Formacion Del Pueblo Español

Formación del pueblo español: Circunstancias histórico-culturales

Por la situación geográfica y las vicisitudes históricas de la Península Ibérica, la España medieval presenta una fisonomía espiritual muy característica. En efecto, distintos pueblos de distintas razas habían conformado – a través de los siglos- un todo en el que era perceptible el entrelazamiento de una variedad de factores étnicos y culturales que hacían del pueblo español un grupo con cualidades muy especiales en el contexto de la Europa cristiana.

Los habitantes más antiguos de la Península de que se tiene noticias fueron los ligures y los iberos.

Desde el año 1.500 al 500 antes de Cristo, navegantes mediterráneos desembarcaron en Iberia y fundaron puertos y florecientes factorías. Los fenicios y griegos fueron los más emprendedores. Simultáneamente, numerosas migraciones arias se extendían por Europa, y nuevos invasores, los celtas, se fundieron con los iberos. Parte de estos rehuyeron todo contacto y se refugiaron en las montañas de los Pirineos, siendo este el posible origen del pueblo vasco.

A continuación, se instalaron en la Península los cartagineses. En el transcurso de las llamadas Guerras Púnicas, los romanos ocuparon el noreste de España y, más tarde, conquistaron toda Iberia al triunfar sobre Cartago.

Bajo la dominación romana, España llegó a ser una gran potencia económica y marítima, y alcanzó un sentido de unidad a través de una nueva organización administrativa y jurídica, a través de la adopción de la lengua latina como idioma oficial y, en el siglo primero, a través de la doctrina cristiana por toda la Península.

Al decaer el Imperio, algunos de los pueblos bárbaros que invadieron sus territorios llegaron también a Iberia. A comienzos del siglo V entraron por el norte los alanos, los suevos y los vándalos, y a fines del mismo siglo lo hicieron los visigodos, que se establecieron en Cataluña y conquistaron luego toda la Península. Así se fundó la España goda que tuvo a Toledo por capital.

En el año 632, después de la muerte de Mahoma, los musulmanes pretendieron convertir a su fe, por persuasión o esclavitud, a la mayoría de los pueblos. Bajo el mandato del califa Damasco, ambicionaron también la constitución de un inmenso imperio. Dueños de Palestina, Arabia y África del Norte, los árabes desembarcaron en la Península Ibérica en el año 711, aprovechándose de las disensiones que debilitaron el reino visigodo. En pocos años, ocuparon la Península, atravesaron los Pirineos y, en el 732, fueron detenidos en Poitiers (Francia) por Carlos Martel. Solo Asturias y algunos valles pirenaicos se salvaron de esta invasión. Navarra y parte de Cataluña, ayudados por Carlomagno, lograron desembarazarse del yugo islámico. España, en lo sucesivo, se encontró repartida en cinco zonas, cuatro cristianas al norte: Asturias, Aragón, Navarra y Cataluña; y una musulmana, al sur: Córdoba.

Dos importantes familias cristianas, a menudo rivales, la de Castilla y la de Aragón, dirigirán las primeras jornadas de una difícil empresa (la Reconquista) que solo culminará casi al cumplirse ocho siglos de dominio árabe en el sur de la Península. En el siglo undécimo, uno de los artificios del poderío castellano fue Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como el Cid Campeador.

Actividad 1

Completa el siguiente mapa de España con las regiones respectivas

Formación del idioma español:

Nace la lengua castellana

He aquí una demostración de la intrahistoria. Al producirse la Romanización, el pueblo invasor – más poderoso y más culto- impuso su idioma al invadido. Con ello, no solo produjo la unidad idiomática de los pueblos de distintos orígenes étnicos que habitaban la Península, sino que los integró a uno de los más grandes imperios de la historia.

La lengua, creación humana de carácter colectivo, constituye un hecho de cultura, y la cultura es la manifestación espiritual y material de ese transcurrir del hombre que llamamos historia. Por esto, la formación de una lengua está íntimamente vinculada a la historia del pueblo que la produce. Toda lengua es dinámica, sujeta a procesos de evolución y asimilación que van alterando su forma original y la nutren de nuevas formas de expresión.

Durante el proceso de la formación de nuestro idioma, en un primer momento, la Península Ibérica no tuvo unidad lingüística y es debido a la Romanización que recién se instauró en aquella región, el primer idioma cuyo uso se generalizó: el Latín. De él derivan el castellano y una serie de lenguas llamadas romances o neolatinas. En total son diez lenguas romances, pero una desapareció porque murió el último habitante que hablaba esa lengua: el dalmático.

Actividad 2: Investiga y anota en tu cuaderno cuáles son las diez lenguas romances.

Los romanos invaden España (desde el S. III a. C. al V d. C) imponiendo sus leyes, costumbres y, claro está, su lengua. Sin embargo, el proceso que condujo al dominio de la lengua latina sobre las otras, con excepción del vasco, implicó dos fases:

1. Asimilación: iniciación en el aprendizaje de la nueva lengua

2. Dominio: Abandono de la lengua antigua por el modelo que se les propone.

Muchas de las palabras que conoces y usas comúnmente corresponden a las lenguas primitivas cuyos ejemplos se presentan a continuación:

a. Palabras de origen vasco: vega, barro, valle

b. Palabras de origen celta: Segovia, fortaleza, victoria

c. Palabras de origen fenicio: Cádiz, Málaga

d. Palabras de origen griego: (culto) fantasía, idea, filosofía, música, poesía, tragedia.

(vulgar) orégano, baño, bodega, ancla, cítara

e. Palabras de origen visigoda: guerra, estribo, sal

f. Palabras de origen árabe: algodón, azúcar, acequia, tarea, almacén, taza, alcantarilla

g. Palabras de origen galo: mensaje, homenaje, fraile, manjar, vinagre

Luego de la caída del Imperio Romano, el latín se vio influenciado por distintos pueblos que poseían su propia lengua;

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