LAS EDUCADORAS INFANTILES COMO PROTAGONISTAS DE UNA PRÁCTICA COMPLEJA.

LAS EDUCADORAS INFANTILES COMO PROTAGONISTAS DE UNA PRÁCTICA COMPLEJA.

La complejidad en la enseñanza y comprensión del trabajo que se lleva a cabo en un jardín de niños ha sufrido varias transformaciones. En la actualidad existen personas que valoran la labor que se lleva a cabo y hay otras que hacen críticas destructivas o no muy favorables sobre la tarea que se realiza.

Considero que gran parte de estas opiniones y visiones que se tienen sobre la práctica de la educación preescolar tienen que ver con la forma de trabajar con los niños, la comunicación que se da entre la educadora y los familiares de los alumnos, las diferencias que existen entre las diversas instituciones educativas (particulares y públicas), la exigencia o forma de pedir apoyo para la institución o para algún festejo a los pequeños, etc.

Si los padres de familia y la comunidad donde se localiza el jardín de niños observan que se trabaja en conjunto, que existe un buen ambiente de trabajo entre las educadoras, están enterados de las actividades que van a realizar sus hijos y conocen el propósito o la finalidad de estas, el trabajo docente se verá favorecido con el apoyo de las personas que se ven involucradas en este proceso y no se dejará a las educadoras solas en el trabajo de la educación.

Cuando se desconocen los objetivos y metas del trabajo realizado en el preescolar, el fin que va a tener la aportación económica que dieron, o cuando se observa que los niños solo están viendo la televisión o que los dejan jugar durante todo el día, se pueden dar opiniones contrarias a las que se esperan en relación al trabajo que realiza una maestra de educación preescolar.

Estas opiniones se reflejan en el texto de Ricardo Castro que dice “La complejidad que representan las instituciones educativas está dada también por las representaciones sociales individuales y colectivas de sus miembros y por los múltiples intercambios y diferentes circulaciones que se producen en su interior” . Si nuestra forma de actuar ante la sociedad no es la que ellos esperan, porque desconocen la finalidad del jardín de niños o porque actuamos de una manera distinta a la que marca el PEP, olvidando poner en práctica los principios pedagógicos y los propósitos que nos marca el programa, corremos el peligro de afectar a las futuras maestras y a nosotras mismas durante nuestro trabajo.

Es verdad que no todos conocemos los propósitos que se deben cumplir en diversas asignaturas o carreras, pero también es cierto que existen personas que las conocen y que están en todo su derecho de exigir un buen desempeño en la labor de esos profesionistas.

En ocasiones “los padres de los niños no privilegian los aspectos pedagógicos del jardín. Los aprendizajes cognitivos y psicomotores de los niños están en un plano secundario para los padres” . Se confunde una guardería con un preescolar, el trabajo que desempeña una educadora con los niños que no es de cuidadora o de nana o se les exige que realicen alguna acción que ellos no han podido llevar a cabo con sus hijos como: enseñarles hábitos de higiene y normas de conducta y en ocasiones se pide que les enseñen a respetar normas y aceptar límites.

Estas acciones se llevan a cabo en el jardín de niños pero no como una exigencia o como una tarea que no han establecido o que no se cumple en casa.

Una tarea fundamental de los profesores de edad preescolar es “trabajar continuamente para

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