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julio967Ensayo23 de Agosto de 2018

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Índice

Introducción

En el siguiente trabajo, se definirá lo que es un empresario, su historia, sus mitos y sus roles en la sociedad y él porque es una parte angular de la sociedad actual.

Como definición se puede definir al empresario como la persona la cual, de forma individual o colectiva, que está capacitada de forma adecuada, el cual reúne un grupo de trabajo para proveer servicios, los cuales debe apoyar por medio de capital y/o objetivos claros para el funcionamiento de dicha empresa.

Como parte de la sociedad el empresario representa la actuación y administración de una o varias empresas de las cuales debe tener las siguientes funciones:
A. Medir los resultados de las fuerzas de trabajo
B. Conocer los números de la producción actual de su empresa
C. Fijar el perfil de trabajador que se necesita para elaborar los objetivos de dicha empresa
D. Encargarse de programar las actividades de la misma
E. Asegurarse de emplear de manera eficiente los recursos

Por lo que se establece que el empresario es la parte fundamental de una empresa debido a que aporta tanto capital, como conocimientos para iniciar con un proyecto empresarial.

Objetivos


  1. Investigar acerca de la historia de la figura del empresario
  2. Definir el concepto de Empresario.
  3. Entender el rol que juega un empresario al iniciar una empresa
  4. Comprender las características que debe tener un empresario
  5. Definir los mitos que rodean a el empresario
  6. Comprender la relación entre el empresario y los servicios de salud y como afecta el hecho de que haya clima para iniciar empresas en el país al sistema de salud

Empresario

Algunos autores definen al empresario en función de las características de la personas, otros, toman en cuenta el proceso, otros, la gestión que desarrollan, otros lo definen como actor económico. Sin embargo, hay varios hechos comunes en estas definiciones:

a) Identificación de la oportunidad.

b) Creatividad e innovación en la puesta en marcha de la oportunidad.

c) Consecución y asignación de recursos de todo tipo.

d) Inversión de dinero, tiempo, conocimiento y energía.

e) Creación de riqueza y generación de empleo, actuación con libertad, independencia y autonomía.

El Empresario es la persona o conjunto de personas capaces de percibir una oportunidad y ante ella formular, libre e independientemente, una decisión de consecución y asignación de los recursos naturales, financieros, tecnológicos y humanos necesarios para poder poner en marcha la empresa.

La definición de Empresario permite distinguir el concepto, empresario, inversionistas, inventor y gerente.

  • El inversionista: no ve una oportunidad de empresa ni la desarrolla; ve oportunidad de invertir en una empresa pensada, diseñada y operada por otros. Pone en riesgo su dinero y tiene como único objetivo la obtención de rendimiento monetario.
  • El inventor: sin duda percibe la oportunidad, es creativo, invierte energía, conocimientos y tiempo y a veces dinero. Pero en muchas ocasiones no tiene capacidad de conseguir los recursos que permitan convertir en realidad la oportunidad y, por ello, no logra participar de la empresa.
  • El gerente: de manera habitual, trabaja y dirige la operación de una empresa que se le entrega establecida, no tiene dinero invertido en esta, y por tanto, no corre riesgos monetarios. Su recompensa es en lo fundamental lo monetario. Su poder creativo e innovador en la empresa es muy pequeño.

Visión Histórica del Empresario

Siglos XVIII-XIX: el mercader sedentario

En la época de la Revolución Industrial el empresario es individual. Según Adam Smith, el empresario era un mercader sedentario en el que coincidían las figuras de propietario del capital y de controlador de los medios de producción.

Años después cuando R. Cantillon (1680-1734) entendió por primera vez la figura del empresario como un hombre de negocios, ya que era el agente que compraba los medios para producir y, posteriormente, revendía a un precio incierto. El empresario, por tanto, era una figura que asumía riesgos ya que no sabía si recuperaría el desembolso efectuado.

Siglo XIX: el empresario organizador

Gracias a los avances tecnológicos de la época, a la ampliación de mercados y al surgimiento de grandes necesidades del capital, aparecen por primera vez las grandes sociedades, en las que diversos propietarios financian conjuntamente la empresa. Con la llegada de esta forma societaria se empiezan a separar por primera vez los objetivos del empresario y del capitalista, surgiendo de esta forma lo que el economista Marshall denominó como empresario organizador.

El capitalismo llega a una etapa en la cual el capital se fracciona entre un número amplio de accionistas y se elige al empresario en función de su capacidad. Este nuevo empresario afronta ahora un riesgo más profesional que patrimonial, ya que lo que este arriesga no es su dinero, sino su puesto de trabajo. Las funciones de este empresario profesional son, por tanto, las de organizar, planificar y dirigir factores en la consecución de un beneficio para los accionistas.

Siglo XX: empresario como persona que asume un riesgo

Nos referimos, como algunos entendidos habrán podido prever, a la teoría económica del economista Knight, según el cual el empresario es la persona que asume el riesgo derivado de la actividad económica, ya que adelanta una cantidad de dinero real y cierta con el objetivo de recoger un beneficio incierto.

Knight siguió diferenciando entre el empresario profesional, que era el que daba las órdenes de gestión de la empresa y desarrollaba la función de organización; y el empresario patrimonial, que era el que hacía el desembolso de dinero y, por tanto, asumía el riesgo.

Siglo XX: empresario como persona innovadora

Según Shumpeter, otro economista de la época, no era el riesgo el factor explicativo de las ganancias del empresario, sino la innovación y el progreso técnico. Según él, las fases del cambio tecnológico eran tres: invención, innovación e imitación.

Shumpeter, el empresario era la figura que inventaba e innovaba en el mercado, de tal forma que obligaba a los competidores a imitar su descubrimiento. Mientras esto ocurría o no, los beneficios para la empresa eran enormes. El fin del empresario, por tanto, no era otro que inventar e innovar para así conseguir unos beneficios extra que terminarían desapareciendo cuando los competidores le imitasen.

Siglo XX: empresario tecnócrata

La separación entre la propiedad y el control de la empresa que ya hemos visto trae consigo que el tamaño de muchas organizaciones y la complejidad de las decisiones que en ellas hay que tomar sea tal que muchas empresas no puedan ser dirigidas por una sola persona, sino por un órgano colegiado que se puede denominar tecnoestructura, formado por un conjunto de expertos en las distintas áreas de actividad de la empresa (Galbraith).

Podemos decir que esta dirección compartida por técnicos se cumple en las grandes empresas, donde los accionistas son únicamente inversores que tienen como única función obtener un rendimiento por su capital invertido. Sin embargo, en las empresas individuales o familiares, pequeñas y medianas empresas, queda el primitivo poder del capitalista o propietario.

El empresario en la actualidad

Actualmente el empresario ha de ser innovador, además de un buen líder y saber ser un buen estratega para escoger los caminos adecuados para conseguir los objetivos. La nueva figura del empresario cumple las siguientes características:

  • El empresario ya no es necesariamente el propietario de la empresa, aunque en las empresas de pequeño tamaño siga siendo así. Esto se debe a la separación entre la propiedad y el control de la misma.
  • El empresario no tiene por qué ser una única persona. En muchos casos, sobre todo en las empresas de mayor tamaño, el empresario se convierte en un órgano colegiado, como sucede con el consejo de administración de las sociedades anónimas.
  • La actividad del empresario no tiene por qué ser de tipo técnico. Más bien se dedica a fijar objetivos, establecer planes, organizar la empresa, etc. Esta función se denomina administración, o management.

Mitos del Empresario

Mito 1. Los empresarios no analizan.

Esta concepción es muy generalizada e incluso, con gran frecuencia, los mismos empresarios plantean un desprecio por los métodos de análisis formal cuando dicen: “Yo para mis negocios, no hice nunca un estudio”.  Esta posición de la idea de que el empresario es un loco, a quien le plantean o identifica una oportunidad y sin ningún raciocinio o consideración se lanza y se pone en riesgo, y peor aún, pretende ilustrar esta conducta como la que conduce al éxito.

La verdad es distinta, los empresarios exitosos por una largo período, no juegan a la ruleta rusa, no se arriesgan por corazonadas o por impulsos emocionales.  Ellos analizan muy bien la oportunidad, la miran por todos lados, la evalúan con un software mental que ya tienen estructurado y que recibe datos por todos los sentidos; calculan cuidadosamente sus movimientos antes de actuar. 

El verdadero empresario, con análisis formales o informales, tiene la habilidad para pensar y evaluar la situación y actuar en el momento oportuno, bien sea para realizar el proyecto, si está convencido de que éste pueda salir adelante, o para rechazarlo, si cree que sus oportunidades son muy escasas.

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