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Laberinto De La Soledad, Antipatriotismo


Enviado por   •  13 de Junio de 2013  •  1.806 Palabras (8 Páginas)  •  482 Visitas

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Introducción:

Aquí surge una pregunta importante: ¿Por qué México pudiendo ser primer mundo o potencia seguimos en el subdesarrollo a la sombra de estados unidos?

En este ensayo desarrollaré basado en lo leído en el laberinto de la soledad, mi idea de por qué México no es una potencia como podría serlo por sus, riquezas naturales, extensión de territorio, lugares turísticos históricos y culturales, y por su misma gente, que quizá es el punto clave para responder esta pregunta, que tanto nos hemos hecho en muchos momentos críticos en nuestra historia y aun pareciera que esta continuara sin una respuesta clara o quizá tan solo, la respuesta existe pero no la queremos ver.

Desarrollo:

Patriotismo débil o Anti patriotismo

¿Por qué razón? otras culturas crecen a pesar de la adversidad y México a pesar de tanta riqueza, continua estancado en comparación con culturas y naciones que sin tantas riquezas y de prácticamente en algún momento der destruidos o pasar momentos difíciles, se levantan, se reinventan y cambian toda su situación ante la crisis y avanzan.

Para esto quizá primeramente debemos entender que es realmente una crisis:

Por ejemplo: tanto los chinos, los judíos, los hindúes, prosperan en los países a los que llegan, porque primeramente buscan hacer negocio y entre ellos se tienden una mano y ayudan entre sí, quizá por eso cuando ya encuentran compatriotas en otros países a donde llegan, ya saben que al menos tendrán con quien platicar y quien les diga los pormenores del país o lugar nuevo a donde están arribando y probablemente sean quienes les ayuden a instalarse y a poner en marcha sus propios negocios, con lo cual al tiempo van formando sus propias comunidades exitosas y bajo una hermandad y sin perder su propia cultura y raíces.

Quizá lo importante es que aunque por múltiples razones abandonaron sus países de origen, nunca olvidan sus raíces, ni a su gente por tanto nunca rechazaran a alguien que como ellos por alguna razón tiene que abandonar su patria.

Caso muy contrario podría ser el del Mexicano que al llegar a otro país pareciere que olvidara su propia cultura y a su gente.

Pareciere que están solos y así se sienten

Octavio paz cita al respecto:

---Es cierto que apenas nacemos nos sentimos solos; pero niños y adultos pueden trascender su soledad y olvidarse de sí mismos a través de juego o trabajo. En cambio, el adolescente, vacilante entre la infancia y la juventud, queda suspenso un instante ante la infinita riqueza del mundo. El adolescente se asombra de ser. Y al pasmo sucede la reflexión: inclinado sobre el río de su conciencia se pregunta si ese rostro que aflora lentamente del fondo, deformado por el agua, es el suyo. La singularidad de ser —pura sensación en el niño— se transforma en problema y pregunta, en conciencia interrogante---

Quizá tan solos nos sentimos que cuando llegamos a otro sitio, no nos sentimos ni de aquí ni de allá y por tanto desconocemos a los propios, y como el dicho, “que cada quien se rasque con sus propias uñas” y en vez de ayudar a un compatriota recién llegado es más sencillo darle la espalda y que le haga como pueda, al igual de como yo lo hice al llegar y nadie me tendió una mano.

Un caso muy representativo es el pachuco:

Que al estar y crecer en Estados Unidos, y no lograr ser aceptado por la sociedad estadounidense y no sentirse reconocido, busca inventarse una identidad, en lugar de tomar su identidad materna y ostentarse orgulloso de sus raíces, pareciera que resulta más sencillo el inventarse una identidad la de “Pachuco”, y vestirse como se vestía tin tan en alguna de sus célebres películas, pero sin el humor que a él le caracterizaba.

Al respecto Octavio Paz menciona:

--Aunque tengan muchos años de vivir allí, usen la misma ropa, hablen el mismo idioma y sientan vergüenza de su origen, nadie los confundiría con los norteamericanos auténticos. Y no se crea que los rasgos físicos sean tan determinantes como vulgarmente se piensa. Lo que me parece distinguirlos del resto de la población es su aire furtivo e inquieto, de seres que se disfrazan, de seres que temen la mirada ajena, capaz de desnudarlos y dejarlos en cueros.

Los "pachucos" no reivindican su raza ni la nacionalidad de sus antepasados. A pesar de que su actitud revela una obstinada y casi fanática voluntad de ser, esa voluntad no afirma nada concreto sino la decisión —ambigua, como se verá— de no ser como los otros que los rodean. El "pachuco" no quiere volver a su origen mexicano; tampoco —al menos en apariencia— desea fundirse a la vida norteamericana. Todo en él es impulso que se niega a sí mismo, nudo de contradicciones, enigma. Y el primer enigma es su nombre mismo: "pachuco", vocablo de incierta filiación, que dice nada y dice todo. ¡Extraña palabra, que no tiene significado preciso o que, más exactamente, está cargada, como todas las creaciones populares, de una pluralidad de significados! Queramos o no, estos seres son mexicanos, uno de los extremos a que puede llegar el mexicano.

Incapaces de asimilar una civilización que, por lo demás, los rechaza, los pachucos no han encontrado más respuesta a la hostilidad ambiente que esta exasperada afirmación de su personalidad.—

Como un ser como el pachuco podría tenderle a la mano a un compatriota en necesidad, si al parecer ni el mismo se siente ni norteamericano,

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