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Chile País De Rincones


Enviado por   •  20 de Abril de 2014  •  1.057 Palabras (5 Páginas)  •  1.476 Visitas

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Chile, país de rincones

Se caracteriza Chile por la diversidad de sus climas y por el enredo tectónico de su geología.

Altas cordilleras que dominan el paisaje y le dan su fisonomía; un alongado valle, verde camarada de las cumbres blancas; un encadenamiento de lomas que mueren en la costa y donde las mareas moldearon, en el transcurso de los siglos, bahías y estuarios; desiertos que se beben los ríos que se precipitan sonoramente a luchar con las olas del Pacifico, erros que al hundirse en el mar se convierten en islas asombrosamente fértiles, pero, ante todo, cordillera, valle y costa, cortados por rincones feraces que bordean el trópico y se acercan, en el sur, a las nieves polares.

Se unen así, a través de una ruta zigzagueante, las llamas del norte con los corderos de Magallanes, los mangos y granadas con las manzanas del sur, las uvas del centro con fresas de las selvas, el salitre y el guano con el carbón de Arauco y los cóndores de los Andes rozan su alas con las de las gaviotas y alcatraces del litoral.

Pluralidad de rincones y pluralidad de almas en cada rincón.

La multiplicidad es el carácter del paisaje chileno. Y múltiple es, también, la sicología de su poblador, pero paisajes y hombres son unos en su pluralidad. Por esto, es difícil, si no imposibles, plasmar un arquetipo de raza, desde el punto de vista artístico.

Se advierten, sin embargo, desde la Colonia en el chileno dos características contrarias, separadas casi siempre en tipos distintos, pero, a veces, coincidiendo en el mismo individuo y que explican las reacciones personales y colectivas del hombre en Chile.

Una está enraizada en la tierra y es conservadora; la otra es indeterminada y casi siempre anárquica. La primera predomina en el huaso; la segunda, en el roto.

Una modalidad posterior, a todas luces falsa, incubada en Santiago, pretende uniformar al chileno, desconociendo sus verdaderos caracteres de raza.

La tesis no es nueva. Lastarria, santiaguino típico, dice, por ejemplo:

“El chileno no ve la naturaleza de que está rodeado, pero participa de su esencia, porque es monótono como ella, perezoso y terco como mediodía, insensible como sus riscos”.

No es monótona la naturaleza de Chile; al contrario, es de una variedad desconcertante. No es perezoso y terco el chileno. Su adaptabilidad al medio en que le ha tocado vivir es milagrosa, pero o se compenetra con él (huaso) o simplemente lo abandona para siempre (roto).

Santiago unificó artificialmente a Chile. Como si el norte, el centro y sur fuesen iguales, trató de nivelarlos por medio de una política uniformadora. Y, en realidad el huaso económico y el roto dilapidador son los personajes centrales del drama social de Chile. Aunque sus descendientes asistan a escuelas y a liceos y lleguen a la universidad o se hayan enriquecido por los “avatares” de la fortuna, siempre aparecen, más o menos disimulados, los rasgos que acabamos de mencionar.

Enemigo de reformas, el huaso; revolucionario, el roto. Obstinado

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