Frankenstein y Jane Eyre juego de dobles
Cuervita05Monografía31 de Marzo de 2019
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Introducción
El estudio de la Literatura moderna supone una problematización de cualquier producción literaria, que podemos evaluar como un producto estético desarrollado en un contexto en el que los autores tienen el dilema de la conciencia moderna.
El presente trabajo propone la comparación de los personajes de Frankenstein (Shelley, 1818) – La Criatura y Víctor Frankenstein – y Jane Eyre (Brontë, 1847) – Jane Eyre y sus distintos dobles a lo largo de la novela: su primo John Reed y su tía la señora Reed, Helen Burns y Bertha Mason –.
La pregunta inicial que surge es si tanto el personaje de La Criatura como Jane Eyre necesitan que sus pares dobles desaparezcan para que ellos puedan continuar su camino hacia la emancipación como sujetos modernos, con las limitaciones de cada caso: uno por ser una criatura no humana y la otra por ser mujer.
Para poder responder a esta pregunta se proponen tres ejes separados uno del otro, pero con una hilación transversal dada por un cuarto eje que es el doble como par, mayormente antitético, pero que como veremos más adelante por momentos será un doble complementario, aunque en ambos casos necesario para continuar el camino de formación de los personajes y lograr la emancipación.
El primero de los ejes será el planteo de Gubar y Gilbert (1998) sobre que el personaje de Bertha Mason es la interioridad oprimida de Jane. En suma, podemos decir que La Criatura es la interioridad externalizada de Víctor Frankenstein (Giorgi, 2009).
El segundo eje es la lucha por el reconocimiento de los personajes principales para lo cual seguiremos el planteo de Hardisson Rumeu (2002), según el cual hay tres tipos de reconocimiento personal para lograr el reconocimiento social, que uno de los personajes logra mientras que el otro no.
Y por último, pero no menos importante, la monstruosidad como una forma de sujeto político en términos de Giorgi (2009), en las que la oposición a la construcción y a la reproducción de las normativas humanas son representadas por el monstruo.
Desarrollo
La modernidad es una tentativa, un proyecto en el que es la conciencia moderna lo que hace que el sujeto moderno se considere como un sujeto ciudadano en tanto que tenga una conciencia de la modernidad. Esta conciencia moderna es el encuentro entre el mundo y la sociedad y en ese encuentro el sujeto declara para sí una conciencia. Existe en la modernidad un carácter fragmentario. Puede verse en Frankenstein este carácter fragmentario expresado en La Criatura ya que es un sujeto construido por fragmentos de cuerpos inertes. El creador Víctor Frankenstein en los inicios de su experimento busca entre los fragmentos más perfectos para lograr una obra de arte que, una vez acabada, no puede ver como tal. En suma, esta fragmentación también es visible en la formación de Víctor.
Por su parte también el carácter fragmentario puede verse en Jane Eyre, en los distintos lugares por donde Jane pasa, iniciando en Gateshead, luego Lowood, Thornfield después y Mash En dan final de su fragmentado camino hacia la emancipación.
Sin embargo, esta dupla de La Criatura y Víctor Frankenstein deben ser pensados como un par de dobles, al igual que Jane Eyre y Bertha Mason. Los dobles exhiben motivos coincidentes muy perceptibles:
Aparte de la figura del doble, que adopta la forma de distintos tipos, todos estos relatos exhiben una serie de motivos coincidentes, tan perceptibles, que casi no parece necesario volver a llamar la atención hacia ellos en especial. Siempre encontramos una semejanza que se parece al personaje principal, hasta el menor detalle, tales como el nombre, la voz y la vestimenta… semejanza que, como “robada del espejo” (Hoffmann), en primer término se aparece ante el personaje principal como un reflejo. Y además, este doble siempre trabaja en pugna con su prototipo; y por regla general la catástrofe ocurre en relación con una mujer, que en su mayor parte termina en un suicidio por el camino del asesinato destinado al molesto perseguidor. En muchos casos esta situación se combina con una total ilusión persecutoria. (Rank, 1976: 66-67).
Se puede plantear claramente una relación de dobles entre La Criatura y Víctor Frankenstein no tanto en relación a las similitudes físicas de ambos sino que las similitudes pueden dar en el plano de la situación fragmentaria de ambos. Por un lado Víctor ha tenido una educación fragmentaria y fragmentada ya que en su niñez le atraía más la alquimia y, en este sentido, poder convertir algún metal no precioso en oro, lo cual se relaciona con su idea luego como científico de convertir lo inerte en materia viva, cosa que logra. En este sentido podemos ver el otro fragmento de su formación cuando ya en la universidad los profesores lo persuaden y lo incitan a dejar la alquimia de lado y pasar dedicarse a otro tipo de lecturas orientadas a la filosofía natural y en especial la química. Sin embargo, Víctor no deja del todo la alquimia ya que luego crea a La Criatura y en su propio relato le cuenta a R. Walton:
Con este ánimo me lancé a la creación de un ser humano (…) decidí realizar una criatura de proporciones gigantescas, es decir con una altura de unos ocho pies, y con los miembros proporcionados. (…). Nadie podrá imaginar jamás el horror de mi trabajo secreto, moviéndome en la húmeda oscuridad de las tumbas o torturando a un animal vivo. (…) Sus extremidades estaban, es verdad, bien proporcionadas, y había intentado que sus rasgos tuvieran cierta belleza (Shelley, 57-63).
El sentido de la fragmentación en la educación de Víctor se puede comparar con los fragmentos inertes a los que les da vida él mismo para la creación de La Criatura. Así mismo y siguiendo a Rank se puede decir que estos dos personajes que funcionan como un par de dobles tienen una lucha y una pugna constantes entre ellos para ver quién de los dos es más poderoso en el sentido de que uno le dio la vida al otro y este otro puede quitársela cuando quiera.
También en esta relación binaria podemos hablar de una catástrofe, o varias, ya que La Criatura asesina a varios personajes del entorno de Víctor a lo largo de toda la novela, comenzando por su joven hermano William; también mata a su amigo de toda la vida, Clerval; y finaliza su matanza con la muerte de Elizabeth, la flamante esposa de Víctor.
Se puede ver la persecución explícita entre La Criatura y Víctor Frankenstein como una especie de ocho donde nunca se encuentran salvo en dos oportunidades. Cuando La Criatura le cuenta a Víctor su experiencia con los aldeanos, sus infortunios luego de ser abandonado por su creador y por último le pide una compañera y para alejarse para siempre de su vida y de la sociedad. Mientras que la segunda vez, que se encuentran frente a frente es cuando Víctor se niega rotundamente a una segunda creación monstruosa. La tercera vez que se cruzan no se tiene en cuenta debido a que La Criatura se acerca al cadáver de Víctor arrepintiéndose de los males que le había ocasionado a su creador.
Jane Eyre también tiene sus pares de dobles a lo largo de la novela. El primero de ellos es su primo John Reed y su tía la Sra. Reed, con los cuales si bien no hay parecidos físicos hay un lazo sanguíneo, por más que Jane no lo reconozca o no lo acepte. Además hay una constante pugna entre estos personajes y la propia Jane ya que éstos la buscaban y perseguían solo para denigrarla o insultarla, o hacerle sentir que su vida era miserable. En este caso podemos hablar de un doble maligno, es decir un doble que le desea el mal y si se permite hasta la muerte.
John no quería mucho a su madre ni a sus hermanas, y a mí me odiaba. Me fastidiaba y maltrataba, no dos o tres veces a la semana, ni dos o tres veces al día, sino todo el tiempo: cada uno de mis nervios lo temía, cada pedazo de carne que cubría mis huesos se encogía cuando él se acercaba. Había momentos en los que me desconcertaba el terror que me producía, ya que no tenía ninguna defensa posible contra sus amenazas ni sus malos tratos; los criados no querían ofender a su joven amo poniéndose de mi parte, y la señora Reed era sorda y ciega en este asunto: jamás lo vio pegarme ni lo oyó insultarme, a pesar de que ambas cosas ocurrían en su presencia de vez en cuando, aunque más frecuentemente a sus espaldas. (Brontë, 6)
La relación con su doble John Reed también funciona como una ilusión persecutoria del primo hacia Jane ya que según el relato de la propia Jane es el propio primo quien le busca pelea y le infringe castigos a Jane.
Otro de los dobles que se pueden establecer con Jane a lo largo de la novela es su amiga del internado Helen Burns, aunque ésta no funciona como un doble maligno sino más bien como la personificación de la conciencia durante parte de su estadía en Lowood, y fue justamente gracias a su doble que Jane logró subsistir a sus primeros años en la institución. Helen Burns era la que la instaba a permanecer impasible frente a los castigos infringidos por el Sr. Brocklehurst.
El más significativo de los dobles de Jane es Bertha Mason, ese personaje real que convive con ella en la misma dimensión y en la misma casa, encerrada en el tercer piso Thornfield, que resulta ser la esposa de Rochester. Este doble es particular en la novela ya que comparte con Jane no sólo el amor por el mismo hombre, Rochester, sino que en la descripción que se hace de Bertha hay similitudes físicas con la propia Jane, que según sus propias palabras como narradora la describe como “una mujer alta y robusta, con cabellera abundante y morena cayéndole por la espalda. (…) ¡Señor, jamás vi un rostro semejante! Era un rostro pálido, un rostro salvaje” (Brontë, 203). También se puede plantear que hay una ilusión persecutoria por parte de Bertha hacia Jane, cuando por ejemplo le destroza el velo del casamiento o cuando previamente hay risas fuera de lugar en la casa o cuando el hermano de Bertha resulta ser atacado misteriosamente y son situaciones previas al casamiento donde no se devela el misterio. Y coincidentemente con la cita que se hizo de Rank hay un asesinato/suicidio en donde el doble, Bertha, muere y Thornfield se quema, es decir que hay una catástrofe que circunda la desaparición de Bertha.
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