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La mujer vampiro en la literatura romántica


Enviado por   •  21 de Noviembre de 2023  •  Ensayos  •  2.703 Palabras (11 Páginas)  •  32 Visitas

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Escuela de Literatura

Curso: Del neoclasicismo al naturalismo.

Profesora: Loreto Casanueva.

Estudiante: Alexandra Olivares.

La figura del vampiro como una representación de la sexualidad femenina en Carmilla (1872) de Joseph Sheridan Le Fanu.

El vampirismo ha estado presente en la sociedad como un tema cultural desde hace más de cinco mil años gracias a la leyenda y el folklore, en especial, por el antiguo mito de Lilith, un demonio nocturno devora bebés, sin embargo, no es hasta siglos más tarde en el contexto del romanticismo cuando la figura vampírica se consolida especialmente por sus representaciones literarias, tanto en su versión masculina como femenina.

        El movimiento cultural y literario del romanticismo, buscaba, entre otras cosas, una exaltación y representación constante del mundo interior de los seres humanos y la separación de Yo individual de la universalidad de la razón que había sido establecida por movimientos anteriores. En este contexto, las obras románticas destacan en la representación del inconsciente, la fantasía y el sueño.

        Respecto a ello, el arquetipo de vampiro, mostrado a través de los años es una figura que posee varios valores y significados ocultos dentro de las obras en las que aparece y dentro del movimiento anteriormente mencionado, su utilización en distintas obras se relaciona con la representación de sensibilidades humanas no exploradas por la razón, y es por ello que, en la actualidad, las obras con este tipo de temática se vuelven un tema bastante atrayente para el análisis literario, y resultan aún más llamativas cuando se junta con la representación femenina en la literatura que es igual de polivalente y controversial.  

        Uno de los aspectos que más se asocia con la figura del vampiro clásico es la sexualidad, puesto que estas figuras encarnan el deseo y la seducción para atraer a sus víctimas y es por ello que, de cierta manera, el romanticismo encontró en esta criatura un motivo para hablar del tema sexual con una mayor amplitud.

        Además, si se tiene en cuenta el arquetipo de mujer malvada o femme fatale presentes en la literatura hasta el siglo XVIII y XIX, no es de extrañar que los románticos consideren atrayente la idea de unir la imagen seductora de la feminidad con la sexual del vampiro a modo de también relacionar esta belleza con la muerte y la enfermedad.

        Respecto a ello, la obra más representativa del arquetipo de la vampiresa es Carmilla (1872) del autor irlandés Sheridan Le Fanu, considerada pionera entre las historias de vampiros y su importancia en la consolidación del vampirismo en la literatura es tal, que incluso fue la inspiración para la famosa obra posterior; Drácula (1897).

        Entre los aspectos relevantes presentes en la obra de Le Fanu destaca particularmente el contraste entre la mujer fatal y la mujer frágil dado en una relación homosexual entre vampira-victima (humana). Asimismo, la relevancia que toma el sueño como una necesidad romántica de profundizar en el inconsciente de los personajes y en este caso de deseos reprimidos en torno a la sexualidad, lo cual se complementa con otros detalles como la lucha entre el querer y deber ser representada en la relación de Laura y Carmilla, por una parte, y el rol que cumplen el padre de Laura y el sacerdote como símbolo del sistema patriarcal como sinónimo de racionalidad y equilibrio por otra.

Debido a todo lo anteriormente mencionado, resulta llamativo entonces, analizar la representación vampírica ligado a lo femenino y la exploración de la sexualidad en esta obra, puesto que, dentro de la lectura expuesta en el presente ensayo, se intentará explicar el uso del arquetipo de la vampiresa en Carmilla (1872) como una alegoría a la homosexualidad, específicamente del lesbianismo, a través de la tentación del “bien” y la seducción junto con el miedo a lo oculto y lo diferente.

Para esto, además de la novela en cuestión, se utilizarán los textos «El motivo de la Mujer vampiro a través de "La Gran madre" de E. Neumann ("Clarimonde", de T. Gautier y "Carmilla", de Le Fanu)» (2013) de Marta Gómez y “La seducción del mal. la mujer vampiro en la literatura romántica” (2014) de Golrokh Eestessm Párraga.

En contextualización previo al análisis, Carmilla (1872) de Joseph Sheridan Le Fanu es una novela corta narrada por Laura, una jovencita inglesa de dieciséis años que vive junto con su padre en un castillo en Austria. El relato es un viaje por los recuerdos traumáticos y placenteros que la joven guarda en su memoria respecto a su encuentro con una atractiva mujer llamada Carmilla, quien resulta ser una vampiresa.

Respecto a la naturaleza romántica de la obra a analizar, hay dos aspectos de la novela que evidencian su vinculación con el movimiento literario al que pertenece. Uno de ellos, es su carácter gótico, el cual, dentro del marco del romanticismo se relaciona directamente con los relatos de terror, la atmosfera de misterio dentro de las obras y el desarrollo de la acción dentro de monasterios o viejos castillos, como es el caso de Carmilla. Y, por otra parte, otro de los aspectos que hacen de esta novela una obra romántica, es el formato en el que está escrita, puesto que, de manera sutil, el texto pareciera ser una larga carta, o si se quiere entender de otra forma, cada capítulo podría representar para el lector una carta diferente de Laura hacia otra muchacha, amiga, de la cual no se tiene más información. Este hecho además de poner a la novela en un ambiente totalmente romántico al acercarse al género epistolar propio del movimiento también establece la esfera femenina en la cual se desarrolla el relato y resulta fundamental para la lectura planteada a continuación.

Por otra parte, para la reflexión en torno al personaje que moviliza la trama, Carmilla, es importante mencionar parte del origen de la figura del vampiro en la literatura. Como se mencionó a inicios de este ensayo, el mito vampírico podría tener sus raíces justamente en la figura de un demonio femenino, Lilith. Según la tradición judía, Lilith fue la primera esposa de Adán, caracterizada por ser hermosa y terrible, puesto que se rehusaba a “cumplir” con el rol de esposa impuesto para ella. De esta manera, la mujer fue expulsada del edén y según la leyenda, en su forma de demonio, se dedica a secuestrar y devorar bebés.

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