Las Ilusiones Perdidas Resumen

LAS ILUSIONES PERDIDAS

PARTE I

LOS DOS POETAS

La obra literaria inicia con la narración de la vida de Jerome Nicolas, dueño de una imprenta en el poblado de Angulema y padre de David Séchard, hijo al que le otorgó una buena educación. Sin embargo, este personaje se muestra vanidoso y egoísta desde un principio y desea que se hijo se quede a cargo de la imprenta en la que ha trabajado toda su vida, pero el joven muchacho se niega estando poco convencido sobre el asunto.

Es la duda la que lo ofende, y le da una larga conversación sobre el valor y los beneficios que significaría la imprenta e insiste, logrando que David finalmente acepte en silencio, un silencio que deja preocupado al señor Séchard padre.  

David, desde el punto de vista de su padre, no era un hombre digno de los negocios puesto que el muchacho era humilde y generoso, y esas características no servían en el comercio, y en cierto punto acierta sobre la posibilidad de que no le vaya bien en el manejo de la imprenta. Poco tiempo después la cosas no marchan bien y  pronto David se ve obligado a vender el diario de su imprenta a los hermanos Cointet, dos hombres ambiciosos del poder quienes habían difamado a David Séchard de liberalismo y ateísmo para el beneficio de su propia imprenta.

Durante este proceso David se había encontrado con un viejo amigo del colegio, Lucien Chardon. Es en ese momento la historia se pausa brevemente para contarnos sobre la vida de este nuevo personaje: explicándonos su mísera vida después de la muerte de su padre, quien dejo en manos de su familia su preciada farmacia y sus ahorros, ahorros que temprano se acabaron. Su madre se ve necesitada de vender la farmacia para sobrevivir, y se cambia de Señora Chardon a la señora Charlotte para trabajar todo el día junto con su hija y así mantener a su familia.

Y es en el recuentro con David que lo ayuda un poco de sus problemas, ya que este le ofrece trabajar juntos con las ideas del mando de la imprenta, pero a pesar de que ambos personajes eran muy inteligentes, todo resulta en fracaso.

Y es luego de unos hecho que Lucien cae enamorado de la señora de Bargeton, un mujer mayor con poder gracias a su marido, está de más decir que el punto de estar casada no es un obstáculo para que ella y Lucien se conviertan en amantes, pero el joven poeta no deja de lado su amistad con David para el alivio de éste.

Estos dos amantes se conocieron gracias al señor du Chatelet, hombre de gran influencia interesado por la señora de Bargeton y por ende celoso de Lucien le hace pasar por una serie de trampas que para desgracia suya no funcionan.

Es la señora de Bargeton la que intenta adentra a Lucien en la alta sociedad, y éste hace lo mismo con su amigo David para que juntos lleguen a cumplir sus metas, pero Séchard se niega amablemente justificándose que no sería bienvenido por ser el impresor del rey y lo alienta a seguir adelante.

Lucien, sin embargo, es inconsciente sobre el amor mutuo que esconden su hermana Evé y su amigo. Cabe decir que en la casa de la señora de Bargeton se llevaría a cabo una fiesta para que Lucien tenga se oportunidad de presentarse como poeta ante los nobles, y es por eso que ansioso asiste temprano encontrándose a solas con el esposo de su amante y estando en un silencio incómodo hasta que el señor du Chatelet se une a ellos y la incomodidad aumenta.

Pero las cosas no mejoran cuando los invitados y la señora de Bargeton comienzan a ser presencia y Lucien es consiente en la gran diferencia de vestimenta entre ellos y él, preocupándose por sus pobres prendas. Esto es solo el inicio.

Durante el transcurso de la fiesta, el narrador nos va describiendo las características de los invitados, desde sus familiares hasta la forma de actuar y vestir, y resaltando el instante donde todos ya reunidos escuchan los poemas recitados por Lucien y para su mala suerte nadie supo apreciar los bellos versos y, aunque intenta resaltar sólo consigue ser humillado por aburridos y envidiosos invitados y ser defendido por la señora de Bargeton.

Mientras tanto, con la excusa de hablar sobre Lucien, David y Evé salen a caminar juntos. Y David se desahoga contándole sus preocupaciones sobre el destino de su preciado amigo, sobre sus miedos de que este se desvíe de sus valores y enseñanzas, pero Evé se muestra en desacuerdo alegando que debería confiar más en Lucien.  Con el hilo de la conversación David aprovecha para pedirle matrimonio y Evé algo avergonzada pero dichosa acepta.

La felicidad de ambos enamorados hablando sobre su futuro se ve interrumpida por la aparición de Lucien, quien llega a contarles de sus desdichas en la casa de la señora de Bargeton. David y Evé se compadecen de él y le cuentan la buena noticia, y aunque al principio al poeta no le llena de dicha termina por alegrarse.

Luego de eso el señor Séchard hijo comienza hacer planes de construcción para la familia de su cercano matrimonio por su cuenta ya que no contaba con la aprobación de su padre, gastándose de ese modo casi todos sus ahorros.

En el caso de Lucien, el poeta seguía yendo a ver a su amante y el pueblo había comenzado a sospechar y a crear rumores sobres ellos que no eran del todo falsos. Finalmente, luego de una discusión son descubiertos y todos se enteran por boca del chismoso señor Chandour. Pero la señora de Bargeton siendo lista y adelantada, va donde su marido con el papel de víctima antes que cualquiera para que él salga en su defensa por lo ofensa cometida. Y así sucede, el señor de Bargeton le dispara al señor Chandour dejándolo gravemente herido.

Tiempo después de esto, el poeta se reúne con su Lousie y ésta le ofrece ir a París juntos, un día antes de la boda de David y Evé. Lucien se marcha con los ahorros que su familia le había dado, dejando a David cerca de la pobreza.

PARTE II

UN GRAN HOMBRE DE PROVINCIAS EN PARÍS

Ya en París, las cosa cambian, Lucien comienza a sentirse ilusionado por las oportunidades y su interés por su amada va desapareciendo. Y este mismo efecto ocurre con la señora de Bargeton, quien se fija en el señor du Chatelet.

Entre los dos amantes surge un desamor mutuo, donde las opciones varían entre abandonar el otro o no. Esto pasa hasta que la señora de Bargeton, aconsejada por su prima la marquesa de Espard, evita la presencia de Lucien y lo abandona sin más en la Ópera.  Partiendo su corazón en lo más profundo, ya que de alguna manera la pasión que él sentía por ella lo mantenía en pie ante los problemas de París. Lucien se da cuenta del abandono y del poco dinero que le sobraba muy tarde, por lo que se cambia a un hotel mucho más barato que le había mencionado en el Barrio Latino, y desde eso empieza a economizar su capital para vivir bien.

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