Capitulo 19 Pensativa
MamaDanii28 de Abril de 2014
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Capítulo XIX
Al principio no pude entender lo que oía, el mismo padre Ledesma sonrió al ver mi frenesí.
-Sí, un triunfo completo, señor mío, me dijo en la asistencia
-Maltráteme cuanto quiero, pero deme más detalles.
-Si detalles- palmoteó Genoveva.
-Las mujeres tienen increíbles debilidades y Pensativa tiene la de amarlo a usted, lo que hice fue recordarle que el pasado es santo, que todo lo sucedido en la guerra había sido legítima defensa, ahora Pensativa no se siente obligada a expiar lo que no fue un crimen sino gloria.
-No discutiré eso-repuse. Pensativa es la más santa y la más pura de las mujeres- exclame.
El Padre Ledesma hundió en mí su mirada de acero y no supe si en ella había contento o deprecio.
Tuve que dormir en la Rumorosa, en la que mi tía, Jovita y la Chacha, habían enloquecido de alegría.
Al final dela calzada oí un alegre saludo y vi a Basilio firme sobre su caballo.
-Comprendí que usted tomaría muy temprano el camino de plan, mi jefe y me vine a esperarlo.
Le agradecí con un apretón en la Mano y juntos hicimos la ruta. Entre al galope en la casona, abandone mi caballo y volé al corredor donde Pensativa me esperaba conmovida. No pude hablar y bese la mano que me tendía, Pensativa se encamino a su pobre salita. No hablo inmediatamente. Me aproxime a ella, cuando Pensativa volvió sus ojos hacia mí y los vi rebosando de lágrimas...
-Roberto, nunca puse esperar que un momento como este llegara a mí.
-¿Qué felicidad no merece usted?
-Antier, cuando usted se fue, yo creí que se iba para no volver, sufrí de un modo horrible.
-Pensativa, no habrá usted sufrido más que yo.
Una pálida sonrisa le iluminó el semblante.
-Nos casaremos sin tardanza le dije- pensativa.
-¿Tanta prisa? ¿No cree que mejor que sigamos las viejas costumbres que imponen un viejo noviazgo?
-¡un largo noviazgo!
-Siquiera unos meses.
-¡Meses!
-Aquí es el uso.
En aquella discusión la vi más próxima a mi corazón. Recuperó una seriedad que ya había desaparecido de su rostro, al advertirme.
-¿Se opondría usted a que nos casaremos a lo cristero? Quiero casarme como se usaba cuando la persecución, o de madrugada, sin lujo en una casa particular.
-Podemos casarnos en la Rumorosa- exclame entusiasmado.
Ella hizo un gesto de altivez, ella sonrió de nuevo.
-No me casare por lo civil y no habrá quien pueda exigirle al padre Ledesma una formalidad risible.
-
Aceptó mi brazo y vivimos a la casona. Compensar me vi obligado a regresar a la Rumorosa. Basilio me dejo y regresó prestamente a la Rumorosa.
Pensativa descubría su alma como una rosa va desplegándose y yo encontraba en ella un gran encanto.
Yo iba descubriendo su espirito pleno de dulzura, radiante. Pasaba septiembre y el buen tiempos anunciaba. Yo había dejado todos los trámites en manos de Cornelio y del padre Ledesma. El mismo municipio, deseoso de tener paz con gente que como mi primo seguí siendo detener, batió el pueblo buscando al Alacrán.
Una mañana monte a caballo y asiendo acompañado del párroco tomé el camino de la huerta del conde. No volví a adentrarme a la sierra con tristeza., el modio que tenía ya había sido neutralizado por la vigilancia establecida en la Rumorosa.
Me acerque con emoción a las tapias derruidas y oí el murmullo de arboleda, sin detenerme para no dar a los mozos tiempo de reflexionar entre a la huerta.
El párroco rezo un responso y arrojo agua bendita, los peones perforaron las gradas rocosas y metieron dinamita en los agujeros. Sobre el montón de tierra el sacerdote y yo plantamos una cruz. Sentimos que cerrábamos un capitulo espantoso.
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