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Resumen lectura 2 organización educativa.

M.atyResumen30 de Abril de 2018

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  1. La acción directiva constituye el elemento más importante en la marcha de la organización educativa.
  1. Las competencias que tiene atribuidas el director de un centro educativo requieren de éste unas características personales y profesionales que hagan posible su trabajo en el complejo marco que suponen los centros escolares.
  1. La Evaluación Institucional y de la Calidad de los Centros se entiende como un proceso instrumental y sistemático de determinar y obtener información que permita enjuiciar el mérito y la valía de todos los aspectos importantes de un centro escolar para tomar decisiones en los diferentes ámbitos.

La aproximación y planteamiento que se formule sobre dirección de centros van directamente ligadas a la idea que, en cada caso, se tenga de la organización de centros escolares; en un sentido más amplio podríamos decir que suele ser coincidente con nuestra idea de educación.

La dirección de centros escolares no debe abordarse como una cuestión más de las que tienen que ver con un centro escolar; se trata, posiblemente, de la primera en el ámbito organizativo y de gestión y una de las primeras en el componente pedagógico-didáctico de los centros, donde el papel primordial corresponde, lógicamente, al profesorado y alumnado.

La actuación de los directivos suele servir como modelo y referente del resto de miembros de la comunidad, su trabajo no es "una actuación más", "tampoco es una opinión más" cuando habla en contextos formales; es la opinión y actuación del máximo órgano del centro.

Cualquier planteamiento racional y lógico de dirección debe partir de esta idea clave de centro: "núcleo de la actividad educativa y sistema complejo y abierto en el que se ponen en contacto todos los elementos y factores del sistema".

En numerosas ocasiones ligamos la función directiva al ejercicio profesional y técnico de una persona. Qué duda cabe que ésta es una dimensión clave, fundamental e ineludible; pero existe, en nuestra actual estructura organizativa de centros, reflejo de los planteamientos del propio sistema, además de esta dimensión individual de órgano unipersonal de gobierno, otra como miembro de un equipo y figura central del modelo participativo y colegiado de organización y gestión de centros.

Es cierto que difícilmente puede funcionar bien un centro si no cuenta con un director cualificado y motivado; pero no es menos cierto que su trabajo se complicará y aumentará hasta límites insuperables si no enfoca su trabajo y sus actuaciones desde la óptica de equipo, más aún, como miembro de un equipo directivo. El equipo directivo, como tal, es una de las grandes aportaciones del actual sistema, que es necesario articular y poner en práctica, no sólo cumpliendo las normas, sino trabajando y planificando conjuntamente, colaborando. El equipo directivo es el órgano ejecutivo más importante, aunque asuma la dirección/coordinación de otras muchas tareas; su carácter eminentemente técnico lo diferencia de cualquier otro. Actúa en la planificación a través de la elaboración de instrumentos, propicia el seguimiento y realización de los planes y procede a su valoración e informe.

La acción directiva planteada desde el estricto cumplimiento de las normas, ejecutora y controladora de lo que la Administración educativa propone para los centros, cubriría sólo una parte, la más elemental, de cuantas afectan la dirección de los centros. La otra dimensión, la más viva, es la relacionada con el trabajo en equipo, la formación de grupos formales e informales en el seno de la organización, las relaciones humanas y comunicación que se establecen en todas las direcciones, la necesidad de debatir y lograr consenso en numerosas actuaciones, y las acciones en el ámbito de la planificación integral del centro.

Si se abordan seriamente estas cuestiones, sin duda se está haciendo desde una concepción nueva de la actividad educativa, en la que se pretende llegar a lograr un clima positivo en la organización, a nivel de trabajo y de relaciones personales: definir una cultura de la organización (Likert, 1969; Smith y Peterson, 1990; Brunet, 1987: Escudero, 1988; Pascual, 1988; San Fabián, 1993, Gairín, 1993 y un largo etcétera de autores que perciben esta dimensión como la clave de la estabilidad y evolución en las organizaciones).

Otra cuestión importante en los planteamientos de dirección y ejercicio de la función directiva es la relacionada con la aparente incompatibilidad entre las dos grandes funciones que tradicionalmente se le asignan; la de animador, coordinador y dinamizador de la organización y comunidad educativa, y la de autoridad y control. Ambas son necesarias, incluso complementarias, y pueden responder al estilo de dirección por el que se opte. Sí es preciso señalar la escasa relación, incluso el peligro, que existe al pretender identificar autoridad con eficacia, dirección autoritaria con dirección eficaz. Debemos hacer valer planteamientos en la línea de la comunicación estable y sincera, necesidad de colaboración, agentes en la construcción de un clima.

Junto a todas estas cuestiones, están otras, menos tangibles pero absolutamente fundamentales, tales como la formación para el ejercicio de las tareas directivas, quizá la profesionalización de la función directiva, el reconocimiento del trabajo realizado, las expectativas que pueden abrirse, el conocimiento de la realidad educativa desde una óptica mucho más abierta y técnica, en lo que se refiere al propio centro y al conjunto del sistema.

Según ha ido pasando el tiempo, han cambiado las necesidades de los centros, aumentando las expectativas sobre la eficacia y eficiencia del sistema, creciendo el nivel de exigencia social sobre el servicio que los establecimientos deben prestar a la comunidad; también ha ido cambiando el papel que se le asignaba al director y los estilos de dirección que se requerían en las actuales circunstancias.

Tradicionalmente, ahora con más asiduidad y fuerza, se vincula la acción directiva con la calidad de la enseñanza/calidad del sistema; este hecho aparentemente irrelevante es quizá el origen de la toma de decisiones reciente sobre la dirección de los centros escolares..

Un aspecto fundamental, ampliamente debatido y sobre el que no es fácil llegar a un consenso entre todos los profesionales y las partes afectadas, es la elección del director.

1.        PAPEL Y PERFIL DEL DIRECTOR

las competencias que tiene atribuidas el director de un centro requieren de éste unas características personales y profesionales que hagan posible su trabajo en el complejo marco que suponen los centros escolares.

Existen unas tareas más ligadas a procedimientos administrativos y burocráticos que, aunque densas y costosas por el tiempo que requieren, son relativamente fáciles de ejecutar.

Otras más complejas en la línea técnico-pedagógica de planificación y organización, cuyo marco de actuación no está tan claro, en las que intervienen otros miembros de la organización y tienen muy diversos destinatarios.

Otro bloque de actuaciones iría en la línea de supervisión y control, donde aparecen las mayores dificultades y en las que se ponen de manifiesto numerosas contradicciones del sistema de elección, funciones, capacidad ejecutiva, etc.

Existen otras funciones como las relaciones personales, representación, motivación, etc., mucho más gratificantes, pero no por ello fáciles.

En todas ellas se pone de manifiesto una cuestión: el director ha de tener capacidad de liderar y asumir el rol que le corresponde como tal para ser eficaz.

San Fabián (1993) sistematiza las principales aportaciones de la investigación sobre las escuelas eficaces en relación con el liderazgo del equipo directivo:

  • Tiene una idea clara e informada de las necesidades del centro, siempre centrada en las necesidades del alumno.

  • Es capaz de transmitir los fines y prioridades educativas a toda la comunidad escolar.
  • Interviene en el ámbito curricular colaborando estrechamente con el profesorado. Apoya al profesorado.
  • Crea la enseñanza de calidad y trabajo activamente con el profesorado para mejorar su capacidad profesional.
  • Supervisa y evalúa el rendimiento del centro.

En cuanto al liderazgo pedagógico señala la necesidad de aplicar diversos tipos de conocimiento: De las personas.

  • Observar en diversas situaciones.
  • Ofrecer oportunidades. [pic 1]
  • Favorecer encuentros y actividades.
  • Contrastar sus ideas

  • De la práctica docente. [pic 2]
  • De las teorías educativas.
  • De los modelos y técnicas de organización.

Deberíamos añadir:[pic 3]

  • Del contexto normativo.

Señalar como características del líder:

  • Capacidad para iniciar, apoyar y recompensar actividades.
  • Conocedor de los procesos técnicos del trabajo que se va a desarrollar.
  • Depositario de la confianza y el apoyo del grupo.

La dirección, en la línea de pensamiento de Cohen, Cambell y Ball, requiere:

[pic 4]

DIRECCIÓN[pic 5][pic 6][pic 7]

Que oriente sus tareas a las metas.

Que asuma responsabilidad en educación.

Que logre consenso, colaboración profesionalidad y

Que tenga altas expectativas sobre las posibilidades de los

[pic 8]

[pic 9]

cree una cultura de la organización[pic 10][pic 11]

miembros de la organización

(alumnos, profesores y padres).

Cuando se comparte la

Cuando se conocen

Cuando hay coordinación

Cuando se difunde y

Cuando se crea y comparte una

realidad de

todos las

reconoce el

cultura.

ese centro.

metas que se

trabajo.

persiguen.

Un ejercicio eficaz de dirección requiere, entre otras cosas (tomando algo de Stephen Ball, La micropolítica de la escuela. Hacia una teoría de la Organización Escolar):

  • Identificar las partes de la organización.
  • Colocar las situaciones en el plano adecuado propicio para poder actuar.
  • Conocer la legislación.
  • Manejar documentación.
  • Garantizar la información (canales).
  • Garantizar las estructuras organizativas formales.
  • Detectar, y en su caso, potenciar los grupos informales.
  • Conocer las posibilidades y preferencias del profesorado/relaciones.
  • Gestionar adecuadamente los recursos económicos/claridad.
  • No "naufragar" en las tareas administrativas.
  • Propiciar la diversidad de metas.
  • Ejercer el control necesario/autoridad.
  • Propiciar la difusión del trabajo realizado.
  • Premiar el trabajo bien hecho.

2.        CALIDAD Y EVALUACIÓN DE CENTROS

Cuando se habla de calidad de los centros, estamos de alguna manera haciendo referencia a la calidad de la educación. No podemos hablar de una educación de calidad sin tratar la multitud de aspectos que tienen que ver con los centros como organizaciones y como espacio físico en el que se realiza un trabajo por parte de un equipo de profesionales, dirigido a unos alumnos y desarrollando todo un proceso de enseñanza y aprendizaje, en unos aspectos medibles y cuantificables y, en otros, sin esa posibilidad de constatación de resultados.

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