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Intertextualidad En El Coronel No Tiene Quien Le Escriba


Enviado por   •  2 de Abril de 2013  •  2.647 Palabras (11 Páginas)  •  4.305 Visitas

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Literatura Chilena e Hispanoamericana II

“Intertextualidad entre el Coronel no tiene quien le escriba y 100 años de soledad”

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Este articulo pretende mostrar las intertextualidades presentes entre El coronel no tiene quien le escriba y Cien años de soledad de Gabriel García Márquez y categorizarlas mediante el análisis realizado por Marta Rivera de la Cruz en su artículo, Intertexto, autotexto la importancia de la repetición en la obra de Gabriel García Márquez. Además analizaremos el cómo algunos hechos de la historia latinoamericana se ven reflejados en el libro, tales como las múltiples dictaduras y revoluciones vividas en nuestro continente.

Introducción

Gabriel García Márquez es sin dudas uno de los escritores más reconocidos de la literatura universal. Su estilo inconfundible es el sello de muchas de sus obras, entre ellas quizás la más simbólica es Cien años de soledad, cuya historia une a muchos de los personajes de obras anteriores en torno a la estirpe de los Buendía. El coronel no tiene quien le escriba es una de ellas, publicada 10 años antes de su novela cumbre, es el primer texto en que el Coronel Aureliano Buendía hace su aparición en los recuerdos del tesorero de la revolución, quien espera a que llegue una carta para obtener una pensión por ser un veterano de la guerra liberal.

Estilísticamente este libro se aleja de lo que es el realismo mágico que caracteriza al novelista, orientándose a un realismo que da la impresión de que la historia se mantiene estática y no va a ninguna parte, porque en realidad se mueve circularmente para terminar en el mismo lugar de inicio, al igual que en Cien años de soledad.

El coronel no tiene quien le escriba

Escrita en 1957, esta novela narra la historia de el Coronel, un veterano de La guerra de los mil días, que ha esperado por más de quince años la pensión que se le prometió después del tratado de Neerlandia. Tras la muerte de su hijo Agustín, acribillado en una gallera por distribuir información política, la vida se le ha hecho aun más difícil. Las circunstancias, hacen que el Coronel se refugia en dos opciones que podrían mejorar su situación: la carta que puede llegar en cualquier semana informando que su pensión ha sido finalmente obtenida, o el gallo de pelea que, siendo propiedad de su hijo muerto, ha mantenido con la idea de que triunfe y le sirva para obtener dinero.

La esposa del Coronel, una mujer asmática y de carácter fuerte, se aferra con la misma obstinación y paciencia de su marido a estas opciones, pero constantemente las critica, porque se han convertido en simples posibilidades, mientras son acosados por el hambre, las deudas y las privaciones. Ante sus insistencias, el Coronel cambiará el abogado que lleva su demanda de pensión - pensando que él ha realizado un mal trabajo y por esto no llega la carta- y también se verá tentado a vender el gallo a su compadre Sabas, un hombre que no tiene otro objetivo más que ganar dinero y que se ha visto ampliamente beneficiado por la guerra.

Pero, ambas situaciones atan al Coronel, ya que su misma testarudez le hacen aferrase ciegamente a ellas. Por un lado no puede creer que el gobierno no cumpla con las pensiones prometidas en el tratado de Neerlandia a esos jóvenes oficiales que ofrecieron su vida por la revolución liberal y por otro lado, no concibe que alguien que no sea él, suelte el gallo de pelea en el redondel el día en que se abran las puertas de la gallera. Logran sobrevivir milagrosamente, empeñando lo poco que le queda, vendiendo algunas otras cosas o pidiendo prestamos, pero lo poco que consiguen, se va en alguna de sus posibilidades, el maíz para alimentar al gallo, o el abogado de la pensión.

La novela se mueve constantemente en esta lógica, es un círculo interminable de hechos cotidianos y rutinarios durante tres meses. A pesar de que la narrativa es lenta, permite conocer elementos comunes y relacionables con cualquier país en dictadura, con censura política, la guerra que ya pasó y hasta las innovaciones tecnológicas que han llegado como el cine y el avión. El tiempo de la narración, Octubre, Noviembre y Diciembre, es lineal, pero los hechos se repiten rutinariamente, el tener que conseguir comida mediante empeños o ventas, el ir a esperar la llegada del correo todos los viernes, el hablar con el doctor, el leer el diario oficial, discutir con su esposa por culpa del gallo e ir a intentar vender o empeñar algún bien nuevamente.

Intertextualidad de García Márquez, y los textos que forman su mundo

Benedetti (1972) plantea que la mayoría de las obras previas a 100 años de soledad forman un borrador y que “apa¬rentemente cada uno de los libros anteriores fue un fragmento de la historia de Macondo (aun los relatos que no transcurren en ese pueblo, se refieren a él e integran su mundo) y éste de ahora es la historia to¬tal.” Y efectivamente podemos ver referencias a Macondo en La hojarasca (1955), El coronel no tiene quien le escriba (1961) y Los funerales de la Mamá Grande (1962), además de situaciones y personajes comunes como la Guerra de los mil días y el coronel Aureliano Buendía. Casi todas las obras de García Márquez hablan de Macondo, este pueblo si bien, es una alegoría de Colombia, luego paso a ser de toda Latinoamérica, las situaciones, objeto de la intertextualidad del autor, es decir la guerra liberal, y el coronel Aureliano, reflejan la realidad de la historia política de todo el continente y porque no, del mundo.

En torno a la intertextualidad Rivera (1997) hace la diferenciación, entre intertextualidad parcial y auto intertextualidad, mientras que la primera hace alusión a aquellas que:

“…se aprecian no en el conjunto de un texto, sino en pasajes concretos (intertextualidad parcial episódica), en la construcción de los personajes (de caracteres) o simplemente en temas e ideas que habían sido ya desarrollados por otros autores cuya influencia reconoce el propio García Márquez (de generalidades).”

Mario Vargas Llosa citado Rivera (1997) escribe:

"Cada ficción (de GGM) se compone de fragmentos que, al desarrollarse, generan las ficciones siguientes, las que, a su vez, modifican las ficciones anteriores y sientan las bases de las ficciones futuras que las modificarán: esta dialéctica de fragmentación y proliferación estará en la

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