de la campaña contra los mayas rebeldes.

Joaquín Baranda renuncio y se fue del país para siempre; y no solo eso, sino que los gobiernos barandistas de Yucatán y Campeche empezaron a declinar, y en 1902 cayeron definitivamente. Justino Fernández se hizo cargo de la secretaria de justicia e instrucción publica, y a su lado, como subsecretario, especialmente encargado de la instrucción publica, fue Justo Sierra.

Uno de los acontecimientos que debe mencionarse es el que sucedió en 1900, este es la controversia sobre el positivismo en México, ya que se planteaba una discusión: los conservadores representados por pasivitas, cuyo representante era José María Vigil, y entonces naciente crítica filosófica que había de cuajar más tarde en el ateneo de la juventud.

La cuestión no puede soslayarse porque resulta esencial para la historia del liberalismo mexicano y también porque Justo Sierra, estaba involucrado en ella.

Fueron 43 los años que se cuentan entre el triunfo de la república y la revolución mexicana.

Dentro de este lapso se crea una generación que, hizo posible a la generación siguiente, buscando nuevos horizontes.

La renuncia de Baranda no despejo el camino del poder a las ambiciones insaciables de los científicos.

Limantour tenía un poder incontrastable, ya que era el mago de las finanzas.

El porfiriato había llegado a la cúspide de su poderío, una aristocracia feudal enriquecida y una brillante oficialidad de nuevo cuño eran sus más solidas bases de sustentación. Las relaciones diplomáticas con el exterior habían alcanzado el más alto nivel, y el prestigio de paz y de progreso alentaba las inversiones extranjeras.

En 1867 al restaurarse la república el país estaba en bancarrota, los capitales mexicanos estaban escondidos y los extranjeros aun no venían.

La tesis de don Porfirio Díaz había modificado profundamente las condiciones del país, que lo había transformado en un incipiente estado capitalista.

Una vez conjurado el peligro de dominación extranjera representado por la invasión francesa y el imperio del Maximiliano, México puso su progreso y bienestar en el capitalismo industrial.

El imperialismo yanqui aprovecho esa coyuntura para ofrecer sus servicios y ocupar posiciones en el país antes de que Inglaterra incluyera a México en su zona de influencia.

Los estados unidos se atuvieron a las nuevas condiciones de México, pero no incurrieron el error de intervencionismo europeo, enérgicamente rechazado por el pueblo mecaxicano, sino que tomaron el camino de la infiltración económica.

El general Díaz busco el contacto con ciertos intereses norteamericanos atraídos por los recursos naturales de nuestro país.

Intereses sobresalientes de imperialismo yanqui en México, fue la construcción de una extensa red de ferrocarriles, contribuyo a la organización de una red de comunicaciones que se extendía a casi toda la nación, paralela al desarrollo ferrocarrilero se desenvolvió la navegación, tanto en el golfo como en el pacifico.

En 1900 ya habían alcanzado un nuevo impulso la minería, la agricultura, las explotaciones forestales, la navegación y otros signos innegables del progreso. Apuntaba ya el desarrollo de la industria textil, de la alimentaria y de otras industrias de transformación.

En 1901, Díaz expidió la primera ley de petróleo.

Don Justino Fernández propuso la creación de una subsecretaria de instrucción pública y para ello se propuso a Justo Sierra.

Porfirio Díaz fue el que logro consolidarse y perpetuarse en el poder.

En 1901 iniciaba su quinto periodo consecutivo de gobierno en medio de una creciente inquietud por sustituirlo.

Justo Sierra tuvo una creciente influencia en el ramo de la instrucción pública, y renovaba la obra educativa de baranda capitalizándola a favor de una fecunda iniciativa de reformas y creaciones.

Durante la gestión ministerial de Justino Fernández se creo el consejo superior de educación pública, esta venia a sustituir a la junta directiva de la administración superior.

Las atribuciones del consejo, señaladas en la ley del 12 de octubre de 1901, marcan claramente la finalidad de sostener la coordinación que debe existir entre los diversos establecimientos educativos y señalar los medios mas educados para hacer, da la educación nacional, una tarea comprensiva, realizable y practica.

La organización de los trabajos implicaba dos propósitos fundamentales: unificar los criterios del quehacer escolar en todos los niveles del plan de educación, y extender a todo el país este esfuerzo unificador.

Se trataba pues de un organismo permanente para poner en práctica las recomendaciones de los congresos nacionales de instrucción.

La misión de consejo era unificar la educación publica en escala nacional planteando metas que, fueran capaces de movilizar la voluntad popular hacia el propósito concreto de formar varias generaciones de constructores de la patria que las viejas tradiciones liberales habían concebido, para entonces se decía, que esto era, una nación moderna y progresista capaz de ofrecer a sus hijos una vida satisfactoria, producto del esfuerzo de sus

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