¿QUÉ ME ENSEÑO CON LO QUE HAGO?

¿QUÉ ME ENSEÑO CON LO QUE HAGO?

Seres humanos sujetos a elegir, a actuar y a construir  un saber

¿Qué estamos haciendo?

Seres humanos, la única especie con capacidad de razonar, de comprender, de articular, de proponer y generar nuevas cosas. Diariamente las personas se ven en la obligación de elegir “libremente” un sin fin de cosas, desde despertarse, hasta dormir; aunque es libre de elegir, se ve en la obligación de hacerlo en momentos determinados, la rutina y el estilo de vida lo obliga a hacerlo porque está en una constante línea donde puede escoger el sí o el no, libremente debe escoger uno de los dos porque la  misma existencia se lo exige.

Independientemente de lo que elija,  las diferentes cosas que le presente la vida van a ser adaptadas o desechadas, cabe aclarar que muchas de las que se adaptan se vuelven una dinámica y la acción de un diario vivir, debido a que se convierten en necesidad para el ser humano, pero al mismo tiempo, se torna algo tan mecanizado que el  cerebro lleva a realizar dicha acción sin cuestionamiento alguno. Es importante pensar sobre esta situación, realmente no es malo, malo sería que todas las cosas que componen los diferentes aspectos de la vida de cada quien, se nutra de ejercicios rutinarios sin algún tipo de  dinámica que   permita entrar a otros campos y descubrir nuevas cosas.

Por naturaleza humana, las personas tienen que vivir procesos durante su existencia, estos se componen de educación, formación, crecimiento familiar, espiritual, social, emocional, etc. Estas vivencias ya están marcadas en la sociedad,  cabe aclarar que hay situaciones como las de aprender a caminar que se desarrollan y se cumplen por naturaleza, pero,  al hablar de diferentes tipos de comportamientos y que haceres, se puede afirmar que ya están previamente diseñados, desde pequeños se les obliga a regirse a conductas que están entre el canon de lo bueno, de lo que debe ser ante los ojos de la sociedad, llega un punto donde cada uno se convierte en lo que los demás dicen que es, pero una vez más, se está en la libertad obligatoria de elegir que se quiere ser en esta vida.

Pero, ¿Quién se ha atrevido a desalinearse de alguna conducta y faltar a la norma? Pues de antiguas generaciones  se conoce a un amante del diálogo, Estanislao Zuleta, una persona que rompió su estructura educativa al negarse a asistir a una escuela donde le dijeran qué hacer, fue el primer paso para dejar la práctica a un lado por la praxis.

Se puede afirmar que dejó a un lado la rutina de una práctica diaria para sumarse a la experimentación de nuevos saberes, que es lo que Carlos Juliao ha llamado praxelogía y aunque una las primordiales posiciones que asume el autor en cuanto a este concepto, es el hecho de que no se puede definir directamente, es de  considerar que sí se puede lograr  en un primer momento bajo una  experiencia propia, es decir, podrían plantearse diferentes definiciones pero hasta que no se salga del canon de lo ya establecido no podrá entenderse  en su totalidad y para esto, es preferible tomar un ejemplo como evidencia de lo que podría ser:

Una persona desde su niñez se ha regido por lo que en su casa ha aprendido, por lo que en el colegio le han enseñado y por lo que la sociedad le ha planteado que es lo bueno y es lo que debe hacer  como ser humano, enfocando este ejemplo a la vida cotidiana de una mayoría, siempre le han enseñado que debe estudiar para ser alguien en la vida, culmina su colegio, su universidad, se convierte en un profesional, uno más que busca que lo empleen, apenas tiene las formas para mantener a alguien decide lanzarse al matrimonio, tiene hijos y en definitiva la vida lo consumió  y todo para tener un reconocimiento como muestra de haber hecho algo y porque siempre fue en busca de la “felicidad”, hasta aquí va con las practicas diarias.

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