Texto Narrativo

AQUELLOS OJOS QUE CAUSARON DOLOR Y FELICIDAD…

Creo que cuando todo ha llegado a su fin, todos los pensamientos se centran en ello. Es como un caleidoscopio de recuerdos que gira y siempre regresa, aunque él no lo hizo. La primera vez que lo vi sabía que esto pasaría, es como si una parte de mi lo supiera y me advirtiera que él era un peligro para mi vida. Y no porque él aparentara ser un chico malo ni porque haya actuado de alguna manera negativa, era la sensación que venía con él al observar su mirada con ojos de perro azul. Sabía que su mundo era totalmente distinto al mío y que si lo dejaba entrar a mi vida ocasionaría un caos en el mío. Pero pensé, ¿cómo puede unos ojos que esconden el mal inspirar tanta ternura e inocencia? Supongo que él también lo sabía cuándo me vio, sabía que mi mundo no encajaba en su mundo. Pienso que lo más triste de toda esta historia no es haberlo perdido a él, sino haberme perdido a mi misma.

Sentada en el borde de la cama lo observaba, él dormido soñaba en medio de su descanso y tranquilidad. Yo recordaba tantas noches que pude pasar sin él, tantos años que fui feliz sin aún haberlo conocido y recordaba también quién era yo antes de conocerlo. Alguien que ahora no existía en lo absoluto en mí ser. Me pregunté ¿cómo podía ser que me encontrara tan dependiente de esa persona, tan de él? Si yo no era feliz a su lado, ¿por qué seguía sintiendo que debía estar a su lado para conseguir esa ‘’felicidad’’ que creía tener?

<< ¿Por qué sigues despierta?>>, - susurró entre dormido, y con una leve caricia quiso dormirme. <<No entiendo, -dije- siento que te necesito como a nadie porque eres mi felicidad, pero estando contigo no soy feliz>>. Con una sonrisa de burla dijo: <<no empieces con tu romanticismo y déjame dormir>>. Así era él, ignoraba todo lo que yo podía sentir era obvio que su amor hacia mi había acabado, entonces le pregunté- << ¿Tu aún me amas?>>. Molesto porque no seguía su orden de dormir gritó fuerte y sacudió mi brazo, <<déjeme en paz, si lo que quieres saber es si la amo, la respuesta es ¡No, ya no la amo¡ contenta?, ahora si duerme>>. Sentí como si me hubieran prendido el corazón en fuego, algo que con palabras no podría definir. Rompí en llanto, algo que a él no le gustó así que me agarró fuerte de mi cabello sacudiéndome y pegándome con su frente hacia mi frente y empujándome hacia la cama dijo: <<espero que con esto entiendas que hacer>>.

Tanto dolor que sentía en mi corazón no me dejaba ni susurrar media palabra, sólo salían lágrimas de mis ojos como si fuera sangre de una herida al corazón. No podía entender que de tantos recuerdos bonitos todo acabara en un episodio tan escalofriante como ese, como del amor y de algo que me hizo feliz en un tiempo sea lo que más daño haya dejado en mi vida. Se dio la vuelta y siguió dormido, allí tranquilo soñando de nuevo quizá con otra vida donde yo no existía. Sé que fueron esos ojos de perro azul los que me hipnotizaron, me envolvieron y me enamoraron de alguien que no existe, de una apariencia de ángel. Él me llevó a lugares donde nunca había estado, pero ahora me encontraba perdida y tirada en el suelo frío de aquella habitación. Quería escapar y salir corriendo de allí pero no tenía fuerzas, me sentía avergonzada humillada y muerta en vida. Ojos de perro azul, ¿Cómo pudieron hipnotizarme y enredarme así? Y aún desde el primer instante en que vi esos ojos, mi mente envió un mensaje de alerta. Siempre supe que él era el miedo más triste que tenía mi corazón, pero a veces el corazón es terco y le gusta el peligro.

Ahora pasado un año exactamente, me encuentro sentada en mi habitación frente al espejo, observo la mujer que soy ahora y traspaso el espejo hacia mi pasado antes de él y mi futuro después

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