Escuela Y Literatura

LITERATURA

¿CÓMO SE CONCIBE EN LA EDUCACIÓN ACTUAL?

LA LITERATURA NO ES MÁS QUE UN SUEÑO DIRIGIDO

JORGE LUIS BORGES

Desde la perspectiva de literatura de Andrés Amorós, resulta interesante aterrizar el tema desde una mirada realista que abarque la aceptación de la misma en la educación actual sin perder de vista la esencia que desde sus orígenes se ha querido mantener.

Cuestionarse frente al concepto de literatura no es tarea fácil sobre todo cuando se hace parte de un contexto formativo, desde el que dicho término es abordado a partir de diferentes perspectivas y cuestionamientos. Sin embargo, acercarse a la literatura como un concepto general sería indiscutiblemente un trabajo arduo y en muchos casos ambiguo .Por ello, con miras a realizar un abordaje frente a la misma, se procura centrar la reflexión frente a las relaciones que se pueden establecer entre la literatura y la escuela, específicamente en la forma en que los jóvenes se acercan a la misma.

Desde esta perspectiva, se inicia entonces la disquisición reflexionando en torno a lo que en el mundo educativo actual se entiende por literatura. No obstante, en la escuela, la presentación de la literatura se rige a partir de los lineamientos curriculares que estipula el Ministerio de Educación Nacional (MEN) para todas las instituciones educativas del país.

Según el documento #3 de estándares básicos en competencias de lenguaje, publicado por el MEN en el año 2006, “La pedagogía de la literatura obece a la necesidad de consolidar una tradición lectora en las y los estudiantes a través de la generación de procesos sistemáticos que aporten al gusto por la lectura, es decir, al placer de leer cuentos, novelas y otro productos de la creación literaria que llenen el significado de la experiencia vital de los estudiantes…..”.

A pesar de esto, las experiencias que se consolidan en algunos centros educativos frente a la literatura, se distancian frente a las propuestas del ministerio, puesto que no se ha tenido en cuenta el contexto y las necesidades de los estudiantes, por tanto, la literatura para ellos no es realmente significativa.

Ahora bien, Los estudiantes, quienes ocupan gran parte de su tiempo en buscar una identidad, deciden asumir una vida llena de riesgos y experiencias que logren obedecer sus expectativas, aun así, es difícil comprender por qué evitan acercarse a un libro a sabiendas que en ellos también pueden encontrar las respuestas a sus inquietudes y ¿por qué no? Reconocer que en ella también existe implícitamente un mundo que pretende entenderlos. Sin embargo la realidad es otra: “entre los 13 y los 18 años de edad se produce el mayor distanciamiento entre el texto literario y su consumo” (BLÁZQUEZ, 2005). Desafortunadamente el dilema no recae en forma directa hacia los jóvenes, a quienes con dureza se juzgan y señalan por expresar una actitud pasiva frente a la misma.

Curiosamente, la literatura y la imposición que muchas veces se tiene en el marco de la escuela frente a lo que se lee y cómo se lee, se puede contrastar con el tema del juego, pues aunque el jugar parece ser una experiencia que se consolida por fuera de las aula, en el momento en que se lleva a las mismas pierde su esencia, pues mientras afuera se juega solo por gusto, por la necesidad de jugar; cuando es la escuela la que impone a qué jugar, cuándo jugar y con quién, ésta pierde inmediatamente tu condición recreativa .

Al parecer, lo mismo ocurre con la literatura, casualmente en horas diferentes a las clases, se observan por los pasillos y en el patio de algunos colegios, estudiantes con libros que probablemente sus maestros jamás les pidieron, y como lo trata Amorós en su texto, la literatura puede mantener un lenguaje científico y literario; no obstante evidentemente es el mismo texto quien puede explicar dichas connotaciones y denotaciones del lenguaje

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