Enseñar Hoy Y Para Siempre

Enseñar hoy y para siempre

Es normal que esta nueva generación de docentes jóvenes estemos preocupados por el futuro de nuestras escuelas, por la formación del ciudadano y la sociedad democrática por esto Philippe Meirieu en Carta a un joven profesor nos habla de esta nueva generación como personas pragmáticas, inquietas y que tienen como idea fundamental la intranquilidad por aprender y enseñar. Igualmente nos muestra como la labor docente significa aceptar las consecuencias que trae consigo el día a día, en medio de una rutina interminable, en donde la enseñanza implica la búsqueda de un aprendizaje significativo. Al ser nuestra profesión la de enseñar debemos tener en cuenta que nuestra practica pedagógica requiere de una serie de información, herramientas, instrucciones formativas que nos permiten laborar junto al alumno, además da sentido a nuestra motivación de enseñar permitiendo que logremos salir de la rutina.

Por lo anterior, Meirieu divide la carta en varios apartados, empezando por Entre el amor a los alumnos y el amor al saber, no tenemos por qué elegir; el imaginario de que existe una evidente diferencia entre los maestros que enseñan a niños de primaria y los que enseñan a jóvenes de secundaria es algo particular en nuestra sociedad, puesto que desmerita de alguna manera el trabajo que el otro hace. Por ende es necesario hacer saber que si un docente enseña ya sea a los grandes o a los chicos, en ambos grados va a presentar un grado de dificultad independientemente de si su especialización es en un área específica, pues ésta va más allá de una pedagogía que trasmite conocimientos, ya que el maestro sin importar el grado en que imparta sus conocimientos debe hacerse cargo de la formación del estudiante como ser humano apto para vivir en sociedad.

Por lo anterior, el autor plantea en este capítulo que es el maestro quien posibilita la enseñanza aplicando algunos planteamientos de psicología y de algunos de los conocimientos disciplinares, mientras que los profesores poseen un nivel excelente en el dominio de una disciplina. En relación a la otra diferencia que se establece, la educación primaria, se inclina hacia el acompañamiento de manera lenta en relación a la infancia, mientras en secundaria, se exige que el alumno se someta a la disciplina que se le impone. En primaria el maestro debe enseñar todas las asignaturas, mientras que en la enseñanza secundaria, el profesor se dedica a una sola. El maestro de primaria debe interesarse por el niño en su globalidad y el profesor de secundaria debe especializarse en una disciplina.

En la escuela primaria igual que en la escuela secundaria, hay contenidos rigurosos que deben enseñarse y los cuales exigen un conocimiento profundo del tema por parte de los educandos que permitan una verdadera enseñanza, sin embargo es importante entender que

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