Secretos de la prensa internacional 2031
Paola Andrea Raga NaranjoEnsayo12 de Noviembre de 2015
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Paola Andrea Raga Naranjo
Secretos de la prensa internacional
2031
5 am, entre sueños una fría sensación me recorre la cara, en seguida entro en conciencia y veo una lengua metálica, es Tommy mi perro que quiere de comer, me levanto de la cama.
Como es costumbre, no hay nada en la alacena, la ración que me da el Estado no me alcanza ni para la mitad del mes.
5:45 am Tommy sigue ladrando, así que no tengo opción, le sirvo en su plato las últimas herramientas: unos alicates y unos cuantos tornillos, sin el ladrido del perro mis pensamientos empiezan a fluir, me cuestiono sobre el mundo, sobre mí, e incluso sobre la supervivencia de Tommy.
6:10 am me dirijo a los dos minutos de ducha semanal, no hay jabón, ni shampoo, ni aceite, no tengo opción, me baño con solo agua; cada vez más siento como se me oxidan las rodillas, necesito con urgencia un poco de aceite o tal vez lo que necesito es una pieza nueva.
Ya son las 6:30 am suena una alarma, no tengo tiempo para seguir pensando en mis necesidades, rápidamente me pongo el overol de todos los días, me recojo el cabello y me dirijo al tubo de salida.
La habitación que nos asigna el Estado no tiene ventanas ni rejillas que permitan ver el exterior, es por ello que el tubo es la única forma de entrar o de salir de allí, al entrar al tubo no se sabe a dónde llegaras, pues es el Estado quien controla el tubo y decide cual es el destino de cada uno de los días. Únicamente se sabe que cuando suena la alarma debes entrar en el tubo, si no lo haces la ración de comida y de implementos de aseo se demorara un mes más.
Esta vez, el tubo me dirige a la planta de agua, nada adecuado para el óxido que hace parte de mis rodillas, me dispongo a dirigirme al lector de pupila para que me asigne la labor que debo cumplir, desde que nos implantaron partes de robot, tanto hombres como mujeres podemos realizar las mismas funciones, en especial si se tratan de carga pesada.
A las 6:40 am el lector me asigna la labor de extracción, desde que el agua dulce se agotó, el Estado ideo la forma para conseguir agua de las nubes, es por ello que mi labor consiste en manipular una maquinaria que llega hasta la estratosfera, absorber cada una de las partículas de agua que conforman las nubes y con estas conformar litros de agua potable.
A pesar de que a diario se produce cerca de 5000 litros de agua en la planta, a nosotros no nos llega ni una cuarta parte de eso, al contrario es muy rara la vez que contamos con agua en las habitaciones, el único día que tenemos agua es el día que nos permiten los dos minutos de ducha.
De inmediato empiezo a cumplir mi labor, me instalo en una pequeña cabina de vidrio con un monitor que me permite manipular la maquinaria, a las 7:00 am pasa un robot de seguridad registrando nuevamente las pupilas para cerciorarse de que realmente estamos cumpliendo la labor.
Cerca de las 8:30 am veo a un hombre que se dirige a mi cabina, hace dos semanas que no tenía contacto con alguien de mi especie, las relaciones sentimentales no eran permitidas e incluso ni eran necesarias, no había tiempo y para preservar la especie el Estado tenia laboratorios genéticos, en los cuales germinan fetos humanos, y si alguno de estos llegase a salir con partes faltantes se le modifica con piezas robóticas.
El hombre me hace señas pidiendo ayuda, salgo de la cabina a ver qué es lo que necesita, a unos seis metros de mi cabina se encuentra una mujer mayor en el piso, pálida y sin respiración, no pasaron dos segundos cuando detrás de nosotros estaba un robot de seguridad, le tomo el pulso a la mujer, se aseguró de que estuviese muerta, se la echo al hombro y se fue.
La vida y la muerte son cosas banales, todo perdió su valor desde hace mucho tiempo, de seguro esta mujer fue puesta en un bote de basura, como cualquier otro desecho de la planta.
A las 9:00 am retomo mi labor sintiéndome impotente, poco a poco se me olvida lo sucedido y me concentro en fabricar el agua que nunca tendré en mi habitación, a las 12:00m nuevamente pasa el robot registrando las pupilas de cada uno, no hay descanso, no hay almuerzo, la jornada sigue de largo.
A la 1 de la tarde, Tommy invade mi pensamiento y recuerdo que no tiene que comer, así que me dispongo a buscar cualquier pieza metálica que estuviese suelta en la cabina, un par de tuercas y tornillos caen con facilidad, rápidamente los escondo dentro de mi zapato.
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