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CAPITULO 19 “MUTISMO ACINETICO”


Enviado por   •  25 de Julio de 2021  •  Exámen  •  1.655 Palabras (7 Páginas)  •  110 Visitas

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                                                     CAPITULO 19 “MUTISMO ACINETICO”

LENGUAJE MORAL

   La neurociencia        nos dice        que es altamente        improbable que tengamos        alma, pues cuanto pensamos y sentimos no         es ni más ni menos que el        parloteo        electroquímico de nuestras neuronas. Nuestro sentido de la      identidad, nuestros sentimientos y pensamientos, el        amor que

  mostramos a los        demás,        nuestras        esperanzas y ambiciones, nuestros        odios y        temores, todo eso muere        cuando        el cerebro muere. PAG 155

Por lo visto, se comunicaba en código Morse a través de un aparatito que

accionaba ella misma, pues al parecer podía mover un dedo. Una enfermera, sentada a su lado, escuchaba pacientemente los pitidos, muy concentrada y frunciendo un poco el entrecejo. PAG 158

SISTEMA MORAL

        Recuerdo que había tenido la vanidosa impresión de que la visita de        un        jefe de servicio        de Neurocirugía        tendría        su importancia y        despertaría        cierto interés, puesto que        allí no solían llevarse a cabo operaciones        cerebrales, pero,        aparte        de la desesperada familia, nadie en el        hospital        pareció        fijarse mucho en        mi llegada. Pag 155

La llevaban monjas católicas y se consagraba al cuidado de gente con lesiones cerebrales graves. En el interior, todo estaba limpio y ordenado, y el personal era muy cariñoso y amable. El contraste con el hospital donde había llevado a cabo la operación de implantación de la válvula un año antes no podría haber sido mayor. Pag 156

     ACCIONES       CONCRETAS

En los últimos años ha habido varios casos sonados en los tribunales, en los que

se planteaba si debía retirarse o no el tratamiento que mantiene vivas a esas personas

—puesto que no pueden comer ni beber por sí solas—, y si había que dejarlas morir o

no. En algunos, los jueces decidieron que era razonable interrumpirlo y dejar que los

pacientes en estado vegetativo fallecieran. PAG 157

La paciente a la que había acudido a ver yacía muda e inmóvil, con los miembros rígidos y los ojos abiertos en un rostro inexpresivo. Había sido periodista para un diario de la zona, una mujer llena de vitalidad y energía, pero entonces había sufrido

la hemorragia que causó las lesiones que mi operación no pudo remediar. En las paredes de la habitación había fotografías de la mujer feliz y sonriente que había sido

antes de tan terrible suceso. De vez en cuando, emitía unos sonidos que parecían los susurrantes maullidos de un gato. Sólo me llevó unos minutos examinar la válvula:

introduje una aguja en ella a través de la piel del cuero cabelludo y comprobé que funcionaba. No podía hacer nada por ayudarla. PAG 158

                                                     CAPITULO 20 “HIBRIS”

LENGUAJE MORAL

El paciente que iba a operar era un maestro de escuela de cincuenta y tantos, alto y con gafas, que caminaba con bastón y estaba un poco encorvado.

Lo había visitado un neurólogo de su zona, que quiso hacerle una angiografía cerebral, y al ver los resultados lo había enviado a verme. Eran los tiempos del antiguo hospital y lo visité en mi despacho, con su hilera de ventanas que daban a un bosquecillo de abedules.

Había zorros y alguno se quedaba mirándome al pasar, con expresión pensativa.

Hi cementar al paciente en la silla junto a mi escritorio, con su esposa y su hijo al lado, y me llevé las imágenes radiológicas, que él había traído consigo, al negatoscopio que

tenía en la pared. Aún faltaba mucho para la llegada de los ordenadores. PAG 160

SISTEMA MORAL

Una de las dolorosas verdades de la neurocirugía es que uno sólo llega a ser bueno en los casos realmente difíciles gracias a muchísimas horas de práctica, pero eso significa cometer montones de errores al principio y dejar atrás a un buen número de pacientes discapacitados.

Sospecho que hay que ser un poco psicópata para seguir adelante, o por lo menos llevar puesta una buena coraza. Si uno es un médico bonachón, lo más probable es que abandone y deje que la naturaleza siga su curso, y

que se limite a los casos más sencillos. PAG 162

ACCIONES CONCRETAS

Durante las primeras horas, la operación fue de maravilla. Avanzamos poco a poco con la resección del tumor y, a medianoche, tras quince horas de quirófano, nos pareció que habíamos conseguido extirpar la mayor parte sin haber dañado los nervios craneales. Empecé a sentir que engrosaba las filas de los neurocirujanos buenos de verdad. Cada dos horas hacía una pausa y me unía a los enfermeros en la sala de personal para beber algo, picar de la caja que había comprado y fumarme un

pitillo (dejé el tabaco unos años más tarde).162

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