LIBRO: EL CABALLERO DE LA ARMADURA OXIDADA
Carlos AmadorEnsayo2 de Abril de 2020
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EL CABALLERO DE LA ARMADURA OXIDADA
El Caballero de la armadura oxidada es un libro muy corto, pero con una gran lección para todas las personas que tengan la oportunidad de leerlo. Se trata de un caballero el cual vivía constantemente en cruzadas de un lado a otro, haciendo de esto su modo de vida y dejando de lado el resto de cosas que lo rodeaban. A medida que la historia avanza vamos descubriendo el problema del caballero y nos damos cuenta que la armadura que carga es una representación de las barreras que a diario el ser humano pone en sí mismo y que le genera distancias con los demás.
El libro nos relata que hace mucho tiempo existió un caballero cuya armadura era tan reluciente que reflejaba los rayos del Sol, éste caballero se consideraba el más bueno, generoso y amoroso de todo el reino. Siempre estaba derrotando dragones, salvando doncellas, haciendo cruzadas a múltiples lugares, él quería ser el mejor caballero de todos tener el mejor castillo y el mejor caballo del año. Este tenía una esposa llamada Julieta, la cual lo quería le daba mucho cariño y estaba siempre para él, también tenía un hijo llamado Cristóbal. El caballero quería que cuando su hijo creciera fuera también un caballero que honrara el nombre de su padre.
El problema fue que éste caballero se enamoró y se entregó tanto a su armadura llegando al extremo de no quitársela en ningún momento, incluso la usaba para dormir él argumentaba que la llevaba asi para siempre estar listo por si le tocaba salir a una batalla, esto fue creciendo y el caballero pasaba muy poco tiempo en casa, incluso la misma Julieta había olvidado el aspecto que en algún momento tuvo su esposo El caballero, y Cristóbal preguntaba en repetidas ocasiones como era su papá, como era ese hombre que estaba bajo esa armadura brillante, cuando esto pasaba Julieta lo único que podía hacer era llevar a su hijo a una vieja pintura de su padre y mostrarle quien estaba bajo todo ese hierro frío y pesado. Por si estar fuera de casa y no quitarse la armadura fuera poco, las veces que el caballero estaba en casa solamente hablaba de sus cruzadas, sus aventuras, de todo lo que hacía en cada cruzada y nunca, por ningún motivo escuchaba lo que a Julieta o a Cristóbal les estaba pasando, cuando uno de estos dos trataba de contar algo éste lo interrumpía, lo callaba e incluso cerraba la visera de su yelmo para simplemente no escuchar ni una sola palabra de lo que le decían.
Esto se hizo tan grande que Julieta tomó una decisión y fue ponerle un ultimátum: O se quitaba aquella armadura que los tenía tan separados, por que ella ya no soportaba estar hablando con un pedazo de metal, o ella junto a Cristóbal se iban a ir muy lejos del castillo. Al principio el caballero dudó sobre si valía la pena quitarse tan preciado objeto para él o dejar que su familia se fuera, pero después de un momento recapacitó y dijo me la quitaré. Fue ahí cuando todo se puso difícil para él, ya que cuando trató de sacarse el yelmo éste estaba atorado, incluso ni la visera se movía, esta se había quedado cerrada; después de tantos intentos para desmontarse tan pesada carga de hierro se desesperó y decidió ir a buscar ayuda, llegó hasta donde el herrero. El caballero llegó tan desesperado y con ganas de quitarse la armadura que por accidente golpeó el pie del herrero, el cual, en respuesta golpeó al caballero muy fuerte con un martillo, en el yelmo; éste no sintió absolutamente nada, el caballero pidió que lo volviera a hacer para ver si de esta manera podía quitarse la armadura. Después de muchos intentos en vano, siguieron tratando por muchos días junto al herrero quitar la armadura, pero nada funcionó, fue ahí cuando su esposa explotó y le dijo que estaba harta de estarlo alimentado, por que él ni eso podía hacer; en ese momento él pensó: ni el herrero la persona más fuerte del reino me pudo ayudar ya nadie podrá, tengo que buscar otros horizontes. Así que decidió salir a buscar ayuda, pero antes quiso pasar a despedirse del rey, y fue cuando encontró a uno de los bufones de éste que le dijo que el rey no estaba en el castillo, que andaba en una cruzada; pero le dio un sabio consejo, lo envió a buscar al Mago Merlín a un bosque y le dijo que a todos nos tiene atrapados una armadura, la ventaja que él tenia era que ya sabía cuál era su atadura y que por eso tenía que ir en busca de la ayuda de tan reconocido hechicero.
Después de muchos días de búsqueda en todo el bosque, el caballero se dio cuenta que no era nada fácil estar solo en este lugar. Pasaron aún más días y no podía encontrar al mago, hasta que un día cerca de un lago rodeado de animales estaba el Mago Merlín, de inmediato el Caballero le habló y este lo reconoció, a medida que hablaban Merlín notó que el caballero estaba débil y cansado, así que le ofreció que bebiera algo, éste muy a la defensiva quiso saber que era aquella bebida. En ese momento Merlín notó el miedo y la desconfianza que aquel hombre estaba escondiendo bajo su armadura, al final el caballero estaba tan débil que accedió a beber lo que Merlín le ofrecía, éste quiso empinarla a través de su visera y el mago lo impidió. Le dijo que era algo muy valioso como para que lo tomara así y le hizo una pajilla de un trozo de caña, el caballero bebió de esa manera todos los líquidos, cuando tomó aquello se dio cuenta que tenía un sabor amargo, pero cada vez que tomaba un poco más el sabor se iba haciendo más agradable para su paladar y la bebida llegó a saber muy dulce y exquisita; después de eso el caballero descansó.
Cuando había recuperado sus energías le preguntó a Merlín ¿qué era dicha bebida?, el mago le confesó que era vida, que era una representación de ella; al inicio la sentimos amarga, pero a medida que vamos aceptando su sabor y como es la vamos a sentir más dulce. Pasando los días el caballero comenzó a hacer amigos, de repente un día este se asustó cuando comenzó a hablar con una ardilla, su sorpresa fue que los animales hablaban y Merlín le comentó que tenía un avance ya que estaba sintiendo las vibras de la naturaleza, en ningún momento los animales hablaban, lo único que sentía era su vibra y fue ahí cuando también conoció una paloma llamada Rebeca, la cual le llevó una nota a Cristóbal escrita por el caballero; como un consejo de Merlín para verificar si su hijo conocía a el padre que tenía y saber si este niño lo quería de regreso. Después de varios días de espera Rebecca regresó volando con la nota en el pico, el caballero la arrebató y al momento de leer lo que decía no lo pudo creer y explotó en llanto, la nota estaba vacía; Cristóbal no sabía quién era su padre no estaba seguro de quererlo ni siquiera lo reconocía, este fue un golpe fuerte para el caballero que lloró hasta quedarse dormido.
A la mañana siguiente cuando despertó Merlín estaba ahí y le explicó que ya era momento de que se marchara, el Caballero incrédulo le pregunto ¿por qué?; el mago respondió: ya disté el primer paso para deshacerte de tu armadura ahora tienes que escoger tu camino, tienes dos opciones; el camino fácil que fue por donde llegaste hasta acá el cual nunca te quitará esa armadura, o tomas el camino de la verdad que será el único que te ayudará a retirar el pesado hierro de tu cuerpo. Al observar el camino hacia la montaña ese camino de la verdad, el caballero lo pensó, era un camino que cada vez se iba haciendo más difícil y como si fuera poco se iba encontrar con 3 castillos: el del Silencio, el del conocimiento, y el de la voluntad y osadía; los cuales tenía que cruzar sin caballo y sin espada, solamente podía llevar una llave para abrir las puertas de los 3 castillos y podía ser acompañado por la ardilla y la paloma Rebeca, también podía llamar a Merlín cada vez que lo necesitara. Fue cuando el caballero se dio cuenta que él era el único que podía retirarse esa armadura y comenzó el camino por el sendero de la verdad.
A la mañana siguiente se dio cuenta que un pedazo de su visera ya no estaba, se había caído; éste muy confundido por lo que había pasado le comentó lo sucedido a la paloma Rebecca, la cual la explicó que lo que había pasado era gracias al llanto que derramó por la respuesta de Cristóbal en la carta, la visera se había oxidado y esta se había quebrado. Al seguir su camino se encontraron con el Castillo del silencio al cual tenía que entrar sólo, se acercó a la puerta de éste y la abrió con la llave que le dio Merlín; de forma temerosa entró a aquel castillo, de inmediato las puertas se cerraron detrás de él y un silencio llenó la habitación que sólo tenía tres alfombras y una fogata, la cual ni su fuego hacía ruido. El caballero se sentó a descansar pero no pasó mucho tiempo cuando éste se comenzó a desesperar por aquel vacío que se sentía en la habitación, ahí fue cuando se dio cuenta que no había ninguna puerta, sólo estaba la chimenea, de repente escuchó una voz conocida y volteó, era el rey el cual lo reconoció y comenzaron a platicar; el caballero sorprendido le preguntó qué hacía ahí a lo que el rey le contestó de manera tranquila lo mismo que tú, cada vez que me siento atrapado busco a recorrer el camino de la verdad, aquel caballero se sintió tranquilo y le pidió al rey que cruzaran el castillo juntos, éste le dijo que no era asi de sencillo; ese castillo se tenía que recorrer sólo, porque es ahí donde tenías que demostrar la verdadera persona que eres y aparte de eso necesitaba escucharse a sí mismo, después de eso el rey desapareció lentamente dejándole un consejo a aquel caballero: necesitas comprender lo que pasa acá y escucharte a ti mismo. Después de eso aquel caballero comenzó a sentir miedo, cuando aceptó en su mente que tenía miedo una puerta se presentó delante de él, la cual lo llevó a otra habitación que era más pequeña, comenzó a cantar y a hablar para no sentirse sólo, pero fue cuando éste se cansó de cantar, se quedó callado y dijo en voz alta que quizás tenía miedo que otra puerta se reveló frente e a él, fue así que pasó a otra habitación más pequeña en la cual cada vez se iba dando cuenta de más verdades, hasta que llegó a una donde él escucho su propia voz como alguien que lo aconsejaba, era su yo verdadero, al cual nunca había escuchado por que el caballero siempre evadía escuchar a los demás, nunca había estado tanto tiempo en silencio. A este yo verdadero lo terminaron llamando San, fue San quien le abrió los ojos al caballero de cuan sola se sentía Julieta en aquel castillo, cuan sola la había hecho sentir él, y que así de triste estaba ella, el caballero no pudo más y comenzó a llorar de tal manera que derramó tantas lágrimas que hasta la chimenea se apagó, después de eso se quedó dormido y al despertar ya estaba afuera de aquel castillo, pero mejor aún ya no tenía su yelmo, Rebecca le volvió a explicar que no lo tenía por qué lo más seguro era que hubiera llorado mucho y fue así, también se dio cuenta que el tiempo que pasó adentro de aquel castillo era más de lo que él pensaba.
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