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Ética Y Deontología Profesional


Enviado por   •  3 de Abril de 2014  •  1.373 Palabras (6 Páginas)  •  1.128 Visitas

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Ética y Deontología Profesional:

El término deontología profesional hace referencia al conjunto de principios y reglas éticas que regulan y guían una actividad profesional. Estas normas determinan los deberes mínimamente exigibles a los profesionales en el desempeño de su actividad. Por este motivo, suele ser el propio colectivo profesional quién determina dichas normas y, a su vez, se encarga de recogerlas por escrito en los códigos deontológicos. A día de hoy, prácticamente todas las profesiones han desarrollado sus propios códigos y, en este sentido, puede hablarse de una deontología profesional periodística, de una deontología profesional médica, deontología profesional de los abogados, etc.

Es importante no confundir deontología profesional con ética profesional. Cabe distinguir que la ética profesional es la disciplina que estudia los contenidos normativos de un colectivo profesional, es decir, su objeto de estudio es la deontología profesional, mientras que, tal como se apuntaba al comienzo del artículo, la deontología profesional es el conjunto de normas vinculantes para un colectivo profesional.

La Ética Profesional y el Corporativismo:

El corporativismo se encuentra entre los rasgos más destacados de la cultura política. El corporativismo se halla enquistado en nuestras instituciones, en nuestras leyes y en nuestras maneras más espontáneas de entender el mundo social del que somos parte.

El corporativismo consiste en ver a la sociedad como compuesta básicamente de grupos u organizaciones a las que une su oficio o profesión común, la naturaleza de sus destrezas o el origen concreto y material de sus ingresos.

Desde esta perspectiva, la unidad social básica es el gremio, función o colegio y no la persona individual, Para el corporativismo lo que une y define centralmente a las personas es la relación de colegas y no la de conciudadanos. De esta forma, la contraparte moral relevante es la persona que comparte una misma ocupación, más que la comunidad cívica que conforma el cuerpo político.

Desde esta perspectiva, el deber moral fundamental se orienta por el “espíritu de cuerpo”, más que por la ciudadanía. En el “espíritu de cuerpo”, el imperativo ético fundamental estriba en proteger los intereses y los valores específicos del oficio y ser leal con los colegas.

En este sentido, el usuario no es contraparte moral, sino tan solo objeto de la acción del profesional. Esto se expresa en la tendencia de la moral corporativista a definir la responsabilidad como responsabilidad (o imputabilidad) frente a los colegas y no frente al usuario, beneficiario, consumidor o cliente.

De esta forma las profesiones u oficios se cierran éticamente en una comunidad de pares que se protegen frente al “otro” y que establecen una serie de mecanismos complejos para calificarse entre sí y para evitar todo juicio que pueda venir de la comunidad ciudadana de usuarios.

De esta forma, también, la moralidad del oficio, tiende a centrarse en torno a figuras y objetos “esotéricos”, o sea accesibles y asequibles tan solo a los expertos, y en lenguajes que bloquean la posibilidad de que el no iniciado pueda entablar un diálogo honesto y transparente con el experto.

De esta manera, se termina con toda posibilidad de rendir cuentas en pie de igualdad frente a los demás, o sea a los extraños al espíritu de cuerpo.

En definitiva, la ética profesional, termina operando -hacia fuera- como una armadura ideológica que desarma moralmente al lego y lo deja inerme frente a la complicidad fraterna de los practicantes del arte, oficio o experticia del caso.

Sin duda, la ética profesional tiene su lugar en una república democrática, pero el afianzamiento de una moral de la ciudadanía y de la igualdad, en la que todos debe responder antes principios comunes de ética pública, requiere poner en su lugar al corporativismo y reducirlo a los ámbitos circunscritos que le deben ser propios.

El corporativismo, dejado a sus propios arbitrios, termina siendo simplemente la coartada del privilegio y de la exclusión.

Contenidos Básicos de una Ética Profesional:

La ética profesional tiene como objeto crear conciencia de responsabilidad, en todos y cada uno de los que ejercen una profesión u oficio, esta, parte del postulado de que todo valor está íntimamente relacionado con la idea de un bien.

Es el conjunto de creencias y valores, que dictan normas y costumbres que guían el actuar de las personas hacia el bien, ya se trata del conjunto de creencias que permiten distinguir entre el bien y el mal al realizar un determinado acto.

Los contenidos básicos de una ética profesional se apegan a dichas normas o costumbres como lo son las religiones, la política, la familia, escuela, las instituciones sociales o económicas y principalmente el carácter del individuo.

El Profesional: Principio de beneficencia.

El primer principio de toda ética profesional es el de beneficencia. Este principio tiene un doble significado, pues consiste en:

1. Hacer bien una actividad.

2. Hacer el bien a otros mediante esa actividad bien hecha.

Por lo tanto, distinguiremos a un buen profesional cuando ese trabajador no sólo sabe qué hacer y cómo hacer su trabajo, sino que además actúa en beneficio de los destinatarios o clientes de su práctica profesional.

Hacer bien las cosas para hacer el bien a las personas mediante el ejercicio profesional supone cuatro elementos básicos:

- Ser competente

- Ser eficiente

- Ser diligente

- Ser responsable

El Usuario: Principio de autonomía

La autonomía es un concepto moderno, procedente de la filosofía y, más recientemente, de la psicología. En el ámbito filosófico se integra entre las disciplinas que estudian la conducta humana (ética), mientras que en el ámbito de la psicología cobra especial importancia en el estudio de la psicología evolutiva.

Este principio expresa básicamente el respeto hacia toda persona, asegurándole la autonomía para que actúe y tomen decisiones por sí mismos, es decir, que cada persona sea dueño de sus propias decisiones, aun cuando se trataré de personas disminuidas o enfermas.

Actuar con plena autonomía implica ser responsable de sus decisiones y estar consciente que se trata de un derecho irrevocable e inalienable aun estando en la enfermedad.

Ejemplo:

Si nos trasladamos al contexto médico, el consentimiento es la máxima expresión de este principio de autonomía, constituyéndose un derecho para el paciente, ya que se trata de su propia salud y, que el médico está en el deber y en la obligación de respetar, pues son las preferencias y valores del enfermo, lo cual desde el punto de vista ético, le concede carácter primordial, puesto que se trata de la decisión del paciente en cuanto a su salud se refiere.

La Sociedad: Principios de justicia

La justicia social solo puede definirse a partir del hecho concreto de la injusticia social. Algunos estudiosos, sostienen que el concepto justicia social se corresponde con la justicia distributiva de Aristóteles, en tanto que la noción de justicia conmutativa del estagirita, corresponde a la idea clásica de justicia, en las sociedades modernas. Entre los temas que interesan a la justicia social se encuentran la igualdad social, la igualdad de oportunidades, el Estado de bienestar, la cuestión de la pobreza, la distribución de la renta, los derechos laborales y sindicales, etc… Los organismos democráticos deben impulsar que la sociedad sea un sistema equitativo de cooperación social a través del tiempo.

Los principios que enunciaremos brevemente forman parte de un importante desarrollo filosófico de las últimas décadas, realizado por diversos filósofos, a partir de la publicación de la obra de John Rawls “Teoría de la Justicia”, la cual ha sido revisada y enriquecida desde posturas filosóficas muy diversas, logrando un acuerdo general respecto a los principios que deben regir la ética política.

Para que los procesos de desarrollo regional sean justos deben cubrir las exigencias de tres grupos principales de principios de ética política:

A Los principios que rigen la participación

B Los principios que rigen las decisiones.

C. Los principios que rigen las acciones y proyectos a realizar.

La ética de la convicción y la ética de la responsabilidad:

“ética de la convicción” y a la “ética de la responsabilidad”.

La “ética de la convicción” está animada por la obligación moral y el seguimiento absoluto de los principios. En cambio, la “ética de la responsabilidad” valora las consecuencias de los actos y confronta los medios con los fines.

Es decir, nos permite evaluar las consecuencias y las diversas opciones o posibilidades ante una determinada situación. Así podemos valorar los fines, y también los medios –instrumentos, herramientas- que apliquemos o que pensemos aplicar para alcanzarlos.

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