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Intertextualidad

marce6715 de Octubre de 2013

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INTERTEXTUALIDAD

1. Enfoques de la intertextualidad

Kristeva (1969) es la primera en llamar la atención sobre la importancia de la existencia de textos previos que condicionan el acto de significar, independientemente del contenido semántico del texto. Esta investigadora señala que la comprensión de los textos aparentemente simples necesita algo más que el mero conocimiento del contenido semántico. El lector ha de tener experiencia de todo un corpus de discursos o textos que conforman ciertos sistemas de creencias en el seno amplio de la cultura. Lo dicho por esta investigadora refleja uno de los problemas que encuentra el lector, a veces, a causa de su desconocimiento de los textos previos de una cultura determinada. El sentido semántico no es siempre suficiente para entender el significado, ya que el conocimiento almacenado desempeña un papel relevante para la comprensión del mensaje. De ahí que un texto mira hacia lo que le precede, dando a su forma, ideológicamente neutra, todo un volumen de significación que lo mantiene y se nutre de la experiencia, o la información previa. Esta es, la principal función de la intertextualidad. Por su parte, Hatim y Mason (1995: 158) afirman:

“La intertextualidad ofrece una sólida base de pruebas para la aplicación de nociones semióticas básicas en actividades tales como la traducción o la interpretación.”.

Los escritores, en general, no ofrecen todas las informaciones al lector para entender un determinado mensaje, ya que para realizar tal tarea tendrían que escribir muchas páginas con el fin de transmitir una sola idea. Por eso, recurren a alusiones en sus textos, y el lector, a través de su conocimiento almacenado, llega a entender, o mejor dicho descifrar el mensaje. El hecho de que unos textos sean reconocidos con arreglo a su dependencia de otros textos relevantes es lo que se llama la intertextualidad.

El concepto intertextualidad está formado por el prefijo ‛inter’ que significa reciprocidad, interconexión, entrelazamiento, etc., y ‛textualidad’.

La intertextualidad considera el texto como un tejido o una red, un terreno donde se cruzan y se ordenan textos que proceden de muy distintos discursos.

La intertextualidad encontró actitudes antagónicas; unas positivas y otras negativas. Se consideró por algunos investigadores como fenómeno negativo, tal es el caso de Sánchez Santiago (1999: 188) que dijo a este propósito:

“De esta nueva helenística no ha de quedar apenas nada; más que escribir bien, se trata ahora de preñar la escritura de referencias difíciles de encontrar o, en caso de que el caletre del escritor no dé para aquello, mostrar una postura diametralmente opuesta: dejar bien a las claras la falsilla, desenterrar versos de segunda mano y mostrarlos tal cual, en expresión indiscutible de un agotamiento creativo que a todos –autores mayores, menores e imperceptibles- nos afecta de plano.”.

Además, este término sufrió una larga disputa con el término ‛influencia’ que durante largo tiempo fue su sinónimo; de ahí que trabajos de autores franceses donde aparecen títulos que tratan de estudios intertextuales, aparecen en denominaciones de influencia[1]. El término intertextualidad renueva y enriquece el término de influencia[2]. En este mismo aspecto aportaremos las palabras de González (1994) sobre el origen de la intertextualidad,

“La hoy llamada “intertextualidad” se conocía antes por diversos nombres, que venían a significar distintos aspectos de este hecho: rasgo de estilo, de escuela o de generación; fuentes, influencias, préstamos literarios o- en su forma degradante- plagios.”

Los investigadores que apoyan esta postura[3] no están a favor de la intertextualidad, siendo para ellos una forma de plagiar y de copiar de otros textos, asunto desdeñable desde su punto de vista, y el nacimiento de la intertextualidad surge como escapatoria para justificar el plagio. Hoy en día este tipo de estudio se ha convertido en análisis intertextual[4].

La intertextualidad, como fenómeno relativamente moderno, no afecta de igual forma a todos los textos. La presencia de este fenómeno se observa con abundancia en la parodia y en las reseñas críticas.

Bengoechea (1997: 1) define la intertextualidad como la relación de un texto con otros que le preceden. Lo que viene a significar que la interpretación del texto depende del conocimiento que se tenga de otros textos. La intertextualidad activa en el lector su conocimiento general, que tiene almacenado en su memoria. De ahí que la mayoría de los textos los interpretamos a través de la intertextualidad.

Por su parte, De Beaugrande y Dressler consideran la intertextualidad como una de las siete normas de la textualidad señalando que la recepción y la producción de un texto dependen del conocimiento almacenado en la memoria. Un acervo de textos anteriores acumulados que ayudan en la evolución de los tipos de nuevos textos.

Partiendo de todo esto, podemos afirmar que a los receptores de los textos tienen que poseer una información previa para poder entender los textos nuevos.

Para terminar este apartado, cabe recordar que la intertextualidad es una red de citas donde cada texto funciona no por referencia a un contenido fijo y único, sino por activación de distintos y diferentes códigos en el lector. Siempre existe una co-presencia entre dos o más textos.

Una vez definida la intertextualidad, queremos, en el apartado siguiente, señalar las raíces de este fenómeno que goza de gran importancia entre muchos investigadores contemporáneos.

1.1. Orígenes de la intertextualidad: Bajtín

La intertextualidad surge como fenómeno contradictorio al formalismo ruso consistente en que un texto puede existir como un conjunto autosuficiente. Entre los que apoyan la idea de que un texto no es un todo, ni autosuficiente, citamos a Charles Grivel, Humberto Eco, etc. Este último afirma que el escritor antes de serlo es un lector, y la influencia de otros textos sucede tanto de forma consciente como inconsciente. La idea defendida por Humberto Eco es adecuada, ya que un texto se escribe a partir del conocimiento previo de otros.

Bajtín, en Ónega Jaén (1997:20), impugna la idea tradicional consistente en considerar el sujeto individual como único origen de certeza. Este pensador propone, una definición ‛dialógica’ del ‛Yo’, concebida como una relación entre el ‛Yo’ y el ‛otro’. Esa idea de Bajtín encuentra una relación entre la persona representada en el ‛Yo’ y el mundo exterior y establece varias puertas hacia nuevas perspectivas. A este propósito aportaremos las palabras de Fredric Jameson (1983), en Ónega Jaén (1997:20).

Bajtín habla de tres tipos de ‛yo’ donde representa la cadena hablada: un centro considerado como el mismo ‛Yo’, un ‛no-centro’ que es ‛no-yo’, y la relación entre ambos: emisor, receptor y mensaje. Con esta teoría Bajtín llega a lo que consideramos relación dialogada. Después de Bajtín, Roland Barthes (1974-1977) habla de lo que se denomina “muerte del autor”, considera el autor como entidad y no como un todo.

Bajtín (1981), como señalamos antes, propone un enfoque dialógico. Estudia el individuo y su relación con la sociedad, ya que él insiste en que existe una relación inseparable entre individuo/sociedad y rechaza cualquier idea que separe ambos. Señala que a pesar de que el individuo emplea el lenguaje de forma libre, sin embargo condiciona esta libertad con las reglas del lenguaje como una forma de comunicación condicionada, por su parte, por factores espacio-temporales e histórico-sociales que rodean a cualquier individuo.

Este investigador desdeña la épica por ser monológica, y en la que sólo se oye una sola voz. Para concluir, Bajtín ve que la novela no se limita a sí misma sino que lo supera a otros textos. Estos textos son los que dan al texto una densidad semántica.

Lo dicho hasta ahora sobre el marco teórico de Bajtín, lo resume Martínez Fernández (2001: 53) mediante estas palabras: “La dialogía es el concepto clave por excelencia de la teoría de Bajtín”. El carácter dialógico del discurso es el fundamento de la intertextualidad. Diálogo significa voces ajenas, presencia del 'otro'. De ahí, surge la idea de que el lenguaje es polifónico por naturaleza.

Por su parte, Zavala (1989), señala tres características del pensamiento bajtiniano:

1. La comunicación es un acto social basado en el intercambio; o sea la presencia efectiva del otro.

2. La orientación social es también importante en el discurso literario.

3. La narrativa es fundamentalmente dialógica o polifónica. Todas estas características son importantes para el concepto de intertextualidad.

1.2. Kristeva

El término intertextualidad tiene su origen en las teorías desarrolladas por Bajtín sobre el enunciado dialógico o polifónico. El artículo “Bakhtine, le mot, le dialogue et le roman” de Julia Kristeva publicado en (1967), es el inicio de un concepto que goza de mucha popularidad en estas tres décadas. Esta búlgara dio un paso adelante al término de la intertextualidad, apoyada por los post-estructuralistas franceses que hacen suyo el término intertextualidad.

Considera la intertextualidad como una extensión de la polifonía, término clave para los formalistas rusos, ya que tras un periodo en que reinan las producciones cuyos héroes eran individuos, surge el formalismo ruso que abre camino a producciones donde aparecen los diálogos en vez de los monólogos. La intertextualidad surge con Kristeva como fenómeno que mezcla lo

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