Inv. Educativa

Es importante analizar los objetivos pedagógicos para transformarlos en principios de

procedimiento que rijan los intercambios y las actividades en el aula, puesto que la práctica

didáctica se justifica no en la medida en que se consiguen a corto plazo determinados y homogéneos

resultados, sino en la medida en que facilita y promueve un proceso de trabajo e intercambios en el

aula cuyo centro se realiza en función de valores que se consideran educativos para la comunidad y

para el desarrollo del potencial humano. De nada sirve evaluar la práctica educativa exclusivamente

en lo observable porque cada alumno puede estar significando realidades diferentes al ocultar o

evidenciar los procesos más subterráneos

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. Trabajar en pedagogía sobre principios intrínsecos

supone “formar los modos más permanentes de pensar, sentir y actuar” (Elliot, 1997, p. 17). Supone

generar una sociedad no sólo de derecho sino ética, es decir capaz de hacer viva la ley, capaz de

discernir como pueblo, vehículo de democracia.

Hasta ahorita se ha hablado mucho de ética, de fines y medios, de objetivos intrínsecos y

extrínsecos, de procesos y productos. ¿Qué tienen que ver estos conceptos con la democracia y en

ella con la participación ciudadana y la urgencia tanto de la ética como de las humanidades en el

seno de las escuelas? Mucho. Los actores educativos son los que más han hecho o impedido el

advenimiento de la democracia en nuestra nación (y en general de cualquier pueblo). ¿Por qué?

Porque por democracia se entiende el gobierno del pueblo por el pueblo, un pueblo es democrático

cuando llega a la madurez de sus acciones, es decir, como un adulto, cuando puede responder

libremente de sus actos. En una palabra no hay democracia si no existe libertad. Pero libertad es

algo más que la capacidad de moverme físicamente a dónde se plazca o realizar lo que se venga en

gana, no, libertad supone un ejercicio de elección y elegir exige un proceso de deliberación que

sería un discernimiento sobre las bondades de algo. Para poder elegir, requerimos discernir,

requerimos saber pensar (no sólo sentir), discernir sobre la relación entre fines y medios que supone

la aparición de la ética y la cercanía con los planteamientos de la ciencias humanas. La democracia

exige que los pueblos sepan discernir entre los fines mejores y los medios mejores para

conseguirlos. Un sociedad que se rige por lo observable, que se educa en función de lo extrínseco es

una sociedad esclava, primero de sus pasiones y luego de sus gobernantes. ¿Cómo construir una

participación democrática del pueblo sin una educación que vigile los fines y medios? ¿Cómo

generar una sociedad democrática cuando tenemos en la escuela una comunidad impositiva y cuyo

imperativo no es precisamente el desarrollo de finalidades intrínsecas sino de objetivos extrínsecos,

observables, que olvidan procesos y en ellos también los fines? ¿Cómo construir un pueblo capaz de

gobernarse a sí mismo si no conoce la esencia intrínseca de lo que es el ser humano, aún cuando las

áreas terminales de carreras tecnológica

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