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CRÍTICA AL “COGITO” CARTESIANO


Enviado por   •  28 de Agosto de 2018  •  Ensayos  •  1.320 Palabras (6 Páginas)  •  207 Visitas

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UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

POSNOVICIADO SALESIANO FELIPE RINALDI

FILOSOFÍA MODERNA

HAROLD CAMILO MARÍN TORRES

28 DE AGOSTO DE 2018

CRÍTICA AL “COGITO” CARTESIANO

Tendré sumo cuidado en no dar crédito a ninguna falsedad,

y dispondré tan bien mi espíritu contra las malas artes

de ese gran engañador (el genio maligno) que, por muy poderoso

y astuto que sea, nunca podrá imponerme nada.[1]

El siguiente texto, tiene como finalidad hacer una reflexión sobre el pensamiento del filósofo francés René Descartes según su obra Meditaciones Metafísicas, mostrando la postura del filósofo frente al camino que él recorre para llegar a superar las dudas escépticas lo cual lo lleva a una verdad indudable, el cogito, proponiendo la siguiente pregunta ¿Puede ser éste el principio fundamentador de todos nuestros conocimientos? Además, se tomará una postura crítica personal frente a su planteamiento preguntando ¿Por qué la propuesta cartesiana sobre el cogito puede presentarse ambigua frente al criticismo propuesto por Inmanuel Kant más adelante?

Para entrar en materia, es menester iniciar a comentar el texto anteriormente nombrado, pero al hablar del pensamiento que aparece en su libro, Meditaciones Metafísicas que es considerado por algunos como su pensamiento central, es necesario (para lograr una buena comprensión), interpretarlo en primera persona del singular, ya que es el propio Descartes quien habla desde la experiencia individual. Así pues, es recomendable para aquel que se atreva a enfrentarse a una lectura del filósofo francés, marcarle que debe comprender su pensamiento desde el yo como individuo que experimenta.

Conjuntamente a nuestra reflexión, podemos añadir que Descartes afirma que él ha aceptado a lo largo de su vida, conocimientos que el tiempo demostró que son falsos y también, ha aceptado como verdadero aquello que acaba siendo falso. Esto deja entrever, que él procura establecer a partir del principio de evidencia cómo se puede hacer para obtener un conocimiento que no sea falso. A raíz de esto, plantea la duda, pero no una duda escéptica como algunos lo podrían interpretar, sino una duda metódica a partir de la cual se dude del conocimiento que no se presente seguro del todo, es decir, que todo conocimiento que tenga la más mínima posibilidad de ser falso se tenga que considerar como falso.

Ahora bien, se debe buscar comprender la aplicabilidad directa de esta duda metódica que plantea el filósofo. De lo primero que se duda, según propone, es de la primera fuente de conocimiento que tenemos, la cual es la sensibilidad, y hay dos criterios que nos llevan a dudar de la validez de ella, estos son: el primero, los sentidos nos han engañado anteriormente,[2] lo que lo lleva a asegurar que no es conveniente confiar en aquello que lo ha engañado antes; y el segundo, es muy difícil separar aquello que sueño de aquello que es vigilia[3], afirmando también que él podría estar en esos momentos soñando y creer que aquello que se experimenta es verdadero, cuando es falso.

Por tanto, es claro que en Descartes se duda de la validez de la sensibilidad, pareciendo así que lo que nos llega por el conocimiento matemático es poco dudable en comparación con la sensibilidad, sin embargo, el letrado francés afirma que podría existir un genio maligno que lo hiciera dudar y lo hiciera creer a él y todos los demás que es cierto algo que en realidad es falso, pero a sido fundamentado vivazmente por medio de la matemática. Aunque él, manifiesta que los modelos matemáticos que funcionan deben ser verdaderos pues si no, habría un enfrentamiento contra la imposibilidad de la ciencia. Con lo anterior, se puede ver cómo el filósofo busca desmentir la imposibilidad de que un modelo matemático funcione y al mismo tiempo sea falso.

Pero, si tal genio maligno existiera y produjera tal duda, llevando a Descartes a la obligación de pensar que se puede llegar a una verdad auténticamente evidente según lo marca en el libro Meditaciones Metafísicas, tal verdad evidente que marca nos remite a la imposibilidad de que alguien piense sin existir. Es en esta realidad cuando se refiere al Cogito ergo sum[4] (Pienso, luego existo). Pero esto no significa que él anuncie que existe por su pensamiento, sino que él es consciente de que existe, gracias a la reflexión que hace desde su pensamiento.

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