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ANÁLISIS DE LA OBRA “LEVIATÁN” DE THOMAS HOBBES


Enviado por   •  11 de Abril de 2018  •  Monografías  •  3.436 Palabras (14 Páginas)  •  590 Visitas

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ANÁLISIS DE LA OBRA “LEVIATÁN” DE THOMAS HOBBES

INTRODUCCIÓN

Leviatán, la obra cumbre de Thomas Hobbes, fue escrita en 1651. Para entenderla tenemos que partir de que Hobbes nació en un clima de luchas fratricidas, especialmente en Gran Bretaña, pues Jacobo I (absolutista) se proclamó rey de este país, y al morir, le sustituyó su hijo, Carlos I, que aunque mantuvo la misma línea de su padre, vivía en un perpetuo disenso que desembocó en una guerra civil, la cual enfrentó a las tropas reales con el ejército parlamentario mandado por Cromwell. La victoria de éste conlleva la ejecución de Carlos I y la instauración de un régimen republicano gobernado por el Parlamento. Sin embargo, en 1653, Cromwell lo disuelve y asume el poder de modo individual. A su muerte, y tras el breve reinado de su hijo, tiene lugar la restauración monárquica en la persona de Carlos II, quien inicialmente convivió en armonía con el Parlamento  y restauró la iglesia anglicana a pesar de que era católico. Por todo ello y más, el siglo XVII fue calificado como el siglo de la violencia.

Ante todo esto, Hobbes declara aterrorizado “el temor y yo somos hermanos gemelos”, pues ya no solo su contexto, sino que su nacimiento está también marcado por el terror, ya que su madre dio a luz prematuramente por el miedo que infundía la Armada Invencible, y su padre tuvo que desaparecer tras una reyerta. Se crió bajo la tutela de su tío. El Leviatán fue escrito durante su exilio voluntario en Francia. Tras ello, regresó a Inglaterra aprovechando la amnistía de Cromwell, y mantuvo relación con Carlos II. No obstante, las posiciones religiosas plasmadas en el Leviatán, le acarrean la enemistad del clero, y en 1666, sus obras son prohibidas por su contenido ateo. (Juan Botella, Carlos Cañeque y Eduardo Gonzalez, 1994)

El libro por tanto, trata esencialmente de la necesidad de entregarle el poder de los ciudadanos, que previamente firman un pacto entre sí, a un soberano absoluto (Leviatán), el cual está excluido del pacto (pues si no, no podría asegurar su cumplimiento obligatorio, ya que uno no se puede obligar a sí mismo), para que garantice la seguridad de las personas.

Hobbes expone la necesidad de un contrato porque defiende que los hombres viven en un estado de naturaleza en el que todos son iguales y en el que comparten una tendencia hacia la violencia y la obtención de beneficios ajenos, por lo que les da igual matarse unos a otros (bellum omnium contra omnes). Del contrato surge un Estado todopoderoso en la tierra que aterroriza a los ciudadanos, pero que obliga a los hombres a cumplir sus derechos, para que mantengan la paz. No obstante, lo que este Leviatán pueda hacer será responsabilidad de las personas humanas por el mero hecho de haberle transferido sus derechos mediante el contrato (si se rebelan contra él, sería como rebelarse hacia uno mismo, por lo que no tendría sentido). Por otro lado, si el Leviatán se debilita hasta el punto de no poder garantizar a los súbditos su protección, éstos quedan liberados de toda obligación, es decir de su contrato, pero esto supone la vuelta al “terrible y anárquico” estado de naturaleza.  

La idea principal de Hobbes  es, por tanto, que el hombre encuentre su felicidad, pero el problema radica en que tiene ciertas pasiones y para conseguirla tiene que competir con los intereses de los demás, por lo que son capaces de asesinarse mutuamente para obtenerla. De esto se encarga el soberano, de evitar que los hombres se destruyan, pues al reunir en su persona todo el poder y todos los derechos de los ciudadanos, es capaz de garantizar la seguridad.

Además para Hobbes, la máxima autoridad del Estado abarca hasta los asuntos de índole religiosa, pues postula que en el estado de naturaleza todo cristiano tenía derecho a interpretar la Biblia según su parecer, lo que llevaba a la confusión. Sin embargo, con el contrato, la interpretación de ésta se transfiere también al soberano, convirtiendo al Estado al mismo tiempo en eclesiástico y civil.  

Además, según Tralau, el hecho de que el libro se titule Leviatán (que alude a que este cocodrilo bíblico gobierna el Estado), podría ser entendido como una crítica hacia el cristianismo, haciendo referencia a que éste es destructivo y hostil para el Estado, por ello el control de la Iglesia, también tenía que pertenecer al soberano.

Aunque si bien hemos visto que a partir de Maquiavelo cambió la concepción de la historia de las ideas políticas, el propio Hobbes se considera realmente el que propició el cambio, pues fue el primer filósofo moderno que articuló una teoría contractualista detallada.

Hobbes supuso un cambio de paradigma frente a Aristóteles al convertir la política en el objeto de un pacto. Aristóteles decía que el hombre era político por naturaleza (οι ανθρωποι ζωον πολιτικον), sin embargo, Hobbes defiende que el hombre por naturaleza se mataría, por lo que no es un animal político, y por ello debe entregarle sus derechos a un Leviatán (ya que es el único ser político en el Estado hobbesiano) para que garantice la paz.

Por otro lado, vemos que Hobbes sirve de inspiración para muchos filósofos posteriores, como Locke, Hume, Spinoza, etc., por ejemplo, Rousseau, en contraposición a Hobbes, defenderá posteriormente la necesidad de otorgarle el poder al pueblo que se había alzado en la Revolución Francesa. Este, unido deberá hacer un  cuerpo político constituido por todos los miembros que firman el contrato, que serán soberanos también. “Para que el pacto social no sea un formulario en vano, implica tácitamente el compromiso, único que puede dar fuerza a los otros, de que el que se niegue a obedecer a la voluntad general será obligado a ello por todo el cuerpo” (Rousseau, Contrato social, Libro I, Capitulo VII)

Por ello no podemos negar la grandeza de la obra de Hobbes, pues supone una ruptura con el pensamiento medieval, fundamentado en el idealismo de Platón y en Aristóteles, y por ende, el inicio de una filosofía política moderna, especialmente en la tendencia contractualista.

CONCEPTOS

Leviatán: criatura bíblica semejante a un cocodrilo gigante, concebida como inhumana y destructora. A él le debemos nuestra paz y nuestra defensa, puesto que en virtud de la autoridad que cada hombre le confiere, posee y utiliza tanto poder y fortaleza, que por el terror que inspira es capaz de conformar las voluntades de todos ellos para la paz.

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