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Literatura Universal


Enviado por   •  18 de Mayo de 2013  •  Tesis  •  1.786 Palabras (8 Páginas)  •  327 Visitas

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Nombre: Cindy Mabel Ramírez Gabler.

Ramo: Intro. Literatura Universal. (NRC- 4135)

Profesor: Nibaldo Cáceres.

Fecha de entrega: 30/04/2013

Testimonio de un típico adolescente.

Una época sombría en la vida personal.

Un pasaje a lo desconocido en mano.

Tenues sombras.

El bien y el mal.

La concepción que tengo del ‘’bien’’.

La concepción del ‘’bien’’ que tienen mis de mis padres.

¿Qué mejor que un escritor divague en mi (difusa) mente y me dé a entender el sentido de la identidad? La continua lucha por encontrar mi “yo” oculto, preso, atado a una esclavitud externa y social.

“Lo que mi curiosidad buscaba, lo que suscitaba sueños, placer y miedos, no encajaba en absoluto dentro de la felicidad mimada de mi paz infantil.” (HESSE HERMANN. Demian, 1919)

Herman Hesse (1877- 1962), creó ‘’Demian’’, un libro profundo, empapado en reflexiones.

He logrado sentir cariño por los personajes ya que, para muchos al igual que para mí, han sido un espejo de nuestras propias mentes. Esta novela fue publicada bajo el pseudónimo de "Emil Sinclair’’, años más tardes Hesse revela ser el autor.

Hesse crea esta novela para testificar su travesía de niño a adulto, la pésima relación con sus padres y el anhelo de crear un mundo ficticio pero satisfactorio, un mundo paralelo, un mundo donde hacer lo que está prohibido; no está prohibido.

‘’Emil Sinclair’’ es el personaje principal. Un joven encadenado a una familia religiosa que, estúpidamente, interfirieren en su visión del mundo.

“Se glorifica a Dios como padre de toda la vida y se oculta y silencia la vida sexual, fuente y substrato de la vida misma, declarándola pecado y obra del demonio”. (HESSE HERMANN. Demian, 1919)

Los padres suelen ser la ‘’piedra de tope’’ en la adolescencia. Les vemos como ‘’enemigos’’, les tememos, obedecemos sus órdenes aunque muchas veces van en contra de nuestro propio criterio, ya sea ‘’correcto’’ o ‘’incorrecto’’; pero nuestro.

En el transcurso de la novela, Emil conoce a Max Demian, un joven inteligente, maduro, poseyente de su propia concepción de la vida. Es Max quien ayuda a Emil a encontrarse a sí mismo, liberándolo de sus dudas existenciales. Actuando prácticamente como su psicoanalista.

Hesse al igual que Emil, tuvo una caótica adolescencia, por esto se dice que es un relato autobiográfico del autor.

Prácticamente no existen las adolescencias ‘’plenas’’, son montañas rusas de emociones, una búsqueda desesperada… Buscamos y buscamos, sin saber, si quiera, qué es lo buscado. Así de perdidos nos encontramos. ¿Cómo no sentirnos identificados con Emil?

El ser ‘’adolescente’’ nos deja expuestos a una serie de problemas relacionados con la existencia propia, más allá de eso, nos sentimos extraviados en un mundo que pareciera no entendernos.

En esta etapa de nuestras vidas, deseamos comprenderlo todo, queremos y nos desvelamos noches enteras, intentando descifrar quiénes somos, qué somos. Lo prohibido se vuele tentador y experimentamos cambios en nuestra visión del mundo. Todo esto, para lograr, al fin, obtener y crear nuestro propio sello de identificación.

"Quería tan sólo intentar vivir aquello que tendía a brotar espontáneamente de mi, ¿por qué me iba a ser tan difícil?" (HASSE HERMANN. Demian, 1919. p. 2)

Muchas veces me sentí suspendida en un espacio confuso, la constante pregunta me volvía loca… ¿estaré haciendo lo “correcto”?

Cada paso que di en mi adolescencia estaba marcado por las sombras de mis padres, al igual que Emil, la realidad familiar pasó a ser la única fuente que se tiene del mundo, los conceptos que poseen la familia sobre la vida, y el cómo hay que vivirla, tristemente nos influencia.

Llega un momento en la vida de todo adolescente en el que tomamos el timón de nuestro barco, alzamos las velas y nos adentramos en el mar del destino, sin saber qué cosas encontraremos en el camino. ’’Así era yo. Una infame basura, borracho y sucio, asqueroso y grosero, una bestia salvaje dominada por horribles instintos. Este era yo el que venía de los jardines donde todo es pureza, luz y suave delicadeza, el que había disfrutado con la música de Bach y los bellos poemas. Aún me parecía escuchar con asco y con indignación mi propia risa, una risa borracha, descontrolada, que brotaba estúpidamente a borbotones. Así era yo.” (HASSE HERMANN. Demian, 1919. p. 28)

Una forma de salir de esta realidad es rebelarse y manifestarse en contra de los estándares. El alcohol, las drogas, las fiestas, comúnmente, suelen ser motivo de esta rebelión.

He querido conocer el mundo, verlo desde mi perspectiva, tomarme la atribución de vivir mi vida a mi manera, con mis reglas y mis gustos.

“El pájaro rompe el cascarón, el huevo es el mundo. El que quiere nacer tiene que romper el mundo.” (HESSE HERMANN. Demian, 1919)

Atrás van quedando las cenas en familias, los domingos de paseos, todo queda atrás. Me desligo del núcleo, y enfrento de cara a quienes me dieron la vida, los mismos que me quieren arrebatar la búsqueda de mi independencia.

Vivía desorientada, perdí el control de mis emociones, pero al fin y al cabo, estaba a un par de pasos de poder elaborar mi propio criterio. Por momentos sentí que perdía el rumbo de mi vida, sentí miedo, no sabía lo que era el mundo, ni se cruzaba por mi mente cómo podría ser. Jamás me dieron una idea de lo que había más allá del pórtico de mi casa. Estaba asustada.

Me encontraba rodeada de caras sin rostro y distorsionadas voces. Noté lo que había de Emil en mí, ambos sentíamos miedo y vivimos, al igual que muchos, la desunión

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