Chile Un Pais

¿Es chile un país sustentable?

La explotación minera en regiones áridas y semiáridas de nuestro país conlleva muchos riesgos ambientales y económicos, especialmente cuando se trata de recursos hídricos, ya que al estar posicionadas en el norte de nuestro país implica que deben adaptarse a las condiciones climáticas de esta zona, donde es común el déficit de lluvias y donde además existe una preocupante baja en los niveles de aguas subterráneas. Además, si bien la mayoría de los ingresos de Chile son debido a la minería, también un alto porcentaje de estos ingresos se producen mediante la agricultura, otra industria que utiliza en gran medida los recursos hídricos de Chile, y cuya exportación de productos alcanzó una utilidad de aproximadamente cuatro mil novecientos millones de dólares el año 2011 [1].

Como ya se ha comentado anteriormente, uno de los mayores problemas que presentan este tipo de industrias en el norte de nuestro país, es que se contraponen sus intereses en relación a la utilización del agua. Esta constante problemática conlleva a que se vea mayormente afectada la subsistencia de la actividad agrícola, que se ve altamente perjudicado por el auge que ha experimentado la minería en estos últimos años, ya que el escaso recurso hídrico se lo llevan las grandes mineras que se encuentran en la primera y segunda región, y que producen ganancias mucho más significativas para el PIB del país. Por ejemplo, sólo en la primera región el agua extraída por las industrias alcanza casi los setecientos mil litros por segundo, incluso llegando a afectar las fuentes de agua potable de las que depende la población de las principales ciudades de la región.

Es debido a la importancia de la minería y a la escasez de agua, que se ha creado un mercado del vital elemento, donde la carestía de éste ha llevado a que se paguen sumas astronómicas por el recurso y ha activado un bullante y controversial mercado de derechos de agua. Así mismo ha ocasionado auténticas batallas judiciales que incluso podrían poner en riesgo el agua potable de Iquique o la falta de suministro para otras regiones. Un claro ejemplo de este burdo mercado es la venta de 550 litros de agua por segundo del río Loa que pretende llevar a cabo la empresa Aguas Antofagasta a la minera Doña Inés de Collahuasi, así como tantos otros casos.

Hasta hace algunos años el litro por segundo se vendía hasta por US$ 60 mil. Con un flujo de 10 litros por segundo se cultiva un campo pequeño; por eso muchos agricultores han optado por dejar de cultivar sus vergeles y vender sus derechos de agua a las mineras. En la actualidad, los precios han subido incluso más, dejando un escenario donde la agricultura se contrae cada vez más, y, por ende, el nivel de desempleo regional se incrementa día a día, además de disminuir el nivel de emprendimiento de los pequeños agricultores regionales, ya que la mano de obra empleada por la minería es infinitamente menor a la que se emplea en la fruticultura.

El problema presentado anteriormente se puede resumir de la siguiente forma: ¿De qué forma pueden conseguirse más recursos hídricos en el norte de Chile, de tal manera que pueda conseguirse un equilibrio entre los intereses de las industrias mineras y agrícolas, además de asegurar un suministro suficiente de agua potable para las ciudades de esta zona? Ante un asunto tan urgente, el presente trabajo plantea una solución,

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