La Intertextualidad
lupitazumba9 de Enero de 2015
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Lla diferencia entre libros para niños y literatura infantil y cite ejemplos
Me gustaría partir de una cita de Gianni Rodari que dice: “ese niño-que-juega’ es finalmente el verdadero vencedor, porque los libros nacidos para el ‘niño-alumno’ no permanecen, no resisten el paso del tiempo, las transformaciones sociales, las modificaciones de la moral ni tan siquiera a las conquistas sucesivas de la pedagogía y de la psicología infantil. Los libros nacidos de la imaginación y para la imaginación, sin embargo, permanecen, y a veces, hasta incluso se hacen más grandes con el tiempo. Se tornan en “clásicos”
Partiendo de esta cita de este gran escritor, podemos decir que hablar de literatura especialmente diseñada para niños es algo desde el punto de vista histórico, reciente, y necesitó para su aparición que primero existieran los niños como “idea” en las mentes de los adultos. Un sin número de pedagogos vieron la necesidad de crear libros que les facilitaran llevar a cabo sus objetivos que no era otra cosa que la escolarización de la lectura; es decir inculcar en ellos representaciones, valores, contenidos, normas, identidades considerados legítimos por la sociedad del momento. Sin embargo, todo esto no satisfacía realmente al niño, porque sentía la imposición de parte del adulto.
Así fue evolucionando este género hasta convertirse en lo que hoy Fanuel Hannán Díaz, llama “Cultura de la Infancia”, donde se pone mucha atención al receptor, que es el niño y, se toma en cuenta a él como protagonista principal de la historia, sin darle mensajes valorativos, y muy por el contrario hablando de temas actuales, y de niños reales.
En cambio al hablar de libros para niños, nos estamos refiriendo, a un conjunto de elementos que parte desde el formato hasta una cantidad impresionante de formas, colores, etilos, olores, tamaños, etc. Sin lugar a dudas, los libros para niños hoy por hoy han evolucionado muchísimo y los encontramos en diferentes tamaños, formas, etc. Cuentan historias divertidas sin dar lecciones de valores, hablan de historias fantásticas acompañadas de ilustraciones que sin necesidad de texto hablan por sí solas.
Nos parece muy oportuno, en este contexto acogernos a las palabras de la escritora española, Carmen Bravo Villasante (Madrid, 1918-1994) pionera en el estudio de Literatura Infantil: “Cuando se piensa que la cuarta parte de la vida de un hombre pertenece a la infancia y la juventud, no es posible desdeñar la literatura infantil y juvenil y más cuando esa literatura ha producido obras maestras o ha determinado corrientes culturales de mucho interés”. De hecho, somos testigos de que la literatura infantil se ha revalorizado; porque se percibe un marcado interés por parte de profesionales: educadores, sicólogos, padres, bibliotecarios, sociólogos, editores e ilustradores. Cada quién desde su perspectiva aporta a este género para enriquecerlo y también para servirse de él, mientras constituya un instrumento de ayuda y fortalecimiento a niños y adolescentes.
Los primeros libros pensados para niños tenían una clara intención didáctica; es decir, su finalidad era enseñar valores, dado que los adultos siempre desempeñaban el papel de enseñar buen comportamiento a los niños. De ahí que un ejemplo de ello son las fábulas, cuyo valor moral indiscutiblemente estaba dirigido a la infancia. Para expertos como Benedetto Crosse señala que a la Literatura no se le puede adjudicar denominaciones o adjetivaciones especiales añadiendo que, no se debe hablar de una Literatura Infantil como tal; aunque, a las claras nos estamos refiriendo a un espacio literario con características infantiles. Vale cuestionarnos así: ¿por qué los adultos calificamos de infantiles a determinado grupo de obras literarias?
¿Están hablando en nombre de la niñez?
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