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Asignatura: Evaluación De Programas De Intervención Curso Y Titulación: 2º De Psicopedagogía


Enviado por   •  6 de Mayo de 2013  •  7.241 Palabras (29 Páginas)  •  621 Visitas

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TEMA 2.

PLAN DE EVALUACIÓN

Asignatura: Evaluación de programas de intervención

Curso y Titulación: 2º de Psicopedagogía

Objetivo básico del tema:

Con el desarrollo del presente tema se pretende conseguir que el alumno identifique los hitos fundamentales en el diseño o plan a seguir en la evaluación de diferentes programas de intervención psicopedagógica.

Otros objetivos del tema son:

a) Conozca los elementos esenciales de un diseño para la evaluación de programas

b) Comprenda el significado y la utilidad del diseño en su conjunto y de cada uno de sus elementos.

c) Elaborar un plan o diseño que contenga los elementos fundamentales para llevar a cabo la evaluación de un programa de intervención psicopedagógica.

Contenidos:

1. Principios que regulan la evaluación de programas (pág. 3).

2. Puntos de decisión en el diseño y desarrollo de la evaluación de programas (pág. 9).

3. El contrato de evaluación (pág. 15).

Bibliografía (pág. 18).

Desarrollo del tema:

Se apoya en la explicación de los conceptos ya indicados y en la presentación de un caso práctico que requiera la elaboración de un plan para la evaluación de un programa.

Materiales:

1. Documento de desarrollo de los contenidos del tema.

2. Ejemplos de planes y diseños de evaluación.

3. Programas de intervención psicopedagógica.

Autoevaluación:

Una vez finalizado el tema, se tratará de determinar si el alumno domina el objetivo básico del módulo. Para ello, se utilizará una prueba escrita, con varias preguntas de respuesta breve. Además el alumno completará una práctica sobre la elaboración de un diseño para evaluar un programa de intervención psicopedagógica.

1. PRINCIPIOS QUE REGULAN LA EVALUACIÓN DE PROGRAMAS[ ]

Los evaluadores han de plantearse algunas cuestiones fundamentales. En principio parece que la evaluación requiere una reflexión reposada sobre los criterios en que ha de basarse, de hecho, los diferentes modelos de evaluación se diferencian por estos criterios que le sirven de referencia. Podemos ir más allá diciendo que al evaluar hoy resulta necesario plantear las referencias que determinarán estos criterios, porque cuando hablamos de una evaluación centrada en la audiencia estamos ya planteando una referencia diferente a la evaluación centrada en el programa (documento oficial). Del mismo modo, cuando hablamos de una evaluación centrada en los objetivos del programa, estamos hablando de una evaluación que tiene una referencia diferente a la que se propone "evaluar sin metas".

Cuando evaluamos es necesario, pues, poner de manifiesto por qué evaluamos y a quién ha de servir la evaluación, sólo así sabremos cuál es nuestro papel como evaluadores y cómo hemos de proceder.

Uno de los análisis que en torno a estas cuestiones nos parece más clarificador es el que realiza Kemmis (1989) cuando propone una serie de principios y revisa las alternativas posibles a estos principios.

1.1. EL PRINCIPIO DE RACIONALIDAD COMO RAZONABILIDAD

"Los participantes en el programa actuan razonablemente a la luz de sus circunstancias y oportunidades. Es tarea de una evaluación iluminar el razonamiento que guía el desarrollo y la evolución del programa, identificar los factores históricos y contextuales que influyen en él y que facilitan el examen crítico de estos aspectos y sobre el programa de la comunidad" (p. 119).

Conociendo la naturaleza de un proyecto explícito o no explícito de integración, sería lógico conocer las circunstancias y oportunidades en las que se desarrolla. Es fácil que nos encontremos al investigar sobre integración circunstancias muy diversas en los distintos centros, algunas veces podemos, desde luego, caer en la tentación de "expertos" que juzgan la actuación de los profesores como poco razonable. Esta tentación desaparece en el momento en que los profesores y profesionales empiezan a darnos datos de algunas circunstancias o que podemos observar éstas por nosotros mismos. No es infrecuente, por ejemplo, que determinados niños se integren en un centro y sin embargo no lleguen las dotaciones previstas por la Administración, o que no se reduzca la ratio en la medida en que se señaló en su momento. Circunstancias que inevitable¬mente alteran el plan previsto y el modo en que los profesionales pueden trabajar, además de crear cierto clima de desconfianza sobre el desarrollo del propio proyecto.

La historia de los centros de integración nos resulta también un elemento clave, cómo se plantea el proyecto en sus inicios, si parte del propio centro o de la presión ejercida por la Administración por las necesidades existentes en la zona. Incluso, en los mismos centros podemos encontrar "argumentos" personales muy diferentes que hace que los profesores se declaren a favor o en contra de la integración.

Para Kemmis un reto de la evaluación sería sacar a la luz estos argumentos que guían los comportamientos de los implicados en el programa. Frente a esta posición estaría la planteada por Stake en la que la racionalidad está representada por el seguimiento de unos roles determinados, e incluso la de los criterios planteados por Scriven. Por supuesto se enfrentaría a esta posición la que asume el programa como un "plan racional".

1.2.

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