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Como Construir El Futuro


Enviado por   •  19 de Octubre de 2012  •  4.426 Palabras (18 Páginas)  •  559 Visitas

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¿CÓMO CONSTRUIR EL FUTURO? ACERCAMIENTO A LA PROSPECTIVA

Aproximaciones al futuro

El futuro atrae e intriga a todos, se le quiere conocer para poder manipularlo, cambiarlo, razón por la cual han surgido las artes adivinatorias, las premoniciones, las predicciones, las proyecciones y muchas de las creencias en la magia, la brujería y gran número de ritos.

Por ello, el hombre, desde siempre, ha permanecido deseoso de conocer su futuro, como también lo estuvo de conocer su entorno; uno de los elementos clave de la civilización tiene que ver con ese deseo de conocimiento del entorno y del futuro, diferencia fundamental que el hombre tiene sobre cualquier otro ser vivo; el hombre piensa, siente, tiene intencionalidades, inteligencia que le permiten construir el conocimiento y, además, amar la construcción del conocimiento. El hombre no sólo ha intentado vislumbrar su futuro; ha generado también mejores formas de alcanzarlo. Su inquietud sobre el porvenir no ha cambiado mucho a lo largo de la historia; lo que ha variado es la forma de investigarlo: consultando oráculos, proyectando datos, realizando pronósticos, preguntando a expertos, por nombrar algunos.

En la búsqueda de ese descubrimiento aparecen diversos métodos, desde los más primitivos (la mayoría provenientes de la antigüedad y la edad media, muchos de ellos coexistentes aún hoy en día), hasta los relativamente modernos y más sofisticados.

A nadie escapa la trascendencia de las ancestrales profecías, algunas teñidas de misticismo y otras de naturaleza pragmática. Todos, con seguridad, han escuchado o leído acerca de los profetas griegos, egipcios, chinos o mayas; de

Delfos, Nostradamus y de la Biblia; de los lectores del Tarot, del asiento del café, del humo del cigarro, del vaso de agua, de las líneas de la mano y de los huesitos de pollo; etcétera.

A lo largo de la historia han existido iluminados que se atrevieron a plantear profecías, muchas de éstas sobre eventos que habrían de ocurrir de todos modos (enamoramientos, invasiones, guerras, catástrofes naturales, ventas previas de las acciones, entre un sinnúmero). Muchos de los elementos del pasado permitían que se visualizara el futuro, visto como destino, como algo ineludible, como algo que ocurrirá inevitablemente. El hombre estaba sujeto a pensamientos y sentimientos que le generaban esperanzas o temores, algunos más fundados y otros menos fundamentados.

Ciertos autores de ciencia ficción plantearon visualizaciones de futuro, por ejemplo: Julio Verne y Herbert G. Wells, ambos aportaron visiones de futuro que resultaron acertadas. Lo peculiar es que autores como Wells, quien estuvo ligado al mundo de la ciencia, imaginó en sus novelas el avión, los tanques y la bomba atómica, sin embargo, cuando le solicitaron pronósticos “serios”, consideró que la transportación aérea no tenía futuro, que los tanques no serían una invención razonable y que pasarían siglos antes de que las teorías de Einstein pudieran aplicarse para dominar la desintegración energética de la materia. En el caso de

Julio Verne, quien no tuvo contacto estrecho con la ciencia, llama la atención sus fantasías plasmadas en Vuelta al mundo en ochenta días y De la Tierra a la Luna, por la capacidad creativa de acercamiento a un futuro que en efecto sucedió, aunque no en la época predicha. La ciencia de ese entonces obligaba a ser mucho más conservador en la creatividad de lo que la ficción literaria podía permitir.

Si bien, muchos de estos previsionistas no fueron en un principio más que novelistas creativos y visionarios aficionados, en un cierto paralelismo se observa que, de la fantasía se pasa a una exacerbada imposición del método científico, destacando quizá Condorcet como el introductor de este método en el campo de las predicciones de futuro. Lo llamativo aquí, es que se llegó a creer en la ciencia a pie juntillas sin una visión crítica. Se cree (acto de fe, de creencia) en elementos de la ciencia como absolutamente certeros; prácticamente se llegó a endiosar la ciencia. Por ejemplo: se consideró que las matemáticas, la más exacta, pura y libre de las ciencias no podrían equivocarse, que al utilizarlas se tendría seguridad y certeza. Hoy en día, se confirma que el empleo de la ciencia de manera acrítica, pudiera conducir a conclusiones equívocas.

¿Qué es la prospectiva?

El planteamiento de ¿qué es la prospectiva? aproxima a una metodología o estrategia metodológica que permitiría salirse de estos dos extremos comentados

-creencia a pie juntillas en la ciencia y creencia a pie juntillas en elementos místicos-; por ejemplo: la ciencia, en una época determinada, concluyó que el sol giraba alrededor de la tierra, pero con el avance de la ciencia y de la capacidad de observación se llegó a conclusiones totalmente diferentes, es decir, hubo un cambio de concepción sobre un mismo fenómeno, porque éste no ha cambiado: la tierra sigue girando alrededor del sol. Estas visualizaciones del fenómeno a través de la ciencia muestran que ésta ha cambiado, ocasionalmente con graves tropiezos, con graves dificultades, incluso con algunos mártires.

En cambio, con los modelos matemáticos, econométricos, que en la actualidad son sumamente apetecibles, es fácil darse cuenta que en una visión de estudio del futuro, todos estos modelamientos tienen gravísimos errores y que no llevan tampoco a la conclusión absolutista de que algo es exacto. Ante esta situación, emerge primero el campo de los estudios del futuro y dentro de éstos el de la prospectiva. Se advierte entonces que, en las últimas décadas ha surgido en los campos científicos un movimiento de anticipación que puede ser definido como el esfuerzo de hacer probable el futuro más deseable. Esto es la prospectiva: la actitud de la mente hacia la problemática del porvenir, y se la dimensiona como elemento clave de un estilo de planeación más acorde con las circunstancias actuales.

La prospectiva, como opción metodológica, estudia y trabaja sobre el futuro, y se apoya en tres grandes estrategias:

La primera es la visión de largo plazo, dejando fuera los planteamientos de corto plazo (de uno a cinco años) donde las proyecciones (no las prospecciones) han permitido avanzar de manera más o menos acertiva. La visión de largo plazo tiene la extraordinaria ventaja de que prioriza el largo plazo sobre el corto plazo, esto significa que para poder definir una estrategia, es decir, “el mejor camino”, lo más importante es definir para dónde vamos. Para dónde vamos es materia de prospectiva, es el largo plazo, es lo que se quiere alcanzar en el largo plazo, y el mejor camino

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